miércoles, 31 de marzo de 2010

La oración que complace a Dios (David Wilkerson)

¿Qué significa cuando las oraciones no son respondidas? ¿Cuando el dolor permanece y parece que Dios no está haciendo nada en respuesta a nuestra fe? Muy a menudo Dios nos está amando supremamente en ese tiempo más que en cualquier otro.

La Palabra dice, “El Señor al que ama, disciplina.” Una disciplina de amor toma precedente sobre todo acto de fe, sobre cada oración, sobre cada promesa. Lo que yo veo como dolor, podría ser su amor amándome. Podría ser su mano suave dándome unas palmadas por mi terquedad y orgullo.

Tenemos fe en nuestra fe. Colocamos más énfasis en el poder de nuestras oraciones, que en conseguir que su poder esté en nosotros.

Queremos entender a Dios para poder leerlo como un libro. No queremos ser sorprendidos o quedarnos perplejos, y cuando las cosas suceden contrarias al concepto que tenemos de Dios, decimos, “Ese no puede ser Dios; él no trabaja de esa manera.”

Estamos tan ocupados trabajando en Dios, que nos olvidamos de que él está tratando de trabajar en nosotros. De eso se trata esta vida: Dios trabajando en nosotros, tratando de rehacernos en una vasija de gloria.

Estamos tan ocupados orando para cambiar las cosas, que tenemos poco tiempo para permitir que la oración nos cambie.

Dios no ha puesto la oración y la fe en nuestras manos como si fuesen dos herramientas secretas mediante las cuales un grupo selecto de “expertos” aprenden a arrancar algunas cosas de él. Dios ha dicho que él está más dispuesto a dar que recibir. ¿Por qué estamos usando la oración y la fe como “llaves” o herramientas para abrir algo que nunca estuvo cerrado?

La oración no es para beneficio de Dios, sino para el nuestro. La fe no es para beneficio de él sino para el nuestro.

Dios no es un bromista eterno y divino. Él no se ha rodeado de acertijos para que los hombres los descubran, como si estuviera diciendo, “el sabio se lleva el premio.”

Estamos tan confundidos en este asunto de oración y fe; tenemos la audacia de pensar que Dios es nuestro “genio mágico” que cumple cada deseo nuestro. Pensamos que la fe es una manera de acorralar a Dios en sus promesas. Pensamos que Dios está complacido por nuestros esfuerzos de ponerlo en contra de la pared y gritarle, “Señor, tú no puedes fallar en tus promesas. Yo quiero lo que me pertenece. Tú estás atado a tu Palabra. Debes hacerlo o tu Palabra no es verdadera.”

Esta es la razón por la que perdemos el verdadero significado de la oración y de la fe. Vemos a Dios sólo como el dador y nosotros los que recibimos. Pero la oración y la fe son las avenidas por las cuales nos convertimos en dadores a Dios. Deben de ser usadas, no como maneras de conseguir cosas de Dios, sino como maneras de darle a él aquellas cosas con las cuales podemos complacerlo.


¡Dios te bendiga!

lunes, 29 de marzo de 2010

La iglesia de Antioquía: Hechos 13: 1-4

Objetivos generales

• Que el lector vea que cada relato de la Palabra de Dios da testimonio de Jesucristo
• Que el lector llegue a un proceso de fe y acción en cada uno de los relatos presentados
• Que el lector tenga una noción general de la Biblia en un sentido histórico y geográfico que lo posicione para poder interpretarla en el contexto en el que fue escrita para aplicarla en el día de hoy de la mejor manera posible

Versículos centrales

13:2 Ministrando estos al Señor y ayunando, dijo el Espíritu Santo: “Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado".
13:3 Entonces, habiendo ayunado y orado,(1) les impusieron las manos(2) y los despidieron.
13:4 Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia,(3) y de allí navegaron a Chipre.(4)

Enseñanzas centrales

• El Señor se expresa a través de aquellos siervos fieles que ministran y que lo buscan
• Dios habla al cuerpo que es la iglesia, no existe en el Nuevo Testamento la idea de una iglesia pastor céntrica por quién pasen todos los asuntos de la misma
• Dios primero habla antes a los que serán enviados por la iglesia y luego habla a la iglesia que los enviará: Dios es respetuoso ¡Bendito sea!

Objetivos específicos

Dejar como mensaje que:

• Dios habla a los que ministran y lo buscan intensamente
• Cuando el Espíritu Santo quiere enviar a alguien, primero le habla al interesado y luego a la iglesia como cuerpo
• La iglesia tiene que tener una actitud dócil y generosa porque Dios demandará a los mejores preparados para la obra

Texto bíblico

Hechos 13:1 (5) Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía,(6) profetas(7) y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Níger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca,(8) y Saulo.
13:2 Ministrando estos al Señor y ayunando, dijo el Espíritu Santo: “Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado".
13:3 Entonces, habiendo ayunado y orado,(9) les impusieron las manos(10) y los despidieron.
13:4 Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia,(11) y de allí navegaron a Chipre.(12)


Preguntas al texto

Aclaración: En cada pregunta puede haber una opción, muchas opciones, ninguna opción o todas las opciones como correctas.

1- Según el versículo 13: 1 ¿Qué había en la iglesia de Antioquía?

a. Un mandamás
b. Una organización piramidal
c. Una iglesia centrada en un pastor iluminado por el que pasaba toda la verdad y las decisiones
d. Un cuerpo sensible por medio de los fieles siervos de Dios
e. Específicamente profetas y maestros
f. Caos
g. Anarquía
h. Democracia
i. Voluntad de oír la Palabra de Dios por medio de la humildad de Cristo en ellos y la voluntad de hacer aquello que Dios mandaba
j. Otra opción


2- ¿Qué estaban haciendo estos fieles profetas y maestros?

a. Nada
b. Todo
c. Ministrando y ayunando
d. Criticando a los que no hacían nada
e. Lamentándose
f. Llorando
g. Ejerciendo sus dones y talentos
h. Buscando a Dios con todo lo que tenían y podían hacer
i. Otra opción


3- Según su criterio ¿Hay profetas hoy en día en la iglesia?

a. Sí
b. No

4- Si su respuesta es sí, existen hoy en día, ¿Cómo se reconoce a un profeta de Dios según su criterio?

a. Creyéndole todo porque me da miedo que me tire alguna profecía en contra
b. Teniendo temor por si me descubre en algún pecado que cometí
c. Examinándolos de todas las formas posibles
d. Desafiándolos porque Dios también me habla a mí
e. Viendo si aquello que dice se cumple
f. Viendo si aquello que dice edifica al cuerpo
g. Otra opción


5- Si su respuesta fue sí, existen hoy en día profetas en la iglesia, lea el siguiente pasaje bíblico y saque alguna conclusión al respecto. Por favor escriba tres o cuatro reflexiones y compártalas para enriquecer a sus hermanos en su grupo de estudio y a su vez para que sus hermanos lo enriquezcan a usted (Puede ser que una forma de enriquecimiento sea una sana corrección, sepamos aceptarla)

Pasaje bíblico:

El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá.
Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?;
18:22 si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él.
Deuteronomio 18:20 - 22

Reflexiones al respecto:
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6- ¿Quién manda en la iglesia, quién da las órdenes al cuerpo de Cristo?


a. El profeta
b. Sólo el pastor
c. El maestro
d. El Espíritu Santo a través de siervos fieles
e. Un iluminado al que hay que decirle siempre amén, amén
f. Otra opción


7- ¿Hubo algún altercado en la iglesia por lo que Dios dijo como mandamiento acerca de aquello que requería de la iglesia como cuerpo y de Bernabé y Saulo?

a. Sí
b. No
c. Otra opción


8- ¿Eran valiosos Bernabé y Saulo para el servicio en la iglesia local de Antioquía?

a. Sí
b. No
c. No se
d. Otra opción

9- ¿Qué dice el versículo 3 que hicieron luego de recibir la Palabra del Espíritu Santo?


a. Nada
b. Oraron y ayunaron como señal de humildad y búsqueda de Dios y luego les impusieron las manos y los enviaron
c. Se rasgaron las vestiduras porque se les iban dos miembros valiosos
d. Fueron obedientes una vez que corroboraron que era verdaderamente la voluntad de Dios enviarlos
e. Fueron generosos
f. Otra opción



10- Lea las siguientes afirmaciones que hace Watchman Nee en su libro “La iglesia cristiana normal” y escriba una reflexión al respecto.
“La tragedia en la obra cristiana hoy es que muchos obreros sencillamente han ido, no han sido enviados. Es la comisión divina lo que constituye el llamamiento a la obra divina. El deseo personal, las persuasiones amistosas, el consejo de personas mayores que uno, y la urgencia de la oportunidad, todos éstos son factores en el plano natural, y nunca pueden tomar el lugar de un llamamiento espiritual. Eso es algo que debe ser grabado en el espíritu humano por el Espíritu de Dios.”
Reflexión 1: …………………………………………………………………………………………………………………
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“Cuando Bernabé y Saulo fueron apartados para la obra, hubo oración y ayuno e imposición de manos. La oración y el ayuno no se hicieron meramente en vista de la necesidad inmediata de un discernimiento claro en cuanto a la voluntad de Dios, sino también en vista de la necesidad que vendría cuando de hecho los apóstoles se hubieran ido. Y la imposición de manos no fue hecha a modo de ordenación, pues Bernabé y Saulo ya habían sido ordenados por el Espíritu Santo. Aquí, como en el Antiguo Testamento, la imposición de manos era una expresión de la unidad perfecta de las dos partes representadas. Era como si los tres que enviaban a los dos enviados les dijeran: “Cuando vosotros dos, miembros del Cuerpo de Cristo, vayáis, todos los otros miembros van con vosotros. La ida de vosotros es la nuestra y la obra de vosotros es la nuestra”. La imposición de manos era un testimonio de la unidad del Cuerpo de Cristo. Significaba que los que se quedaban eran uno con los que se iban, y que estaban en pleno acuerdo con ellos; y que al irse, los que se quedaban en la base se comprometían a seguirlos continuamente con interés lleno de oración y comprensión llena de amor.”
Reflexión 1:
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11- Analice el versículo 2 y diga si es verdadera o falsa la siguiente afirmación: “Cuando el Espíritu Sant0 llama a hermanos de la iglesia habla a la iglesia a través de sus servidores fieles en armonía y a su vez antes ya habló lo mismo a los que serán enviados”


a. Verdadero
b. Falso


12- En aquella época era imperioso evangelizar y plantar iglesias. Responda si la frase anterior es verdadero o falso.

a. Verdadero
b. Falso


13- ¿Y hoy en día es imperioso evangelizar y plantar iglesias?

a. Sí
b. No

¿Por qué?

14- ¿Su iglesia evangeliza y planta iglesias? ¿Su iglesia por lo menos si no envía miembros sostiene a algún misionero en forma regular?

a. Sí
b. No

15- ¿Hay en su iglesia un plan a corto, medio y largo plazo de evangelización, plantación de iglesias y de discipulado trabajando en conjunto?

a. Sí
b. No


16- ¿Está su iglesia dispuesta a hacerlo?

a. Sí
b. No
c. No sé, no nos animamos


17- ¿Sabe usted que toda iglesia tiene todo lo necesario para crecer de acuerdo a la Voluntad y a la Palabra de Dios?


a. Sí
b. No
c. No sabía
d. Lo se pero tengo poca fe
e. Lo se pero no me animo
f. Lo se pero tengo malas experiencias
g. Otra opción


18- ¿Está su iglesia dispuesta a dar a los Bernabés y Saulos que tiene para la obra a los que Dios los llame?

a. Sí
b. No


19- ¿Le parece buena la idea de empezar asesorándose del tema por medio de la lectura de la Palabra y de estudios que hablen de estas cuestiones tan importantes en la vida de la iglesia?

a. Sí
b. No

Notas al pie:
13.3 Habiendo ayunado y orado: Véase Mt 6.16 n.
13.2-3 Les impusieron las manos: Hch 6.6 n.
13.4 Seleucia: puerto que servía a la ciudad de Antioquía de Siria.
13.4 Chipre: isla del Mediterráneo, patria de Bernabé (Hch 4.36).
De aquí en adelante Pablo (13.9 n.) ocupa el centro de la narración; el primero de sus tres viajes misioneros se relata en Hch 13.1--14.28.
13.1 Antioquía: Véase Hch 11.19 n.
13.1 Profetas: Hch 11.27 n.
13.1 Herodes el tetrarca: Herodes Antipas (Lc 3.1 nota d ).
13.3 Habiendo ayunado y orado: Véase Mt 6.16 n.
13.2-3 Les impusieron las manos: Hch 6.6 n.
13.4 Seleucia: puerto que servía a la ciudad de Antioquía de Siria.
13.4 Chipre: isla del Mediterráneo, patria de Bernabé (Hch 4.36).

lunes, 15 de marzo de 2010

Nuestros Fundamentos: Capítulo 1, "Las iglesias de las casas: Una forma de congregación"

Nuestros Fundamentos


Introducción

Las Iglesias de las casas es un espacio destinado a proclamar el Evangelio de Jesucristo, la Buena Noticia de su perdón y su Amor expresado en la Cruz y en el poder de su Resurrección.
Es una forma de congregación en hogares en los que nos reunimos alrededor de la Palabra de Dios y en el Nombre de Cristo.
Creemos en Él y que está en entre nosotros cuando nos reunimos en su Nombre.
Creemos firmemente que todo lo relativo a su Plan Perfecto está escrito en su Santa Palabra, La Biblia.
En la Biblia se deja ver su Voluntad para los hombres y mujeres de todas las edades y de toda la tierra. Creemos también en la libre interpretación de la Palabra de Dios y, a su vez, creemos que es a la Iglesia toda a quien Dios le da su Palabra para que Cristo, la Cabeza de la Iglesia, imparta vida imprescindible para cada uno de sus miembros.
Consideramos hermano en la fe de Jesucristo a todos, todos, aquellos que creen en su corazón en Jesús como su Salvador y Señor y que lo confiesan con su boca.
Creemos en Dios Trino: Padre, Hijo y Espíritu santo. Siendo Cristo la encarnación Dios mismo. El Señor Jesucristo es Dios con nosotros.
Creemos en el crecimiento espontáneo de la iglesia como cuerpo de Cristo y en las directivas que da la Cabeza (el mismo Señor Jesucristo) a cada uno de los miembros de su cuerpo. Este crecimiento será espontáneo y se regirá por el poder del Espíritu en nosotros para dar testimonio y con el ejercicio de los dones que el mismo Espíritu Santo nos ha dado en su misericordia. Descentralizamos la figura del pastor ya que a nuestro criterio se ha tornado más una figura sacerdotal y directiva, que en muchos, muchísimos casos, ha tomado el lugar, -consciente o no- del mismo Señor Jesús en la iglesia, que es el cuerpo de Cristo, Cabeza del mismo. Creemos en la diversidad de dones y ministerios, así que vemos en la Palabra de Dios los ministerios apostólicos, proféticos, evangelísticos y el ministerio de pastores y maestros; . Estos ministerios tendrán que ser (como todo) fundamentados en la Biblia y definidos mediante los principios que rige la misma, siendo uno de los más importantes, : la mutua colaboración y la sujeción al Espíritu Santo y a su Palabra, ya que el Espíritu Santo jamás irá en contra de lo que la Biblia afirma.
Desechamos los personalismos y la centralidad de persona alguna, aún cuando se trate de una personalidad carismática, ya que esto es una forma de alienación y de ejercer una especie de renuncia a pensar, ver, y creer por los medios que Dios nos ha dado, y por el discernimiento que el Espíritu Santo nos brinda y que Jesús nos prometió.
Además, desechamos los personalismos por considerarlos una exposición del ego de aquellos que quieren centrar nuestra atención en ellos, la que sólo debe ser puesta en el Señor Jesús.
Es necesario que yo mengüe -dijo Juan el bautista- y que Él (Jesús) crezca.
Asimismo, dejamos de lado algunos elementos que se han adherido a la Iglesia como un lastre innecesario y que ha sido una carga pesada para el fluir del Espíritu de Dios, la comunicación y expansión de la Buena Nueva de Salvación para el hombre en Jesús de Nazaret.
Algunos de estops elementos son el templo como centro de las reuniones, el profesionalesmo del pastor, las actividades por grupos de pares.
Los proyectos humanitarios de servicio tales como colegio de una iglesia, hospitales de una iglesia, etc. Ya que la iglesia como cuerpo no tiene fundamento bíblico para esto.
Sí lo puede hacer cada miembro como un proyecto personal al que el resto del cuerpo apoyará. Por ejemplo si un hermano es médico y otro enfermero Dios les muestra crear una sala de primeros auxilios, está muy bien. Pero si la iglesia como cuerpo decide hacerlo no está bien por no tener fundamento en la Palabra de Dios. Ninguna iglesia debería agregar a su andar un lastre que retarde la predicación de la Palabra, la oración y el cuidado de los unos a los otros.
Las actividades de la estructura eclesial tal como se la entiende hoy en día es un peso innecesario que termina agotando a los que lo sostienen y quitando tiempo para ser de testimonio a los inconversos.


Capítulo I

Las iglesias de las casas: Una forma de congregación

Las iglesias de las casas es una forma de congregación en hogares en los que nos reunimos alrededor de la Palabra de Dios y en el Nombre de Cristo.
Reunirse en hogares es sólo un modo de congregarse, es decir que no es LA forma de congregación, ni mucho menos la única, sino simplemente una forma de congregarse en el Nombre de Jesús.
Hacemos énfasis en esto último ya que interpretamos que en la Palabra de Dios es una de las condiciones imprescindibles para que exista iglesia. Es decir: Asamblea o congregación es que haya dos o más personas reunidas, en el Nombre de Jesús para que Él esté en medio de ellas.

Mateo 18:20 Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

Basados en lo anteriormente dicho, y según el versículo que afirma que Dios no habita en edificios levantados por manos de hombres, tomamos como opción abrir nuestras propias casas para consagrarlas como lugar para que la iglesia se congregue.

Hechos 17:24 “El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él es Señor del cielo y de la tierra. No vive en templos construidos por hombres…”

Por esto, decíamos que creemos que una buena forma de reunirse es en nuestras propias casas u hogares. Esto no es nuevo y tiene antecedentes en la Biblia que, como es obvio, no son casuales.

Romanos 16:5 Saludad también a la iglesia de su casa. Saludad a Epeneto, amado mío, que es el primer fruto de Acaya para Cristo.

1Corintios 16:19 "Las iglesias de Asia os saludan. Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saludan mucho en el Señor."

Colosenses 4:15 "Saludad a los hermanos que están en Laodicea, y a Ninfas y a la iglesia que está en su casa."

Filemón 1:1 Pablo, prisionero de Jesucristo, y el hermano Timoteo, al amado Filemón, colaborador nuestro,
1:2 y a la amada hermana Apia, y a Arquipo nuestro compañero de milicia, y a la iglesia que está en tu casa:
1:3 Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Creemos que Él, Jesús, está en nosotros, sus hijos, y que somos de Él.

De estos pasajes podemos concluir que Pablo consideraba iglesia a los que se reunían tanto en la casa de Aquila y Priscila, como los que se reunían en la casa de Ninfas, más allá del lugar de reunión, mientras que no afirma nada de algunos requisitos que hoy se consideran imprescindibles para la existencia de ésta.

Es imprescindible el buen uso de nuestra terminología ya que, en todo caso, un edificio puede ser un templo, pero nunca una iglesia en el sentido bíblico del mismo.

Todo requisito será examinado a la luz de la Palabra y en ella sólo encontramos tres (3) requisitos para que haya iglesia.
Sin Cristo no hay iglesia y es obvio que para que alguien esté en medio, por lo menos hacen falta dos.
Y el tercer requisito es el sentido de mutualidad entre los hermanos de la iglesia. Solamente habrá tres condiciones imprescindibles para que haya iglesia:
La primera es que haya dos personas, por lo menos, que sean creyentes y que tengan como voluntad reunirse en el Nombre de Jesús.
La segunda condición es prometida por Aquel que jamás ha mentido ni mentirá y se cumple inmediatamente cuando la primera se hace realidad: y es Su Presencia Bendita y prometida entre ellos.
Creemos en Él y creemos que está entre nosotros cuando nos reunimos en su Nombre; pues Él mismo lo dice:
La tercera es la relación de mutualidad: es decir, que cada uno aporta su contribución a la reunión y en un accionar de fe para la ayuda y edificación del hermano.

1Corintios 14:26 ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación.”

Mateo 18:20 "Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos."

Es sabido que el Señor Jesucristo manifestó su profundo desacuerdo y su rechazo a la tradición solamente cuando éstas iban en contra de principios bíblicos trascendentales y cuando pretendían erigirse en verdades absolutas que descalificaban cualquier otra forma de pensar y de actuar.
Es también conocido por aquellos que de alguna forma presenciamos y participamos de diferentes congregaciones, que más allá de enunciados tales como “la Palabra de Dios es nuestra única regla de fe y de práctica…”, están de por medio las interpretaciones, y que muchas veces dichas interpretaciones no se someten a lo que la Biblia afirma y sostiene.

Hay un peso enorme en lo que se llaman “denominaciones cristianas” que por otra parte NO son expresión de la Voluntad de Dios en su Palabra.

Si a alguno de nosotros se nos ocurriera pensar que aquellos eran otros tiempos, estaríamos diciendo indirectamente que a Dios se le escaparon detalles o que su palabra adolece de algo porque a Él no se le ocurrió ni lo pudo prever.
Sería este modo de pensar, por lo menos, una insolencia delante del Altísimo:
¡A Dios no se le escapó ningún detalle y en su Palabra Él ha dejado principios para que sean cumplidos en todas las épocas de la historia!

Se han levantado innumerables denominaciones. Quede claro que esta práctica de reunirnos en hogares no es una denominación más ya que nuestra forma de creer es llamar hermano a TODO aquel que cree en Jesucristo en su corazón y que lo confiesa abiertamente con su boca, conforme a lo que dice el siguiente versículo:

Romanos 10:8 Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos:
10:9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
10:10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
10:11 Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.

Todo aquel que lo confiese y crea en su corazón -dice la Palabra- será salvo, y no hay derecho a decir que alguien que hace esto no sea hermano nuestro.

En cuanto a las prácticas eclesiológicas, es decir en cuanto a la forma de congregarnos y de relacionarnos entre creyentes en un lugar y con los no creyentes que nos rodean, es necesario una continua evaluación de nuestros movimientos y prácticas ya que de lo contrario corremos el riesgo de extraviarnos y de comenzar a cumplir con costumbres, ritos y tradiciones que nos alejen gradualmente de la voluntad de Dios como congregación.
Un esquema básico de los movimientos de la iglesia, creemos, debe estar basado en la Gracia de Dios para con cada uno de nosotros. Esta gracia es aceptada por la fe, establecida mediante la fe en acción concreta por los miembros de la iglesia, expresada en una actitud de mutualidad en ella.
Esta gracia en la que estamos como iglesia se manifestará como fruto del Espíritu en una actitud de servicio concreto hacia los no creyentes, especialmente hacia los más débiles. Esto es evangelismo de palabra y de hecho.
Así se formará un círculo virtuoso que se alimentará continuamente por medio de la vida impartida por el Espíritu Santo en cada uno de sus hijos.

Gracia – Fe - Acción concreta dentro de la iglesia - Acción concreta hacia fuera de la iglesia – Gracia – Fe – Acción dentro de la iglesia…y así sucesivamente.

Por gracia
Efesios 2:8 Porque por gracia habéis sido salvados mediante la fe; esto no procede de vosotros, sino que es el regalo de Dios,
2:9 no por obras, para que nadie se jacte.

Por medio de la fe
Romanos 5:1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;
5:2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.

Fe que acciona primero entre los hermanos (mutualidad)
Romanos 12:10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.

Fe que acciona en beneficio de la comunidad
Santiago 2:26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.

Siempre es por gracia; siempre es por fe; siempre la fe produce obras; siempre las obras empezarán hacia los hermanos y hacia los más débiles; siempre las obras serán también para presentar el Evangelio por Palabra y hecho, por gracia por medio de la fe.
En definitiva: La gracia se acepta por fe y produce obra de Dios en nosotros y a través de nosotros.
Dios da Gracia, la que se acepta por Fe y se pone en Acción (mutualidad) y Acción por evangelismo de hecho y Palabra; y esto es por Gracia y así sucesivamente con la dinámica que Dios le marque a cada uno de sus hijos en consenso con los hermanos en amor.
En este consenso habrá de ponerse especialmente énfasis en el testimonio y el peso de la palabra de aquellos que emitan su opinión.
Hay un peso en la Biblia que se manifiesta en las opiniones de los líderes que Dios establece, y éstos la tienen que avalar, a su vez, con los hechos.

Hebreos 13:17 Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.

El autor de la carta a los hebreos nos insta a estar sujetos a nuestros pastores (veremos más adelante con mayor detalle cada uno de los ministerios del cuerpo de Cristo). Baste solamente agregar que la Palabra dice: “…porque ellos velan por vuestras almas…”
Oremos a Dios para que cada uno de los pastores/maestros tenga un corazón verdaderamente interesado en las ovejas que Dios le concede para su cuidado.

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Ser cuestionadores, mas no discutidores

Es necesario también hacer uso de una interpretación desde la duda y el cuestionamiento, ya que es esta una actitud sana que hoy, quizás, se ha perdido o se ha interpretado como una actitud irreverente ante una gran cantidad de “iluminados”, quienes se han erigido con la pretensión de ser considerados incuestionables.

Preferimos el consejo paulino:
“Examinadlo todo, retened lo bueno” 1 Tesalonicenses 5: 21.

Hay en la Biblia el conocido ejemplo de los de Berea:

Hechos 17:10 Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos.
17:11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.
17:12 Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres.

Estos de Berea son un muy buen ejemplo de la postura a adoptar en cuanto a “nuevos” anuncios.
Primero veo si está en la Palabra; leo, analizo, profundizo, escudriño y recién después creo y acepto.
Los de Berea no lo aceptaban porque el que lo decía era un “gran predicador” o un gran “teólogo”.
Solo lo aceptaban porque lo veían en las Escrituras.
¡Y podían hacer esto porque conocían las Escrituras!

Las grandes preguntas a ser contestadas en este tipo de planteos pueden ser las siguientes: ¿En qué parte de la Palabra de Dios se encuentra lo que exponemos o nos exponen? ¿En qué lugar de la Biblia se encuentra aquello que practicamos y que consideramos como sagrado e irrenunciable? ¿En base a qué regla exegética sostenemos aquello que sostenemos?
Volveremos sobre este ejemplo en este mismo capítulo más adelante.
Ahora bien, podemos decir una y mil veces que el Canon bíblico fue cerrado y que quien agregue algo a la Palabra de Dios sea anatema.
Mas a la hora de las definiciones, la tradición tiene un peso que puede hasta generarnos una culpa insostenible, como si estuviéramos violentando reglas sagradas, cuando en realidad, a la luz de la Biblia no es así y en algunos casos indica lo contrario.
Hoy es imprescindible desechar absolutamente todo aquello que no es un claro principio bíblico.
Esto, por ejemplo, se puede apreciar en la relación inmediata que muchos hacen entre la palabra iglesia con el edificio y, en segunda instancia, creer que si no hay templo no hay iglesia. Algo más grave todavía, sería pensar que si una congregación no pertenece a una denominación no es iglesia.
Volvemos y volveremos con esta pregunta: ¿En qué parte de la Palabra de Dios se afirman los que piensan así? ¿En base a qué principio bíblico?
Reiteramos: es imprescindible en este tiempo y siempre que desechemos toda tradición y apliquemos a nuestras vidas aquellos principios que se expresan con toda claridad en la Palabra de Dios.
Muchas veces, muchos de nosotros somos tildados de demasiado exigentes e idealistas en nuestro planteo. Pero cuando vemos que muchas de las cuestiones que nos causan rechazo son las mismas por las que el común de la gente se aleja de la fe y no quiere saber nada con las iglesias, entonces el planteo se hace una cuestión de peso en nuestras vidas y un testimonio a dar, como una forma de expresión de la Voluntad de Dios.
Esta forma, una opción de congregarse por nosotros elegida, intenta ser la manera de relacionarnos con Dios y con nuestro prójimo desde la forma más natural y amigable posible:
-Desde lo cotidiano, desde el compartir una comida como un gesto de camaradería y compañerismo, interesado en el otro en una comunión natural, involucrada y responsable.
-Desde el simple llamado telefónico y del estar compartiendo las circunstancias cotidianas.
-Desde el anonimato de los que coordinan los diferentes hogares para hacer que así el mérito y el reconocimiento sea sólo para el Rey de reyes y Señor de señores.
Una fe cotidiana, sencilla y testimonial, que haga de la ayuda mutua y de la ayuda a los más débiles, una sana costumbre y un hábito irreemplazable.

Mateo 25:35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;
25:36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.
25:37 Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?
25:38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?
25:39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?
25:40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.

Reiteramos: Una fe cotidiana sencilla y testimonial, que haga de la ayuda mutua y de la ayuda a los más débiles, una sana costumbre y una hábito irreemplazable.

Mateo 25: 40 “…en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.”

Si Jesucristo se identificó con los más débiles y pequeños, a Él serviremos sirviendo a aquellos con los que se identificó.

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Posibles críticas

A lo largo de la historia se han visto unas cuantas formas de prácticas, que si bien no van en contra de lo recomendado en la Palabra de Dios, por lo menos no pueden ser tenidas en cuenta como única posibilidad.
Decimos esto ya que en la actualidad si alguien dice iglesia (mal interpretando su significado) nos vendrán a la mente una serie de imágenes que harán una composición mental de nuestro concepto de la misma.

Dichas imágenes pueden ser las siguientes:

a- Un edificio
Con su acceso, su símbolo correspondiente (una cruz o algo alusivo al cristianismo), y su correspondiente mobiliario: bancos dispuestos en una dirección determinada, que tiene como fondo otro símbolo o algún texto que nos remite a la fe.
Un púlpito que, por lo general, es instrumento utilizado por aquellos que están autorizados a expresar ideas que se trasmiten como Palabra de Dios.
Generalmente, estos edificios pertenecen a instituciones que son avaladas por gobiernos de las diferentes naciones y figuran en sus respectivos registros de culto.
Hay una estructura de poder en dicha forma de congregarse, en la que el edificio juega un papel simbólico de importancia. Esto hace que el individuo, de alguna forma, se vea condicionado por un sin número de prejuicios, que tiene que ver con la fuerza institucional y con la fuerza de UNA forma de congregarse.
Esto NO se desprende necesariamente de la Biblia sino de la tradición y limita el derecho de expresión de los miembros que forman parte del cuerpo de Cristo que es la Iglesia.
Sobre el lugar de reunión, podemos decir que el Nuevo Testamento NO habla de templo sino en lo referente al templo judío, ; que no había templos cristianos, y que no es un requisito que la Palabra de Dios ponga para que exista iglesia.

El templo se presta a confundir y a sustituir el “ID” que el Señor Jesucristo nos ordenara por el “Que ellos (los no creyentes) vengan”.

Mateo 28:18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
28:19 Por tanto, ID, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
28:20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

Se puede notar que la inmensa mayoría de las actividades de las congregaciones tienen al templo como centro de ellas, con lo cual el “ID” se hace difícil de apreciar, entender y practicar. Dios no habita en edificios levantados por manos humanas, como vimos anteriormente.
Un edificio (templo) alquilado acarrea una cantidad enorme de dinero; y si no es alquilado, su mantenimiento demanda también una inmensa cantidad de dinero.
Nuestra opción es dedicar este dinero, que no es poco, a la consagración a Dios mediante la ayuda a los más débiles: primeramente a los de la fe y luego hacia la comunidad.
Este tema se desarrollará con mayor extensión en uno de los próximos capítulos.

Queremos adelantar, simplemente, que nuestro servicio será gratuito, es decir, que viviremos de nuestros trabajos y dedicaremos nuestros dones y talentos absolutamente ad honorem a Dios nuestro Padre, a nuestros hermanos de la congregación y a nuestro prójimo, sobre todo a los más débiles.

Nuestra decisión es reunirnos en hogares y esto debe ser entendido de esta forma: es una opción elegida voluntariamente por nosotros, opción que escogemos por ver en ésta grandes ventajas que nos alivianan el camino como creyentes, pues nos desliga de atender estructuras que a nuestro juicio son innecesarias.

b- Un pastor (profesional)
En cuanto al servicio, creemos que en principio debe haber un llamado claro de Dios, que será confirmado por la iglesia a quien hablará Dios en su conjunto.
Si nos guiamos por el llamamiento que el Espíritu Santo hace a Pablo y a Bernabé en la iglesia de Antioquía, podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que Dios primero llama a los directamente implicados en este llamado, en este caso Pablo y Bernabé. Lo mismo hará con nosotros.

Hechos 13:1 Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquia, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo.
13:2 Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.
13:3 Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.

Esto es muy claro, el Espíritu Santo dice: “…para la obra a que los he llamado.”
Dios ya los había llamado a ellos en primer lugar. Pero como esto es corporativo, es decir, la iglesia es un cuerpo, Dios comunica a ésta el llamado que les había hecho a ellos.
Dios confirma el llamado a la iglesia, pero ¿a quiénes? La respuesta también está en el pasaje: A los profetas y maestros que estaban ministrando y que estaban sirviendo al Señor. Además aclara que lo buscaban negando sus propios intereses corporales: lo buscaban con ayuno. Todo el pasaje expresa sentido de cuerpo y a Cristo como la Cabeza de la iglesia comandando.
Esto no quiere decir que la iglesia de Antioquía fuera perfecta, NO. Simplemente quiere resaltar que este pasaje nos fue dado para que entendiéramos la forma en que Dios desea que su iglesia se mueva.

Un apóstol o un profeta o cualquier otro ministerio jamás será producto de una autoproclamación

Volviendo a nuestro tema principal -que es el sentido de cuerpo de Su iglesia y cuáles son las virtudes que debemos ver y buscar, ellas serán las que Dios ve y deja señalar a través de ejemplos en la Biblia.
Ser un profesional de la teología NO es un requisito para ser pastor/maestro o para ser apóstol o profeta.
¿Estamos diciendo con esto que los estudios teológicos no sirven? Nadie entienda esto; estamos diciendo que pueden ser un excelente complemento pero no más que esto.
Pedro el apóstol fue un simple pescador y sin embargo el Señor de Señores le confió a sus propias ovejas.

Juan 21:15 Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos.
21:16 Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas.
21:17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? Y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.

Pedro era un simple pescador pero conocía a Jesús y lo amaba y el mismísimo Cristo lo nombra pastor, y le dice: ¡Pastorea!
¿Y qué le dice, pastorea tus ovejas? NO, le dice: “…pastorea mis ovejas”; le confió sus ovejas a un simple pescador.
Pero este simple pescador era un hombre de Dios, fiel.
Un seminario no otorga un corazón de pastor, porque un corazón de pastor es un regalo de Dios.
Por lo general se pretende que un pastor tenga estudios teológicos cursados en seminarios o institutos que deberán estar reconocidos por las diferentes denominaciones, y si están reconocidos por el Ministerio de Educación de la Nación, tantísimo mejor. ¿En qué parte de la Palabra de Dios se encuentran estos requisitos?
Dicho pastor, como es costumbre, hará uso del púlpito de forma casi exclusiva y hablará desde una posición en que toda la congregación lo observe.

La característica fundamental de la iglesia como cuerpo de Cristo es la relación de cada miembro con la Cabeza, que es el mismo Jesús, y a su vez la relación de mutualidad entre los miembros.

Romanos 12:3 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
12:4 Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función,
12:5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.
12:6 De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe;
12:7 o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza;
12:8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.
12:9 El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno.
12:10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.

En la iglesia debe haber un sentido de mutualidad como conclusión lógica. En un cuerpo, las órdenes las da la cabeza y en la iglesia la cabeza es Cristo. Los demás miembros del cuerpo colaboran los unos con los otros para llevar estas órdenes adelante, cada uno en su lugar y haciendo lo que sabe y puede, de acuerdo con los dones y talentos que Dios ha otorgado; siempre en beneficio y para crecimiento del cuerpo.

Dios guarde que nuestra posición sea interpretada como una crítica destructiva a los que de corazón sincero sirven a Dios.
Sin embargo, también queremos expresar que no vemos en la Palabra de Dios una profesionalización del ministerio pastoral ni de ningún otro.
Lo importante de todo ministerio es el llamado y la forma como se responde al llamado.
Las dos condiciones son importantes, ya que si alguien es llamado por Dios a un ministerio y su respuesta hace que se entienda esto como una posición de dominio sobre la congregación, tal llamado no estará acorde con los designios del Señor.

Pastores y maestros
Ser pastor no es algo diferente de ser maestro, creemos que ambas palabras forman un solo ministerio.

Efesios 4: 11 “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros…”

Notemos que el texto separa en grupos mediante los signos de puntuación a los apóstoles; los profetas; los evangelistas; y une en un solo grupo a pastores y maestros. No se puede ser pastor sin ser maestro y no se puede ser maestro sin ser pastor.
Por más que se niegue, hay un rango clerical en las congregaciones de hoy en día: éste existe aunque no abiertamente.
Aquél que es miembro de una iglesia, sabe tácita e implícitamente que su opinión no vale lo mismo que la de un pastor o la de un “apóstol” por más que el planteo sea bíblico. ¡Esto es lo lamentable!
No hay lugar para este argumento a la luz de la Palabra y no vale el peso de la vida diaria.
De inmediato se le dirá: “¿Y vos quién sos? ¿Cuáles son tus frutos para cuestionar?”
Si algún pastor tiene renombre, afirme lo que afirme, será aceptado como verdad.
La sana práctica de los de Berea ha quedado muy atrás y quien hoy la practique será tildado, cuando menos, de molesto o irreverente, mas el juicio de Dios será otro y este juicio es el que vale.
Volvemos sobre el siguiente pasaje ya visto anteriormente:

Hechos 17:10 Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos.
17:11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.

Así como en la Biblia no está de más ni una jota ni una tilde, tampoco este pasaje.
Los de Berea hicieron un planteo muy sencillo y por sencillo es aún más atractivo y sano y es el siguiente: Si está en la Palabra de Dios, creo y si no está, no creo.
Sencillito, sabio, valiente.

Lo lamentable hoy es que este planteo no se hace y a aquellos que en una sana actitud quieren hacerlo se los censura o se los trata de rebeldes e irreverentes. Así avanzaron falsos profetas que le permiten a Satanás llevar adelante su ataque final, el ataque implosivo, es decir desde adentro.
Cabe aquí aclarar que para saber si un planteo es bíblico o no, es necesario conocer la Biblia e intercambiar opiniones acerca de ella, habiendo antes pedido la iluminación que sólo puede darnos el Espíritu Santo.

Jesús dijo contundentemente que el que quiera conocer conocerá, y esto también es por la fe.

Juan 7: 17
“El que quiera hacer la Voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta”

c- Un público a quien predicarle
El peligro al que nos exponemos en este tipo de relación institución es la pasividad y la sumisión a una forma que, de alguna manera, impide nuestro desarrollo. Ser pastor no es algo diferente de ser maestro y si nos fijamos detenidamente en el pasaje veremos lo siguiente:

Efesios 4:11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,

San Pablo nos expone aquí cuatro ministerios y no cinco; estos son:

Apóstoles
Profetas
Evangelistas
Pastores y maestros

La composición sintáctica del versículo en sus signos de puntuación nos marca la diferenciación que el autor quiere remarcar. La puntuación que tenemos que tener en cuenta es, en este caso, “punto y coma”. Sería así según nuestro criterio:

“…a unos, apóstoles;
“…a otros profetas;
“…a otros evangelistas;
“…a otros pastores y maestros;

Se concluye de esto que no se puede ser pastor sin ser maestro, tanto como no se puede ser maestro sin ser pastor.
Alguien que está llamado a enseñar la Palabra habrá de serlo en el campo “teórico” como en el campo práctico y pastoral, en cuanto al cuidado del creyente se refiere.
Esto sin profundizar en la palabra teórico que describe a uno que “ve” y nadie ve algo que no existe sino algo real. Es decir la enseñanza teórica, abstracta de “palabra” no existe en la Biblia.
Alguien que esté llamado a ser pastor y a cuidar a las ovejas con diligencia también enseñará la Palabra; es decir que ambos términos son complementarios de un solo ministerio.
Nosotros lo llamaremos pastores/maestros.
Desde que la Palabra fuera escrita han pasado casi dos mil años y en una franja muy importante de este tiempo la iglesia no ha nombrado ni ha definido qué es un apóstol y un profeta. Es en estos momentos cuando aparecen repentinamente una cantidad de supuestos “hombres y mujeres de Dios” que se autodenominan apóstoles y profetas.
Desde ya, la Palabra de Dios no autoriza absolutamente a nadie a autodenominarse con ningún título; es el cuerpo de Cristo el que evalúa y son los hombres y mujeres probos, en consenso y por la directiva del Espíritu Santo, quienes los nombran.
Esto cuenta actualmente con el agravante de que los que se autodenominan, lo hacen desde una posición de superioridad y de mando ligado a un poder carnal y no del Espíritu Santo: pesan los factores de poder y de “poder” ejercer dominio sobre los demás.
Tal situación requiere de un público que diga amén, pero muchas veces esos “amén” (así sea) se dicen a afirmaciones que no figuran de modo alguno en la Palabra de Dios, con lo cual quienes afirman están siendo cómplices (a veces sin saberlo o sin quererlo) de los que dicen falsedades desde el frente.

Cada uno de nosotros somos responsables de creer lo que creemos, somos responsables de saber si lo que asentimos es bíblico o no.
¡Y si no lo es, es mejor que no digamos amén ni nada que se le parezca!

Se ha transformado a las iglesias en espectáculos, y es necesario que estemos firmes en cuanto a lo que creemos que es una iglesia, para así actuar en consecuencia, sabiendo que el Dios Altísimo pedirá cuentas a cada uno por esto.
Es imprescindible que seamos claros y radicales al respecto ya que en este asunto nos va algo muy importante para Dios y para nosotros: nuestro testimonio a la comunidad no creyente.
Si los miembros del cuerpo de Cristo actúan pasivamente, estos “iluminados” edificarán sus “ministerios” personalistas. Entonces habremos errado al blanco de un modo categórico y habremos sido cómplices de ellos.
Para este tipo de interpretación, un apóstol sería más que un pastor, y más que un profeta, Y un profeta sería más que un pastor y maestro, y un evangelista sería algo menor que apóstol y que un profeta.
Es decir, se han generado jerarquías que no cuentan con el aval de la Palabra de Dios.
La palabra de Dios no nos habilita a competir entre nosotros sino que nos insta a la ayuda mutua. Y esta ayuda mutua también es para nuestros ministerios, que serán siempre complementarios y jamás pueden ser utilizados para desunión o para competencia.
Llevado al ejemplo de la iglesia como cuerpo, esto es tan ridículo y descabellado como pretender que el brazo izquierdo compita con la pierna derecha, o que los ojos compitieran con el páncreas, … una verdadera incoherencia.
En el cuerpo, cada uno tiene su lugar y por tanto cada uno cumple un rol irremplazable.
Su natural desempeño es ayudar a que el cuerpo esté sano y creciendo, coordinado por la cabeza que, en el caso de la iglesia, es nada más ni nada menos que Jesucristo Hijo de Dios.

Nuestros Fundamentos: Capítulo 2, "Reunidos en Su Nombre"

Capítulo II

Reunidos en su Nombre
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Reunidos en el Nombre que es la Roca de la Salvación
Una de las condiciones indispensables para que haya iglesia local es, sin duda, el nombre que reúne a dicha congregación.
Podemos afirmar que habrá iglesia cuando los hijos de Dios en determinado lugar se reúnan en el nombre de Cristo: Roca y fundamento sobre la que la iglesia fue fundada.

1Corintios 3:11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.

Reunidos en su Nombre implica reunirse bajo su rúbrica y comprometidos con lo que Él es. Implica estar reunidos como embajadores de y accionando en fe de acuerdo con aquello que Él demanda.
En su Nombre implica en la plena seguridad de su Presencia en nosotros, en tanto hijos, y entre nosotros, en tanto iglesia, congregación y comunidad.

2Corintios 5:20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.

Esta rúbrica, firma o sello es la autoridad que Dios ha querido concedernos a sus hijos en confianza.
El mismo Hijo de Dios nos llama a reunirnos en su Nombre y es esta confianza que el depositara en nosotros la que tiene que hacernos reflexionar en cuanto a nuestra forma de desempeñarnos y acerca de nuestro compromiso de vida con quien diera su vida por nosotros.
Reunirse en su Nombre no es una reunión más, ni debiera ser una costumbre, sino que debiera ser un encuentro con Dios mismo, que habita en medio de aquellos por Él redimidos para expresar el amor que Él mismo tuvo hacia nosotros.
En consecuencia, reunirse en su Nombre implica tomar su sello o su firma como un derecho dado por Jesucristo para invocarlo con poder y autoridad que no puede ser resistida por nada ni nadie.
Jesucristo, Dios con nosotros, Verbo divino, Dios hecho Hombre, Fiel y Verdadero prometió estar en medio de dos o tres de sus hijos toda vez que se reunieran en su nombre.

Mateo 18:20 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

Su presencia prometida es autoritativa y es a la iglesia a quien Dios concede este beneficio pocas veces entendido y practicado. Este no es un Nombre más, es Nombre sobre todo nombre que se nombra. Todo está sujeto bajo su mando.

Filipenses 2:9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
2:10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;
2:11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Es necesario comprender lo antes posible que cada vez que nos reunamos en el Nombre de Jesús lo estaremos haciendo bajo la cobertura de su sello y de su rúbrica.
Jesús mismo nos dice: “reúnanse en mi Nombre y yo responderé con mi sello y con mi propia presencia en medio de ustedes”.
Si lo pensamos detenidamente, es algo conmovedor que nos debería llenar de gozo y a su vez de un temor reverente ya que por cada cosa que hagamos será Jesús mismo quien responderá por ellas.

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Reunidos en el Nombre de Aquel que es la Cabeza de la iglesia

Esa autoridad delegada en nosotros, sus hijos, será también la que rija -o mejor dicho- la que debería regir los pasos y las determinaciones de la iglesia que es su cuerpo. Por tanto, podemos llegar a la conclusión de que congregarse es estar como cuerpo en Su presencia para que se manifieste a Su iglesia, que es Su cuerpo transmitiendo vida y coordinando los movimientos del mismo.

Colosenses 1:15 Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.
1:16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
1:17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;
1:18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;”

Este cuerpo, del cual Jesucristo es la cabeza, es “una comunidad encarnada de aquellos que han recibido la Palabra de Dios en Cristo Jesús, y buscan encarnar esa Palabra en sus propias vidas a través del poder del Espíritu Santo”.
Una comunidad de creyentes, es decir de aquellos que han nacido de nuevo, de aquellos que han recibido a Cristo y saben que son hijos de Dios y que tienen derecho y potestad de Dios para llamarse de ese modo.

Juan 1:12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
1:13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

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Reunidos en el Nombre que da vida
Una comunidad relacionada con la vida que imparte Dios a aquellos que creen en Jesucristo y lo siguen.

Juan 10:27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,
10:28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.

Juan 6:35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

Juan 11:25 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.

Juan 17:3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

Si Cristo es la cabeza de la iglesia y la iglesia es Su cuerpo tendrá que tener como características la impartición de vida y no tendrá que haber prevalencia de la muerte en ninguna de sus formas en ella.
Será una comunidad relacionada con la vida de Cristo quien le da vida a su cuerpo por medio del obrar del Espíritu Santo .
Una comunidad de fe que se congrega no para compartir al modo de un club social, sino en un compromiso encarnado con la vida del otro. En sus alegrías y tristezas, en sus dudas, en sus incertidumbres, en la ayuda mutua, en el soportarse los unos a los otros, en el cumplimiento por medio de la fuerza que da el Espíritu Santo de tener y ejercer el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús.

Filipenses 2:3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;
2:4 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.
2:5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,
2:6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
2:7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
2:8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

Si no fuese posible tener el mismo sentir que Jesucristo, Dios no lo demandaría en su Palabra. Ahora bien, este sentir es solamente posible por el accionar pleno del Espíritu Santo en nosotros.
Una iglesia reunida en su nombre es una comunidad de fe que cree en Jesucristo y que Él está en ellos y en medio de ellos dando vida.

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Reunidos en el Nombre que es la Palabra encarnada

Jesús es la Palabra encarnada, el verbo encarnado como determinante de acción y parte imprescindible para que una oración haga/ tenga sentido.
Identificarnos e invocar a Jesucristo como cuerpo hace de la iglesia una comunidad de fe encarnada en cada una de las vidas que la componen, las que se relacionan mutuamente y buscan el beneficio del otro.

Dios habla hoy:
Juan 1:1 En el principio ya existía la Palabra; y aquél que es la Palabra estaba con Dios y era Dios.

Reina Valera 1960
Juan 1:1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

La iglesia es una comunidad encarnada que no mira por lo suyo propio sino por lo de los otros. Esto no significa un desinterés por la vida propia ya que no es lo que dice el pasaje de la Carta a los Filipenses anteriormente citado. Si miramos bien dice “…también por lo de los otros…” con lo que nos está indicando que tampoco tendremos que descuidar nuestra vida.
Jesucristo nos llamó a amarnos como Él nos amó y esto si no fuera posible no habría sido pedido por Él.
Quizás alguien pueda considerar que esto es idealista y coincidiremos con dicha apreciación ya que el mismo Señor nos llama a ser perfectos, ni más ni menos:

Mateo 5:48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

Hay poder en Dios y es esperable por medio del Espíritu Santo que todo creyente crezca cada día en la gracia y en el conocimiento de Dios y en amor mutuo. Esto lo conocía bien el apóstol Pablo y es por eso, justamente, que aconseja a los tesalonicenses en este sentido.
¿Por qué nos llama a tener el mismo sentir que Jesucristo?... ¿Porque pensaba que no era posible?...¡ Todo lo contrario!: Porque pensaba que era posible y que era de Dios el procurar vivir de este modo.

1 Tesalonicenses 3:12 Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros,
3:13 para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.

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Reunidos en su Nombre: Desechando personalismos

Jesús es la Palabra encarnada en la iglesia, en cada uno de sus miembros, en relación vertical con Dios y en relación horizontal con los hermanos. Relación horizontal que se expresará también, por la sujeción a Dios y en aprendizaje de aquellos que, en humildad pero con autoridad, ejercerán sus ministerios como parte del cuerpo. Jesucristo es presentado por San Pablo como la cabeza del cuerpo que es la iglesia.
Como congregación local esta iglesia estará guiada por el Espíritu Santo, mas esta guía será a través de sus siervos fieles, estando cada uno de éstos en las diferentes partes del cuerpo, conforme sea la voluntad de Dios.
Para ello es necesario que se reconozca en el cuerpo la autoridad espiritual dada por Dios a sus hijos. Por esta razón es imprescindible que se determine bien claramente qué declara la Palabra de Dios acerca de cada ministerio por ella descripta.
Por el momento diremos que hay un notable y claro rechazo en la Palabra de Dios a toda forma de personalismo, a todo aquello que pretenda tomar el espacio que sólo puede ejercer Jesucristo.

1Corintios 1:12 Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo.
1:13 ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?
1:14 Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo,
1:15 para que ninguno diga que fuisteis bautizados en mi nombre.

Lamentamos mucho que hoy se escuche a algunos, que pretenden ser llamados apóstoles de Cristo, haciendo críticas a quienes consideran sus competidores cuando se supone que son hermanos en la fe.
Cuánta falta hace hoy en día la humildad de un verdadero apóstol como San Pablo cuando expresaba: “…para que ninguno diga que fuisteis bautizados en mi nombre”.
No pretendía que su nombre figurara. Cuánta falta hace la humildad y la decisión de un verdadero profeta, como Juan el Bautista, cuando decía que era necesario que su ego disminuyera para que creciera Jesús.

Juan 3:28 Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él.
3:29 El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido.
3:30 Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.

La palabra de Dios nos hace referencia a cuatro ministerios, a saber: Apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros.
Si alguien quiere decir que no es sólo esto lo que compone la iglesia diremos que es cierto, pero nuestro cuestionamiento radical es que no hay en la Biblia autorización para decir que es uno sólo el ministerio (el pastoral, o el que fuera) en el que la iglesia se deba recostar y desarrollarse.
Uno de los peligros más grandes que existen en la iglesia es también el mismo peligro que existe fuera de ella. Creemos que es la exaltación del ego, que se ve claramente en la voluntad de dominio hacia el otro.
Lo que afuera se llama sometimiento del hombre por el hombre a gran escala, también es un enemigo dentro de las congregaciones, en menor escala cuantitativa. Podemos afirmar que es devastadora la consecuencia que ejerce en las congregaciones el hecho de querer prevalecer por medio de algún rango jerárquico.
Dios, en su infinita sabiduría nos ha constituido en un Cuerpo del cual Jesucristo es la Cabeza. Es Él quien en su Sabiduría tendrá que coordinar los movimientos de dicho cuerpo.
Ahora bien, es imprescindible que abramos nuestros ojos y veamos la calidad de creyente que puede ejercer un liderazgo en una congregación.¿No habría, en ese caso, expresado Dios en su Palabra que Él quería que haya un iluminado en su iglesia que explicara su Palabra, a quien le iba a decir adonde conducirnos como cuerpo de Cristo? ¿No es este el caso que, en un extremo, expresa el asfixiante romanismo?
Este es la máxima expresión de alguien que se cree único intérprete y representante de Dios en la tierra y que concentra en su poder institucional el destino de la vida de fe de aquellos que se alienan y dejan que otro interprete y decida su vida de fe.
Al decir de la Palabra de Dios, el que tenía Salmo compartía Salmo.

1Corintios 14:26 ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación.

En el hecho de querer constituir un líder que nos explique todo, en muchos casos hasta nuestra vida misma, hay una doble responsabilidad.
En primer lugar, en que dicho supuesto iluminado accede a algo que no está en la Palabra de Dios. Y en segundo lugar, en que él tiene algo que los demás no tenemos: un poder o un don especial desde los cielos dado.

Si Dios en su Palabra compara a la iglesia con un cuerpo, quiere decir que la iglesia también, en un sano funcionamiento, elaborará los anticuerpos necesarios para que cualquier enfermedad que quiera entrar en ella por medio de un cuerpo extraño sea combatida. La única forma de generar estos anticuerpos es por medio del funcionamiento corporal y de recibir órdenes de la cabeza, en un contexto bíblico.
Obviamente, debe haber autoridad en la iglesia en algunos hombres y mujeres, éstos serán los que solventarán su palabra de fe con hechos de fe concretos y no fingidos. Llamaremos a esto autoridad espiritual.
El basar toda una congregación en manos de un solo hombre, que supuestamente depende de Dios, impide el desarrollo de los dones del resto del cuerpo.
La forma de colaboración que se ve en Timoteo hacia Pablo no es por miedo a la persona de Pablo sino por un amor de hermano, que se percibe aún desde la misma letra de la Biblia cuando Pablo se refiere a su ayudante. El vínculo perfecto, y al que Dios aspira, es el amor y no se conformará con menos que esto.

1Pedro 5:5 Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes.

Sujetos a los ancianos; y todos sumisos unos a otros; mutua colaboración y un respeto por la vivencia del otro que nos preceden en la fe y nos enseñan con su ejemplo.
La fe es un Camino a realizar, y es en la mutua colaboración de los diferentes dones y en su ejercicio, donde se ve y se hace práctico dicho amor.
Obviamente que habrá un guía, sí. Lo afirmamos y lo reafirmamos y lo reafirmaremos las veces que sea necesario: este guía será Jesucristo.
Ahora bien, ¿cómo lo hará? …Respuesta: por medio de su Palabra, la que es “viva y eficaz….”

2Pedro 1:20 entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,
1:21 porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

Todos nosotros, los creyentes, tendremos que dar de una vez un paso al costado para que la Biblia nos hable en cada reunión, y que el Espíritu Santo nos hable a cada uno de nosotros como cuerpo de Cristo, para darle cause a su perfecta Voluntad.
Este será un ejercicio continuo en cada reunión y tendremos que aspirar a que sea vivido como un presente continuo en nuestras vidas.
Su Voluntad nunca estará en contra de Su palabra ya que el Espíritu Santo no se contradice y Él nos quiere guiar a la plena vivencia del Cristo en nuestras vidas.
La aceptación de un líder carismático ha generado un grado superlativo de toxicidad en la iglesia y esto termina alejando a los no creyentes y a muchos creyentes de las mismas.
No sólo esto es un error cuantitativo y muchos no son alcanzados por el Evangelio, sino que el error es cualitativo.
Es un error cualitativo en que Dios no quiere que las iglesias se edifiquen en derredor de ningún pecador sino de su Hijo Jesucrito; y es un error cuantitativo en que si se hiciera un trabajo apostólico dejando encargados de cada obra en los lugares en donde se predica el Evangelio, el crecimiento cuantitativo sería muchísimo mayor que a través de estas denominadas “mega-iglesias”.
En otro capítulo, más adelante, trataremos de exponer según nuestra interpretación qué quiere decir cada ministerio.

2Corintios 11:13 Éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo
11:14 Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.
11:15 Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.

¿Es que Dios no anhela que haya hijos suyos que se dediquen a conducir a su iglesia? La respuesta es Sí. Mas Dios dio dones y en una sana relación, el pastor- maestro respetará al apóstol, el apóstol al evangelista y al profeta.
Cada uno respetará y amará al otro, ya que el amor es el único vínculo que Dios admite.
Lo importante es saber que cada ministerio es de un solo cuerpo y que Jesucristo como Cabeza del mismo hablará para que el crecimiento sea bien armónico.
Esto es para resaltar que nos demos cuenta de que el ministerio del otro es importante y para que no se establezcan competencias entre los mismos.
Un ejemplo bien claro es el respeto que San Pablo demostró en su relación con las mismas iglesias que él había levantado.
Una vez establecidas y habiéndose constituido en iglesias, San Pablo respetaba cada una de sus decisiones como iglesias locales, no interviniendo en nada en las determinaciones de las mismas a no ser por un expreso pedido de éstas.
Un apóstol puede ser pastor y maestro pero si ha sido enviado a fundar iglesias en el Nombre de Cristo una vez cumplido este objetivo tendrá que establecer a aquellos ancianos que queden a cargo de la misma y partir a otro lugar como respuesta al llamado del Señor.
El otro aspecto al que tenemos que prestar nuestra atención es a la profesionalización del “llamado” como una suerte de intelectualización del servicio a Dios.
Nadie entienda mal, Pablo era un erudito en teología como pocos en la historia, pero no fue esto lo que lo llevó a ser quien fue, sino su total entrega a la voluntad de Dios.
Reunirse en Su Nombre es algo sagrado en el sentido más amplio y profundo que pueda tener la palabra.
No es cuestión de lugares, ni de vestimentas ni de ritos: es respuesta de los hijos fieles a Dios que quieren hacer su voluntad como cuerpo, conforme a lo que se desprende del testimonio de Jesucristo, al cual nos guía el Espíritu de Dios por medio de su Palabra.
La iglesia se reúne en su Nombre, y el Nombre de Jesucristo es el sello de la autoridad universal que Dios Padre le ha dado a Su Hijo, ante quien se somete todo lo que existe en los cielos, en la tierra y debajo de la ella.

Filipensaes 2:9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
2:10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;
2:11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Nuestros Fundamentos: Capítulo 3, "La unidad de la iglesia"

Capítulo III
La unidad de la iglesia


Juan 17:20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,
17:21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
17:22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
17:23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.

El pasaje precedente es parte de una de las oraciones más conmovedoras de Cristo.
Es el pedido a Dios Padre para el cumplimiento de una de las cuestiones más vitales y básicas: La unidad de la iglesia.
Cuando nos confrontamos a las palabras finales de Cristo en Su Cruz y lo vemos exclamando, “…consumado es…”, no podemos más que agradecer y bendecir Su Nombre ya que más no pudo dar, más no pudo hacer; dio todo, dio Su Vida.
Este “consumado es” implica que todo fue hecho por y en Cristo, y que aquella oración por la unidad de la iglesia ya no dependía de Él. Así como ninguna cosa de nosotros los hombres depende de Él, sino de la decisión que nosotros tomemos acerca de lo que Él ya hizo.
Esta, la unidad, es por gracia por medio de la fe y está en nosotros guardarla por todos los medios posibles.
Con esto queremos dejar bien establecido que la idea inicial de Dios y Su Voluntad era la Unidad de la iglesia toda y que es lo que Él busca también hoy.
Él hizo todo y espera que nuestra voluntad también se una a la suya dejando de lado todo aquello que procure la desunión de su pueblo.
El Espíritu Santo trabaja ahora para que esa unidad sea guardada por sus hijos, que componen su iglesia.

Luego de la muerte y resurrección de Jesucristo, Dios envió a Su Espíritu Santo a la iglesia, a cada uno de los que la componen, para que los deseos del Hijo de Dios se hicieran realidad en sus hijos, en Su iglesia.
Es por este motivo que la única base de división establecida en la Biblia para las iglesias es la localidad, mientras que toda otra forma de identificación es absolutamente anti-bíblica y toda división transgrede la voluntad de Dios.
No hay autorización en la Palabra de Dios para identificarnos con una iglesia que no sea la localidad o la casa de quien abre sus puertas para la congregación en una localidad.

Romanos 10:8 Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos:
10:9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
10:10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.

El ruego de Cristo es la Voluntad del Espíritu así que en esto no es necesaria ya revelación alguna:
Todo aquel que se niegue a sí mismo y busque la unidad de la iglesia estará haciendo la Voluntad de Dios y todo aquel que provoque divisiones o proceda a cometer algún hecho que tienda a la división, como enojo, chisme, rencilla o cosas parecidas, estará en contra del Espíritu Santo.
¡Aquí como en tantas otras cuestiones, no hay vueltas!

En estos tiempos se hace imprescindible tener fuertes fundamentos bíblicos sobre los que afirmarnos.
La palabra de Dios debe estar arraigada en nuestros corazones sabiendo que lo que hacemos está en Su Palabra y que en Ella nos afirmamos.
También diremos que es aún más necesario que en otros tiempos simplificar y esto lo vemos en la vida de Cristo.

Mateo 9:5 Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?

Mateo 11:30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

La pregunta de Cristo es: “¿Qué es más fácil…?”, mas nosotros preguntamos: ¿Qué es más difícil…?

Creemos que éstos son tiempos para volver a la Palabra de Dios y para desechar de plano aquello que no veamos en ella, tenga los años de práctica que tenga y lo avale la tradición que sea.

La iglesia puede definirse, quizás, como hombres y mujeres que habiendo sido salvados por Jesucristo –a quien confiesan como Salvador- se congregan fundamentados en Su Palabra y en su Presencia, para guardar la unidad de la misma y ayudarse mutuamente en todo, predicando de palabra y con obras a Su Salvador.

Es realmente muy notable que Jesús relacione la unidad de la iglesia con fines que podríamos llamar evangelísticos, es decir, el mundo creerá más fácilmente si ven amor y unidad en la iglesia. Esto parece “respirarse” en el pasaje citado al principio de este capítulo.

Provocar una división en una iglesia es violentar la oración de Cristo, nada hay que justifique semejante acto.

Jesucristo suplicaba al Padre por la unidad inspirado por el Espíritu Santo y San Pablo decía que la iglesia es un cuerpo, uno y sólo uno.
El peligro para la iglesia no es Satanás solamente, el peligro para la iglesia es nuestro propio ego que toma el lugar de Dios y se manifiesta con obras de la carne que terminan dividiendo al cuerpo o por lo menos intentándolo. Es nuestro ego el que le da lugar al diablo.

1Corintios 1:11 Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas.
1Co 1:12 Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo.
1:13 ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?
1:14 Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo,
1:15 para que ninguno diga que fuisteis bautizados en mi nombre.

El problema de los corintios no era el nombre de Apolo, de Cefas o de Pablo; el problema de los corintios era su espíritu contencioso. La contienda es un síntoma de inmadurez espiritual y esta inmadurez iba a surgir en otros temas si no era por el presentado en el anterior pasaje. Iban a contender de todas formas porque tenían espíritu contencioso.

1Corintios 3:1 De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.
3:2 Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía,
3:3 porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?

El Señor Jesús conoce el corazón de los hombres y sabe aquello que tenemos en nuestro corazón. Él está deseoso de bendecir a su iglesia, pero es necesario decir también que las leyes que estableció para el trato entre hermanos en la iglesia son mucho más exigente que la ley de Moisés.
A veces hacemos de la Palabra de Dios una lectura selectiva y esquivamos versículos que creemos demasiado duros o que no son para nosotros, sin embargo estos versículos están para nuestro bien.

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La ofensa como factor de división, el sentirse ofendido como factor de división

Mateo 5:20 Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
5:21 Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio.
5:22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.

Anhelamos que los párrafos que hablan de algunas cuestiones que pueden ser consideradas como negativas sean entendidos como una forma de prevención hacia la realización de una visión optimista y de crecimiento para los lectores. Tomamos estos pasajes que tienen apariencia de ser negativos por el sólo y suficiente hecho de que están en la Palabra de Dios.

Nuestro sentido habitual de justicia es una enorme barrera para el obrar de Dios. Los fariseos y los escribas se regían por la justicia que creían cumplir, pero en realidad su cumplimiento era sólo una visión de ellos mismos. ¡Dios demanda más que esto!
¿Quiénes de nosotros cumplimos con este requisito? Quizás la respuesta sea nadie.
¿Quiénes de nosotros tendría que buscar esto? La respuesta es todos.
¿Cómo se puede lograr esto? Solamente consagrándonos a Dios en oración y buscando su rostro y su Voluntad diariamente.
¿Es posible?
Respuesta: Si Jesús lo requiere es porque es posible.

“Nuestro sentido de justicia y de verdad” no alcanzan, eso ya lo teníamos antes de ser creyentes. Esto también lo practicaban los escribas y los fariseos.

¿Es esto muy exigente? Sí, claro.
¿Está esto en Palabras dichas por Jesucristo? Sí, claro.
La respuesta será de cada uno de nosotros, la fuerza para lograr esto vendrá de Dios. Y la forma de llegar a vivirlo es creyendo en el poder de Dios en nosotros y obedeciendo a Su Palabra.

Dios ama a nuestro hermano con esos mismos defectos que a nosotros tanto nos molestan, y Dios nos ama a nosotros con los mismos defectos que tanto les molestan a nuestros hermanos.

La iglesia es una comunidad de imperfectos a los que Dios ama, que los está perfeccionando, y que se reúnen en el Nombre del Señor.
Si no entendemos esto tendremos problemas para desempeñarnos en la misma.

Reina Valera 1960
Proverbios 19:11 La cordura del hombre detiene su furor,
Y su honra es pasar por alto la ofensa.

Dios habla hoy
Proverbios 19:11 La prudencia consiste en refrenar el enojo, y la honra, en pasar por alto la ofensa.

Biblia de las Américas
Proverbios 19:11 La discreción del hombre le hace lento para la ira, y su gloria es pasar por alto una ofensa.

La unidad de la iglesia debe ser mantenida a toda costa y esto se hará por amor a Cristo.
Esto es negarse a uno mismo y exponerse en sacrificio vivo.
¡Dios honrará a quienes queramos hacer su Voluntad y, especialmente, al ser artífices e instrumentos de la respuesta de la oración de su Hijo Cristo, la oración que clama por la unidad!

Romanos 12:1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.

Presentéis vuestros cuerpos puede traducirse como “os presenteis…”, que nos presentemos en un todo como sacrificio, y muchas veces este sacrificio será soportar al hermano como veremos más adelante.

Mateo 16:24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.
16:25 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.

Quizás una buena oración podría ser: “Padre, no me cae bien la actitud de mi hermana Fulana o de mi hermano Fulano, pero yo te ofrezco mi vida en sacrificio para que tu Espíritu Santo me de las fuerzas suficientes y el amor para soportarla/o en amor. Es más importante la vida del cuerpo de Cristo que mi opinión y que mi ego, ¡Haz lo que tengas que hacer!”

Si no oramos de esta forma, una situación como esta derivará en que le habremos cedido lugar al diablo, quien hará pie en nuestra mente llenándonos de pensamientos contra tal hermano/a y lo más probable es que esto derive en una contienda o en una pelea que lastime al cuerpo.

Efesios 4:25 Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.
4:26 Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo,
4:27 ni deis lugar al diablo.

Exponemos este pasaje a riesgo de que alguno que esté dispuesto a la contienda lo mal interprete. En principio diremos que hay una ira santa, una ira sin pecado. También hay una ira humana, que sí es pecado.

Santiago 1:19 Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;
1:20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.

Una de las características es que la ira santa ocurre muy de vez en cuando y la ira humana muy a menudo.
La ira no debe dar lugar al enojo y si esto ocurriera la puesta del sol no debería encontrarnos enojados. ¡No estamos autorizados a estar enojados ni por 24 horas con nuestros hermanos!
Negarse a uno mismo es algo muy práctico, no es represión interna, sino darle paso al Espíritu de Dios para que actúe.
Esto es seguir a Cristo obrando para el cumplimiento de la oración por la unidad de la iglesia en Juan 17.

Si alguien nos ha ofendido y nuestro ego se levanta en ira contra ese hermano, hemos puesto a nuestro propio yo por encima de la Voluntad de Dios.
¿Es esto fácil de hacer para nosotros? No, no es fácil ni difícil; es sencillamente imposible.
Nuestras fuerzas no podrán lograr esto, ya que sería poder carnal, voluntad de hombre que se cree “capaz de…”.
A esto llegaremos solo después de haber sido quebrantados y de haber aprendido que es solo en el poder de Dios que se buscará la absoluta unidad de la iglesia.
Es la llenura del Espíritu Santo buscada diariamente en su Palabra y con mucha oración.
¡Es la única posibilidad! Recordemos que la Palabra nos dice “estad siendo llenados”, en tiempo presente continuo.

Efesios 5:18 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu… (en el griego, su idioma original dice: “…antes bien estad siendo llenados…”)

Dios está llamando a que andemos en el Espíritu y no en la carne, Dios anhela que estemos solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.

Ruego por la unidad de la iglesia
Efesios 4:1 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,
4:2 con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,
4:3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;
4:4 un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;
4:5 un Señor, una fe, un bautismo,
4:6 un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.

Pablo se humilla y en su carta ruega a los efesios por la unidad de la iglesia.
¿Cómo podrá ser que dos personas que tienen una misma esperanza no quieran estar unidas?
Si esta esperanza es la venida de Cristo y nuestra vida eterna junto a Él; y nuestro fundamento está en su sacrificio infinito y expiatorio de nuestra maldad ¿Cómo podemos poner nuestro ego por encima de semejante sacrificio?
Hemos sido llamados a ejercer una vocación y esa vocación es la humildad y la mansedumbre:

Mateo 11:28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
11:29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
11:30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

Venid, llevad y aprended son términos imperativos y activos, son órdenes a cumplir en circunstancias concretas que nos serán muchas veces desagradables.
Nadie que busca división, o que no la combate por todos los medios está descansado, sino que vive en un continuo estado de tensión, ya que no tendrá la paz de Dios.
El yugo de Cristo es fácil y el aprendizaje es dado por el mismo Espíritu Santo que nos ha unido como hermanos.

Saber que uno tiene que soportar al hermano nos libera de la carga pesada de buscar la perfección en el otro, perfección que no tiene y que nunca encontraremos.
Cristo lo practicó, Cristo soportó:

Mateo 17:17 Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá.

Jesucristo nos soporta en nuestras incredulidades y perversiones. Él nos dijo:

Juan 13:15 Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.

Si sabemos que un hermano tiene algo que no nos agrada, veamos el soportarlo como una oportunidad para que cambie, como hacerle un “aguante” hasta que Dios obre en él.
Pablo sufría como dolores de parto hasta ver formada en sus hijos espirituales la vida de Jesucristo.

Gálatas 4:19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros,

El hermano que soporta da síntomas de madurez espiritual.
Ahora bien, el hermano que está siendo soportado será redargüido de pecado por el Espíritu Santo y se espera que al oír la corrección cambie de actitud.
Muy probablemente si desoímos la voz rectificadora del Espíritu Santo una y otra vez, Dios obre con energía hasta que entendamos. Digamos también que esta no es la forma prioritaria que Él quiere tratar a sus hijos, pero es una posible respuesta.

Salmo 32:8 Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;
Sobre ti fijaré mis ojos.
32:9 No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,
Que han de ser sujetados con cabestro y con freno,
Porque si no, no se acercan a ti.

Dios ama al que siembra unidad y a los pacificadores.
Muchas veces esta pacificación no tiene que ver con rencillas entre otros hermanos en las que nosotros intervenimos, sino rencillas de nosotros con otros.
Esto cuesta sufrimiento, y sufrimiento de nuestro ego que no quiere hacer la mínima fuerza para soportar al hermano.
No es difícil ver que el problema no se resuelve haciendo que los otros cambien para que sean hechos a nuestra medida, sino haciendo que la paz de Dios domine nuestros corazones en la aceptación del otro como es.
En definitiva: los que tenemos que cambiar somos nosotros.

La unidad del Espíritu tiene como vínculo la paz y el no soportarse tiene como vínculo inevitable la contienda.

Efesios 4:3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;

Por eso Dios se reserva el derecho de ser Juez y trabaja para la destrucción de nuestro ego, ya que si nuestro ego está menguado no importará lo que ocurra alrededor: el dominio será del Espíritu Santo.
Si esto no es así, el creyente sufrirá mucho ya que siempre a nuestro alrededor pasará algo que nos desagrade y que nos incite a contender.
El pecado ha hecho estragos en la humanidad y siempre nos toparemos con alguien que nos hiera y que sea injusto. Esto por un lado. Y por otro lado nos veremos confrontados a la Palabra de Dios que nos ordena amar a nuestro enemigos.

Mateo 5:43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.
5:44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
5:45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.

Ante semejante orden de amar a nuestros enemigos, ¿¡Qué no nos demandará Dios hacia nuestros hermanos!?
Si intentamos amar a nuestros enemigos con nuestras fuerzas terminaremos diciendo con Pablo:

Romanos 7:24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
7:25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.

Aceptarnos tal como somos nosotros mismos, aceptarnos como pecadores, es aceptar a su vez que Él mismo nos aceptó como tales y esto nos quita el gran peso de intentar que todo se conforme a nuestra voluntad y solo así también diremos con Pablo: ¡Gracias doy a Dios por Jesucristo!
Aceptémonos como pecadores aceptados por Dios, aceptemos al hermano como pecador aceptado por Dios.
Entendamos que estamos en un Camino de perfeccionamiento por la obra del Espíritu Santo, y pidámosle a Dios que nuestro ego mengüe para que Él crezca.


Un antiguo himno lo describe muy bien:

I.
Tal como soy de pecador,
sin otra fianza que tu amor,
a tu llamado vengo a ti,
Cordero de Dios, heme aquí.

II.
Tal como soy, buscando paz,
en mi desgracia y mal tenaz,
combate rudo siento en mí,
Cordero de Dios, heme aquí.

III.
Tal como soy, con mí maldad,
miseria, pena y ceguedad,
pues hay remedio pleno en ti,
Cordero de Dios, heme aquí.

IV.
Tal como soy, me acogerás;
perdón y alivio me darás,
pues tu promesa ya creí,
Cordero de Dios, heme aquí.

V.
Tal como soy, tu compasión
quitado ha toda oposición;
yo pertenezco todo a ti,
Cordero de Dios, heme aquí.

Este himno es muy cierto y es cierto para todos nosotros: ¿Quién de nosotros no tiene combates interiores? ¿Quién de nosotros no tiene miserias, pena y ceguedad como dice el himno?-
Entonces, ¿Por qué no pedirle a Dios que en su misericordia nos haga vivir una vida plena en el Espíritu Santo y ocuparnos de nosotros mismos antes que estar atentos a ver si alguien nos ha ofendido?

Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.
Es notable que aún cuando procuremos la unidad, ésta no será nunca nuestra unidad, y ¡Gracias a Dios por esto!
La unidad de la iglesia es la unidad del Espíritu, es decir que Él ya unió y quien quiera desunir se encontrará lidiando contra el mismo Dios.

La unidad no debe ser procurada sino que debe ser mantenida. El Espíritu Santo ya nos ha unido y quien busque otra cosa está yendo en contra de esa unidad ya establecida.

El Espíritu Santo mora en cada uno de sus hijos y es Él mismo quien nos une. Nuestra tarea es estar solícitos en guardar lo que ya fue hecho por el Espíritu de Dios y el vínculo será la paz, sin fingimiento.

Un cuerpo
Un cuerpo cuyos miembros se vinculan con el vínculo de la paz, muchos miembros y un cuerpo. Esto no admite divisiones ni rangos jerárquicos sino sumisión a que cada parte haga su tarea en servicio mutuo buscando el beneficio de todo el cuerpo.

Romanos 12:4 Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función,
12:5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.

La imagen que presenta Pablo es inmejorable.
Querer hacer lo que le toca al otro es también un factor de división en el cuerpo.
El pasaje anterior no debería dejar lugar a dudas, sin embargo lo compararemos al cuerpo humano y plantearemos la siguiente situación. Si los miembros del cuerpo humano pudiesen hablar, quizás el pié le diría al brazo que podría tomar su lugar o que no le gusta la orden que la cabeza le dio.
Quizás el páncreas le diría al hígado que ellos son más importantes que los pulmones, o quizás el ojo le diría a la nariz que su tarea es más decorosa para el cuerpo. O quizás la mano derecha quisiera ser una oreja y cumplir su función.
Esto que nos suena tan ridículo para nuestro físico es lo mismo que Dios plantea en su Palabra para la iglesia, ni más ni menos.

Alguien lo ilustró magistralmente de la siguiente forma:

Cierto día, un capitán de barco y su rudo jefe de ingenieros conversaban. Empezaron a discutir sobre quién era más importante de los dos para que el barco navegara.
Como la discusión se tornó acalorada, el capitán decidió que por un día cambiarían de trabajo. El jefe de ingenieros estaría en el puente de mando y el capitán en la sala de máquinas.
A sólo unas pocas horas de haber iniciado el experimento, el capitán salió de la sala de máquinas. Venía sudado y sus manos, su cara y su uniforme estaban llenos de grasa y aceite.
«Jefe», le dijo, «creo que tiene que venir a la sala de máquinas. No puedo hacer que los motores anden»
«Por supuesto que no puede», le dijo el jefe de ingenieros. «Acabo de encallar el barco».

Que tontería es cuando comenzamos a creer que somos los únicos y que el mundo depende sólo de nosotros. En la vida estamos rodeados de personas y cada uno tiene un papel vital que desarrollar.
Necesitamos aprender a considerar al otro y saber que cada uno es experto en algo y cuando nos unimos, el barco de la vida puede marchar.
Dios nos ha dado dones y capacidades a cada uno, pero siempre dejemos que Él sea el capitán del barco .

1 Corintios 1:10 Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.

Colosenses 2:2 Para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo.

Pablo, apóstol (enviado) de Jesucristo y preso de la voluntad de Dios ruega.
Ruega por la unidad de la iglesia

Un Señor
Un Señor que no quiere que le digamos Señor si no hacemos lo que Él manda.

Lucas 6:46 ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?

Mateo 7:21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
7:22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
7:23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
7:24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
7:25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
7:26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;
7:27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.

Ser prudente según este pasaje es hacer, reiteramos, hacer la voluntad de Dios.
Y en cuanto a la unidad de la iglesia…¿Cuál es la voluntad de Dios?
Respuesta: La voluntad de Dios es que haya unidad en su iglesia, en palabras de Cristo a Dios el Padre:

Juan 17: 22 “….para que sean uno, así como nosotros somos uno…”


Un bautismo
Un bautismo que es símbolo de unión. Aquí lo importante no es la forma de bautismo, si es por aspersión o inmersión. Creemos que la Palabra de Dios habla de inmersión pero esto no es lo medular en el pasaje.

1Corintios 1:13 ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?

En este pasaje importa verdaderamente el Nombre en el cual nos bautizamos. Fuimos bautizados en el Nombre de Cristo, en su amor, poder y autoridad.
El bautismo es una representación de nuestra fe puesta en Jesús: al creer hemos sido bautizados en Él y luego como respuesta a nuestra fe, obedecemos el mandato bíblico de bautizarnos sumergidos en aguas como testimonio público.
El bautismo es un testimonio público de fe en el Señor Jesús. Es una expresión simbólica, si se quiere, de nuestra muerte a nuestro pecado y nuestra resurrección en Él.
En el mismo momento en que creímos en Cristo, Dios nos da de Su Espíritu Santo que está en nosotros y es en ese momento que somos sumergidos en el cuerpo de Cristo que es la iglesia.
Aquí también se ve con suma claridad que generar la unidad de la iglesia no es cosa nuestra, pero sí el estar solícitos en guardar dicha unidad.

1Corintios 12:13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

Y aunque muchos no lo saben, viven en la presencia de Dios ya que quien ha creído, ha sido sumergido en el cuerpo, y ha sido revestido de Cristo.

Gálatas 3:27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.

Para reafirmarlo aún más,

Efesios 5:29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia,
5:30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.

Más adelante Pablo dirá, que es “…grande este misterio” y es cierto, la única forma de aceptarlo y vivirlo es como todo en la vida del cristiano: Por gracia de Dios por medio de la fe.

Un Dios y Padre de todos
Ya Pablo había dicho, un Espíritu (Santo), un Señor (Jesucristo) y un solo Dios y Padre que es sobre todos, por todos y en todos.
Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo es Un solo Dios: Un misterio que escapa a nuestra razón y que solo puede llegar a comprenderse por la fe, espiritualmente.
Dios Padre que ha enviado al Espíritu Santo para que el mundo crea, que nos ha sumergido en el cuerpo de Cristo, que procura que guardemos la unidad en el vínculo de la paz; un Señor, el Hijo de Dios, que diera Su vida por nosotros, que terminara la obra redentora y que en su ministerio en la tierra oró a Su padre y nuestro Padre para que seamos uno, como Dios mismo es Uno.
El mismo y Único Dios a quien su Hijo Cristo oró en los siguientes términos:

Juan 17:20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,
17:21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
17:22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
17:23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.

Sembremos unidad, amor de los unos por los otros, sembremos el guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, sembremos el negarnos a nosotros mismos para que la plenitud de Cristo resplandezca, sembremos el dominio de nuestras conversaciones, sembremos la falta de crítica hacia el hermano, sembremos las sanas conversaciones exentas de chisme, sembremos la buena voluntad.
¡Dios nos dará su fuerza para que esto suceda, ya que esto es su propósito para nosotros en la vida de congregación como cuerpo de Cristo!
¡Jesucristo mismo oró por esta unidad; seamos parte del cumplimiento de la misma!

Siembra
En cierta ocasión, un reportero le preguntó a un agricultor si podía divulgar el secreto de su maíz, que ganaba el concurso al mejor producto año tras año. El agricultor confesó que se debía a que compartía su semilla con los vecinos.

- ¿Por qué comparte su mejor semilla con sus vecinos, si usted también entra al mismo concurso? preguntó el reportero.
-Verá usted, dijo el agricultor. El viento lleva el polen de un sembrío a otro. Si mis vecinos cultivaran un maíz de calidad inferior, la polinización cruzada echaría a perder la calidad del mío. Si siembro buen maíz, debo ayudar a que mi vecino también lo haga.

Lo mismo ocurre en nuestra vida. Quienes decidan vivir bien, deben ayudar a que los demás vivan bien, porque el valor de una vida se mide por las vidas que toca. Quienes optan por ser felices, deben ayudar a que otros encuentren la felicidad, pues el bienestar de cada uno está unido al bienestar común.

Gálatas 6: 2: "Sobrellevad los unos las cargas de los otros y cumplid así la ley de Cristo."


¡Dios nos bendiga y nos haga temerosos de Él y de su Palabra en lo que a la unidad de la iglesia se refiere como una cuestión prioritaria!