lunes, 15 de marzo de 2010

Nuestros Fundamentos bíblicos para reunirnos en hogares

Nuestros Fundamentos


Introducción

Las Iglesias de las casas es un espacio destinado a proclamar el Evangelio de Jesucristo, la Buena Noticia de su perdón y su Amor expresado en la Cruz y en el poder de su Resurrección.
Es una forma de congregación en hogares en los que nos reunimos alrededor de la Palabra de Dios y en el Nombre de Cristo.
Creemos en Él y que está en entre nosotros cuando nos reunimos en su Nombre.
Creemos firmemente que todo lo relativo a su Plan Perfecto está escrito en su Santa Palabra, La Biblia.
En la Biblia se deja ver su Voluntad para los hombres y mujeres de todas las edades y de toda la tierra. Creemos también en la libre interpretación de la Palabra de Dios y, a su vez, creemos que es a la Iglesia toda a quien Dios le da su Palabra para que Cristo, la Cabeza de la Iglesia, imparta vida imprescindible para cada uno de sus miembros.
Consideramos hermano en la fe de Jesucristo a todos, todos, aquellos que creen en su corazón en Jesús como su Salvador y Señor y que lo confiesan con su boca.
Creemos en Dios Trino: Padre, Hijo y Espíritu santo. Siendo Cristo la encarnación Dios mismo. El Señor Jesucristo es Dios con nosotros.
Creemos en el crecimiento espontáneo de la iglesia como cuerpo de Cristo y en las directivas que da la Cabeza (el mismo Señor Jesucristo) a cada uno de los miembros de su cuerpo. Este crecimiento será espontáneo y se regirá por el poder del Espíritu en nosotros para dar testimonio y con el ejercicio de los dones que el mismo Espíritu Santo nos ha dado en su misericordia. Descentralizamos la figura del pastor ya que a nuestro criterio se ha tornado más una figura sacerdotal y directiva, que en muchos, muchísimos casos, ha tomado el lugar, -consciente o no- del mismo Señor Jesús en la iglesia, que es el cuerpo de Cristo, Cabeza del mismo. Creemos en la diversidad de dones y ministerios, así que vemos en la Palabra de Dios los ministerios apostólicos, proféticos, evangelísticos y el ministerio de pastores y maestros; . Estos ministerios tendrán que ser (como todo) fundamentados en la Biblia y definidos mediante los principios que rige la misma, siendo uno de los más importantes, : la mutua colaboración y la sujeción al Espíritu Santo y a su Palabra, ya que el Espíritu Santo jamás irá en contra de lo que la Biblia afirma.
Desechamos los personalismos y la centralidad de persona alguna, aún cuando se trate de una personalidad carismática, ya que esto es una forma de alienación y de ejercer una especie de renuncia a pensar, ver, y creer por los medios que Dios nos ha dado, y por el discernimiento que el Espíritu Santo nos brinda y que Jesús nos prometió.
Además, desechamos los personalismos por considerarlos una exposición del ego de aquellos que quieren centrar nuestra atención en ellos, la que sólo debe ser puesta en el Señor Jesús.
Es necesario que yo mengüe -dijo Juan el bautista- y que Él (Jesús) crezca.
Asimismo, dejamos de lado algunos elementos que se han adherido a la Iglesia como un lastre innecesario y que ha sido una carga pesada para el fluir del Espíritu de Dios, la comunicación y expansión de la Buena Nueva de Salvación para el hombre en Jesús de Nazaret.
Algunos de estops elementos son el templo como centro de las reuniones, el profesionalesmo del pastor, las actividades por grupos de pares.
Los proyectos humanitarios de servicio tales como colegio de una iglesia, hospitales de una iglesia, etc. Ya que la iglesia como cuerpo no tiene fundamento bíblico para esto.
Sí lo puede hacer cada miembro como un proyecto personal al que el resto del cuerpo apoyará. Por ejemplo si un hermano es médico y otro enfermero Dios les muestra crear una sala de primeros auxilios, está muy bien. Pero si la iglesia como cuerpo decide hacerlo no está bien por no tener fundamento en la Palabra de Dios. Ninguna iglesia debería agregar a su andar un lastre que retarde la predicación de la Palabra, la oración y el cuidado de los unos a los otros.
Las actividades de la estructura eclesial tal como se la entiende hoy en día es un peso innecesario que termina agotando a los que lo sostienen y quitando tiempo para ser de testimonio a los inconversos.


Capítulo I

Las iglesias de las casas: Una forma de congregación

Las iglesias de las casas es una forma de congregación en hogares en los que nos reunimos alrededor de la Palabra de Dios y en el Nombre de Cristo.
Reunirse en hogares es sólo un modo de congregarse, es decir que no es LA forma de congregación, ni mucho menos la única, sino simplemente una forma de congregarse en el Nombre de Jesús.
Hacemos énfasis en esto último ya que interpretamos que en la Palabra de Dios es una de las condiciones imprescindibles para que exista iglesia. Es decir: Asamblea o congregación es que haya dos o más personas reunidas, en el Nombre de Jesús para que Él esté en medio de ellas.

Mateo 18:20 Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

Basados en lo anteriormente dicho, y según el versículo que afirma que Dios no habita en edificios levantados por manos de hombres, tomamos como opción abrir nuestras propias casas para consagrarlas como lugar para que la iglesia se congregue.

Hechos 17:24 “El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él es Señor del cielo y de la tierra. No vive en templos construidos por hombres…”

Por esto, decíamos que creemos que una buena forma de reunirse es en nuestras propias casas u hogares. Esto no es nuevo y tiene antecedentes en la Biblia que, como es obvio, no son casuales.

Romanos 16:5 Saludad también a la iglesia de su casa. Saludad a Epeneto, amado mío, que es el primer fruto de Acaya para Cristo.

1Corintios 16:19 "Las iglesias de Asia os saludan. Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saludan mucho en el Señor."

Colosenses 4:15 "Saludad a los hermanos que están en Laodicea, y a Ninfas y a la iglesia que está en su casa."

Filemón 1:1 Pablo, prisionero de Jesucristo, y el hermano Timoteo, al amado Filemón, colaborador nuestro,
1:2 y a la amada hermana Apia, y a Arquipo nuestro compañero de milicia, y a la iglesia que está en tu casa:
1:3 Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Creemos que Él, Jesús, está en nosotros, sus hijos, y que somos de Él.

De estos pasajes podemos concluir que Pablo consideraba iglesia a los que se reunían tanto en la casa de Aquila y Priscila, como los que se reunían en la casa de Ninfas, más allá del lugar de reunión, mientras que no afirma nada de algunos requisitos que hoy se consideran imprescindibles para la existencia de ésta.

Es imprescindible el buen uso de nuestra terminología ya que, en todo caso, un edificio puede ser un templo, pero nunca una iglesia en el sentido bíblico del mismo.

Todo requisito será examinado a la luz de la Palabra y en ella sólo encontramos tres (3) requisitos para que haya iglesia.
Sin Cristo no hay iglesia y es obvio que para que alguien esté en medio, por lo menos hacen falta dos.
Y el tercer requisito es el sentido de mutualidad entre los hermanos de la iglesia. Solamente habrá tres condiciones imprescindibles para que haya iglesia:
La primera es que haya dos personas, por lo menos, que sean creyentes y que tengan como voluntad reunirse en el Nombre de Jesús.
La segunda condición es prometida por Aquel que jamás ha mentido ni mentirá y se cumple inmediatamente cuando la primera se hace realidad: y es Su Presencia Bendita y prometida entre ellos.
Creemos en Él y creemos que está entre nosotros cuando nos reunimos en su Nombre; pues Él mismo lo dice:
La tercera es la relación de mutualidad: es decir, que cada uno aporta su contribución a la reunión y en un accionar de fe para la ayuda y edificación del hermano.

1Corintios 14:26 ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación.”

Mateo 18:20 "Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos."

Es sabido que el Señor Jesucristo manifestó su profundo desacuerdo y su rechazo a la tradición solamente cuando éstas iban en contra de principios bíblicos trascendentales y cuando pretendían erigirse en verdades absolutas que descalificaban cualquier otra forma de pensar y de actuar.
Es también conocido por aquellos que de alguna forma presenciamos y participamos de diferentes congregaciones, que más allá de enunciados tales como “la Palabra de Dios es nuestra única regla de fe y de práctica…”, están de por medio las interpretaciones, y que muchas veces dichas interpretaciones no se someten a lo que la Biblia afirma y sostiene.

Hay un peso enorme en lo que se llaman “denominaciones cristianas” que por otra parte NO son expresión de la Voluntad de Dios en su Palabra.

Si a alguno de nosotros se nos ocurriera pensar que aquellos eran otros tiempos, estaríamos diciendo indirectamente que a Dios se le escaparon detalles o que su palabra adolece de algo porque a Él no se le ocurrió ni lo pudo prever.
Sería este modo de pensar, por lo menos, una insolencia delante del Altísimo:
¡A Dios no se le escapó ningún detalle y en su Palabra Él ha dejado principios para que sean cumplidos en todas las épocas de la historia!

Se han levantado innumerables denominaciones. Quede claro que esta práctica de reunirnos en hogares no es una denominación más ya que nuestra forma de creer es llamar hermano a TODO aquel que cree en Jesucristo en su corazón y que lo confiesa abiertamente con su boca, conforme a lo que dice el siguiente versículo:

Romanos 10:8 Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos:
10:9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
10:10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
10:11 Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.

Todo aquel que lo confiese y crea en su corazón -dice la Palabra- será salvo, y no hay derecho a decir que alguien que hace esto no sea hermano nuestro.

En cuanto a las prácticas eclesiológicas, es decir en cuanto a la forma de congregarnos y de relacionarnos entre creyentes en un lugar y con los no creyentes que nos rodean, es necesario una continua evaluación de nuestros movimientos y prácticas ya que de lo contrario corremos el riesgo de extraviarnos y de comenzar a cumplir con costumbres, ritos y tradiciones que nos alejen gradualmente de la voluntad de Dios como congregación.
Un esquema básico de los movimientos de la iglesia, creemos, debe estar basado en la Gracia de Dios para con cada uno de nosotros. Esta gracia es aceptada por la fe, establecida mediante la fe en acción concreta por los miembros de la iglesia, expresada en una actitud de mutualidad en ella.
Esta gracia en la que estamos como iglesia se manifestará como fruto del Espíritu en una actitud de servicio concreto hacia los no creyentes, especialmente hacia los más débiles. Esto es evangelismo de palabra y de hecho.
Así se formará un círculo virtuoso que se alimentará continuamente por medio de la vida impartida por el Espíritu Santo en cada uno de sus hijos.

Gracia – Fe - Acción concreta dentro de la iglesia - Acción concreta hacia fuera de la iglesia – Gracia – Fe – Acción dentro de la iglesia…y así sucesivamente.

Por gracia
Efesios 2:8 Porque por gracia habéis sido salvados mediante la fe; esto no procede de vosotros, sino que es el regalo de Dios,
2:9 no por obras, para que nadie se jacte.

Por medio de la fe
Romanos 5:1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;
5:2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.

Fe que acciona primero entre los hermanos (mutualidad)
Romanos 12:10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.

Fe que acciona en beneficio de la comunidad
Santiago 2:26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.

Siempre es por gracia; siempre es por fe; siempre la fe produce obras; siempre las obras empezarán hacia los hermanos y hacia los más débiles; siempre las obras serán también para presentar el Evangelio por Palabra y hecho, por gracia por medio de la fe.
En definitiva: La gracia se acepta por fe y produce obra de Dios en nosotros y a través de nosotros.
Dios da Gracia, la que se acepta por Fe y se pone en Acción (mutualidad) y Acción por evangelismo de hecho y Palabra; y esto es por Gracia y así sucesivamente con la dinámica que Dios le marque a cada uno de sus hijos en consenso con los hermanos en amor.
En este consenso habrá de ponerse especialmente énfasis en el testimonio y el peso de la palabra de aquellos que emitan su opinión.
Hay un peso en la Biblia que se manifiesta en las opiniones de los líderes que Dios establece, y éstos la tienen que avalar, a su vez, con los hechos.

Hebreos 13:17 Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.

El autor de la carta a los hebreos nos insta a estar sujetos a nuestros pastores (veremos más adelante con mayor detalle cada uno de los ministerios del cuerpo de Cristo). Baste solamente agregar que la Palabra dice: “…porque ellos velan por vuestras almas…”
Oremos a Dios para que cada uno de los pastores/maestros tenga un corazón verdaderamente interesado en las ovejas que Dios le concede para su cuidado.

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Ser cuestionadores, mas no discutidores

Es necesario también hacer uso de una interpretación desde la duda y el cuestionamiento, ya que es esta una actitud sana que hoy, quizás, se ha perdido o se ha interpretado como una actitud irreverente ante una gran cantidad de “iluminados”, quienes se han erigido con la pretensión de ser considerados incuestionables.

Preferimos el consejo paulino:
“Examinadlo todo, retened lo bueno” 1 Tesalonicenses 5: 21.

Hay en la Biblia el conocido ejemplo de los de Berea:

Hechos 17:10 Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos.
17:11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.
17:12 Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres.

Estos de Berea son un muy buen ejemplo de la postura a adoptar en cuanto a “nuevos” anuncios.
Primero veo si está en la Palabra; leo, analizo, profundizo, escudriño y recién después creo y acepto.
Los de Berea no lo aceptaban porque el que lo decía era un “gran predicador” o un gran “teólogo”.
Solo lo aceptaban porque lo veían en las Escrituras.
¡Y podían hacer esto porque conocían las Escrituras!

Las grandes preguntas a ser contestadas en este tipo de planteos pueden ser las siguientes: ¿En qué parte de la Palabra de Dios se encuentra lo que exponemos o nos exponen? ¿En qué lugar de la Biblia se encuentra aquello que practicamos y que consideramos como sagrado e irrenunciable? ¿En base a qué regla exegética sostenemos aquello que sostenemos?
Volveremos sobre este ejemplo en este mismo capítulo más adelante.
Ahora bien, podemos decir una y mil veces que el Canon bíblico fue cerrado y que quien agregue algo a la Palabra de Dios sea anatema.
Mas a la hora de las definiciones, la tradición tiene un peso que puede hasta generarnos una culpa insostenible, como si estuviéramos violentando reglas sagradas, cuando en realidad, a la luz de la Biblia no es así y en algunos casos indica lo contrario.
Hoy es imprescindible desechar absolutamente todo aquello que no es un claro principio bíblico.
Esto, por ejemplo, se puede apreciar en la relación inmediata que muchos hacen entre la palabra iglesia con el edificio y, en segunda instancia, creer que si no hay templo no hay iglesia. Algo más grave todavía, sería pensar que si una congregación no pertenece a una denominación no es iglesia.
Volvemos y volveremos con esta pregunta: ¿En qué parte de la Palabra de Dios se afirman los que piensan así? ¿En base a qué principio bíblico?
Reiteramos: es imprescindible en este tiempo y siempre que desechemos toda tradición y apliquemos a nuestras vidas aquellos principios que se expresan con toda claridad en la Palabra de Dios.
Muchas veces, muchos de nosotros somos tildados de demasiado exigentes e idealistas en nuestro planteo. Pero cuando vemos que muchas de las cuestiones que nos causan rechazo son las mismas por las que el común de la gente se aleja de la fe y no quiere saber nada con las iglesias, entonces el planteo se hace una cuestión de peso en nuestras vidas y un testimonio a dar, como una forma de expresión de la Voluntad de Dios.
Esta forma, una opción de congregarse por nosotros elegida, intenta ser la manera de relacionarnos con Dios y con nuestro prójimo desde la forma más natural y amigable posible:
-Desde lo cotidiano, desde el compartir una comida como un gesto de camaradería y compañerismo, interesado en el otro en una comunión natural, involucrada y responsable.
-Desde el simple llamado telefónico y del estar compartiendo las circunstancias cotidianas.
-Desde el anonimato de los que coordinan los diferentes hogares para hacer que así el mérito y el reconocimiento sea sólo para el Rey de reyes y Señor de señores.
Una fe cotidiana, sencilla y testimonial, que haga de la ayuda mutua y de la ayuda a los más débiles, una sana costumbre y un hábito irreemplazable.

Mateo 25:35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;
25:36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.
25:37 Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?
25:38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?
25:39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?
25:40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.

Reiteramos: Una fe cotidiana sencilla y testimonial, que haga de la ayuda mutua y de la ayuda a los más débiles, una sana costumbre y una hábito irreemplazable.

Mateo 25: 40 “…en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.”

Si Jesucristo se identificó con los más débiles y pequeños, a Él serviremos sirviendo a aquellos con los que se identificó.

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Posibles críticas

A lo largo de la historia se han visto unas cuantas formas de prácticas, que si bien no van en contra de lo recomendado en la Palabra de Dios, por lo menos no pueden ser tenidas en cuenta como única posibilidad.
Decimos esto ya que en la actualidad si alguien dice iglesia (mal interpretando su significado) nos vendrán a la mente una serie de imágenes que harán una composición mental de nuestro concepto de la misma.

Dichas imágenes pueden ser las siguientes:

a- Un edificio
Con su acceso, su símbolo correspondiente (una cruz o algo alusivo al cristianismo), y su correspondiente mobiliario: bancos dispuestos en una dirección determinada, que tiene como fondo otro símbolo o algún texto que nos remite a la fe.
Un púlpito que, por lo general, es instrumento utilizado por aquellos que están autorizados a expresar ideas que se trasmiten como Palabra de Dios.
Generalmente, estos edificios pertenecen a instituciones que son avaladas por gobiernos de las diferentes naciones y figuran en sus respectivos registros de culto.
Hay una estructura de poder en dicha forma de congregarse, en la que el edificio juega un papel simbólico de importancia. Esto hace que el individuo, de alguna forma, se vea condicionado por un sin número de prejuicios, que tiene que ver con la fuerza institucional y con la fuerza de UNA forma de congregarse.
Esto NO se desprende necesariamente de la Biblia sino de la tradición y limita el derecho de expresión de los miembros que forman parte del cuerpo de Cristo que es la Iglesia.
Sobre el lugar de reunión, podemos decir que el Nuevo Testamento NO habla de templo sino en lo referente al templo judío, ; que no había templos cristianos, y que no es un requisito que la Palabra de Dios ponga para que exista iglesia.

El templo se presta a confundir y a sustituir el “ID” que el Señor Jesucristo nos ordenara por el “Que ellos (los no creyentes) vengan”.

Mateo 28:18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
28:19 Por tanto, ID, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
28:20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

Se puede notar que la inmensa mayoría de las actividades de las congregaciones tienen al templo como centro de ellas, con lo cual el “ID” se hace difícil de apreciar, entender y practicar. Dios no habita en edificios levantados por manos humanas, como vimos anteriormente.
Un edificio (templo) alquilado acarrea una cantidad enorme de dinero; y si no es alquilado, su mantenimiento demanda también una inmensa cantidad de dinero.
Nuestra opción es dedicar este dinero, que no es poco, a la consagración a Dios mediante la ayuda a los más débiles: primeramente a los de la fe y luego hacia la comunidad.
Este tema se desarrollará con mayor extensión en uno de los próximos capítulos.

Queremos adelantar, simplemente, que nuestro servicio será gratuito, es decir, que viviremos de nuestros trabajos y dedicaremos nuestros dones y talentos absolutamente ad honorem a Dios nuestro Padre, a nuestros hermanos de la congregación y a nuestro prójimo, sobre todo a los más débiles.

Nuestra decisión es reunirnos en hogares y esto debe ser entendido de esta forma: es una opción elegida voluntariamente por nosotros, opción que escogemos por ver en ésta grandes ventajas que nos alivianan el camino como creyentes, pues nos desliga de atender estructuras que a nuestro juicio son innecesarias.

b- Un pastor (profesional)
En cuanto al servicio, creemos que en principio debe haber un llamado claro de Dios, que será confirmado por la iglesia a quien hablará Dios en su conjunto.
Si nos guiamos por el llamamiento que el Espíritu Santo hace a Pablo y a Bernabé en la iglesia de Antioquía, podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que Dios primero llama a los directamente implicados en este llamado, en este caso Pablo y Bernabé. Lo mismo hará con nosotros.

Hechos 13:1 Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquia, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo.
13:2 Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.
13:3 Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.

Esto es muy claro, el Espíritu Santo dice: “…para la obra a que los he llamado.”
Dios ya los había llamado a ellos en primer lugar. Pero como esto es corporativo, es decir, la iglesia es un cuerpo, Dios comunica a ésta el llamado que les había hecho a ellos.
Dios confirma el llamado a la iglesia, pero ¿a quiénes? La respuesta también está en el pasaje: A los profetas y maestros que estaban ministrando y que estaban sirviendo al Señor. Además aclara que lo buscaban negando sus propios intereses corporales: lo buscaban con ayuno. Todo el pasaje expresa sentido de cuerpo y a Cristo como la Cabeza de la iglesia comandando.
Esto no quiere decir que la iglesia de Antioquía fuera perfecta, NO. Simplemente quiere resaltar que este pasaje nos fue dado para que entendiéramos la forma en que Dios desea que su iglesia se mueva.

Un apóstol o un profeta o cualquier otro ministerio jamás será producto de una autoproclamación

Volviendo a nuestro tema principal -que es el sentido de cuerpo de Su iglesia y cuáles son las virtudes que debemos ver y buscar, ellas serán las que Dios ve y deja señalar a través de ejemplos en la Biblia.
Ser un profesional de la teología NO es un requisito para ser pastor/maestro o para ser apóstol o profeta.
¿Estamos diciendo con esto que los estudios teológicos no sirven? Nadie entienda esto; estamos diciendo que pueden ser un excelente complemento pero no más que esto.
Pedro el apóstol fue un simple pescador y sin embargo el Señor de Señores le confió a sus propias ovejas.

Juan 21:15 Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos.
21:16 Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas.
21:17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? Y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.

Pedro era un simple pescador pero conocía a Jesús y lo amaba y el mismísimo Cristo lo nombra pastor, y le dice: ¡Pastorea!
¿Y qué le dice, pastorea tus ovejas? NO, le dice: “…pastorea mis ovejas”; le confió sus ovejas a un simple pescador.
Pero este simple pescador era un hombre de Dios, fiel.
Un seminario no otorga un corazón de pastor, porque un corazón de pastor es un regalo de Dios.
Por lo general se pretende que un pastor tenga estudios teológicos cursados en seminarios o institutos que deberán estar reconocidos por las diferentes denominaciones, y si están reconocidos por el Ministerio de Educación de la Nación, tantísimo mejor. ¿En qué parte de la Palabra de Dios se encuentran estos requisitos?
Dicho pastor, como es costumbre, hará uso del púlpito de forma casi exclusiva y hablará desde una posición en que toda la congregación lo observe.

La característica fundamental de la iglesia como cuerpo de Cristo es la relación de cada miembro con la Cabeza, que es el mismo Jesús, y a su vez la relación de mutualidad entre los miembros.

Romanos 12:3 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
12:4 Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función,
12:5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.
12:6 De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe;
12:7 o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza;
12:8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.
12:9 El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno.
12:10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.

En la iglesia debe haber un sentido de mutualidad como conclusión lógica. En un cuerpo, las órdenes las da la cabeza y en la iglesia la cabeza es Cristo. Los demás miembros del cuerpo colaboran los unos con los otros para llevar estas órdenes adelante, cada uno en su lugar y haciendo lo que sabe y puede, de acuerdo con los dones y talentos que Dios ha otorgado; siempre en beneficio y para crecimiento del cuerpo.

Dios guarde que nuestra posición sea interpretada como una crítica destructiva a los que de corazón sincero sirven a Dios.
Sin embargo, también queremos expresar que no vemos en la Palabra de Dios una profesionalización del ministerio pastoral ni de ningún otro.
Lo importante de todo ministerio es el llamado y la forma como se responde al llamado.
Las dos condiciones son importantes, ya que si alguien es llamado por Dios a un ministerio y su respuesta hace que se entienda esto como una posición de dominio sobre la congregación, tal llamado no estará acorde con los designios del Señor.

Pastores y maestros
Ser pastor no es algo diferente de ser maestro, creemos que ambas palabras forman un solo ministerio.

Efesios 4: 11 “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros…”

Notemos que el texto separa en grupos mediante los signos de puntuación a los apóstoles; los profetas; los evangelistas; y une en un solo grupo a pastores y maestros. No se puede ser pastor sin ser maestro y no se puede ser maestro sin ser pastor.
Por más que se niegue, hay un rango clerical en las congregaciones de hoy en día: éste existe aunque no abiertamente.
Aquél que es miembro de una iglesia, sabe tácita e implícitamente que su opinión no vale lo mismo que la de un pastor o la de un “apóstol” por más que el planteo sea bíblico. ¡Esto es lo lamentable!
No hay lugar para este argumento a la luz de la Palabra y no vale el peso de la vida diaria.
De inmediato se le dirá: “¿Y vos quién sos? ¿Cuáles son tus frutos para cuestionar?”
Si algún pastor tiene renombre, afirme lo que afirme, será aceptado como verdad.
La sana práctica de los de Berea ha quedado muy atrás y quien hoy la practique será tildado, cuando menos, de molesto o irreverente, mas el juicio de Dios será otro y este juicio es el que vale.
Volvemos sobre el siguiente pasaje ya visto anteriormente:

Hechos 17:10 Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos.
17:11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.

Así como en la Biblia no está de más ni una jota ni una tilde, tampoco este pasaje.
Los de Berea hicieron un planteo muy sencillo y por sencillo es aún más atractivo y sano y es el siguiente: Si está en la Palabra de Dios, creo y si no está, no creo.
Sencillito, sabio, valiente.

Lo lamentable hoy es que este planteo no se hace y a aquellos que en una sana actitud quieren hacerlo se los censura o se los trata de rebeldes e irreverentes. Así avanzaron falsos profetas que le permiten a Satanás llevar adelante su ataque final, el ataque implosivo, es decir desde adentro.
Cabe aquí aclarar que para saber si un planteo es bíblico o no, es necesario conocer la Biblia e intercambiar opiniones acerca de ella, habiendo antes pedido la iluminación que sólo puede darnos el Espíritu Santo.

Jesús dijo contundentemente que el que quiera conocer conocerá, y esto también es por la fe.

Juan 7: 17
“El que quiera hacer la Voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta”

c- Un público a quien predicarle
El peligro al que nos exponemos en este tipo de relación institución es la pasividad y la sumisión a una forma que, de alguna manera, impide nuestro desarrollo. Ser pastor no es algo diferente de ser maestro y si nos fijamos detenidamente en el pasaje veremos lo siguiente:

Efesios 4:11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,

San Pablo nos expone aquí cuatro ministerios y no cinco; estos son:

Apóstoles
Profetas
Evangelistas
Pastores y maestros

La composición sintáctica del versículo en sus signos de puntuación nos marca la diferenciación que el autor quiere remarcar. La puntuación que tenemos que tener en cuenta es, en este caso, “punto y coma”. Sería así según nuestro criterio:

“…a unos, apóstoles;
“…a otros profetas;
“…a otros evangelistas;
“…a otros pastores y maestros;

Se concluye de esto que no se puede ser pastor sin ser maestro, tanto como no se puede ser maestro sin ser pastor.
Alguien que está llamado a enseñar la Palabra habrá de serlo en el campo “teórico” como en el campo práctico y pastoral, en cuanto al cuidado del creyente se refiere.
Esto sin profundizar en la palabra teórico que describe a uno que “ve” y nadie ve algo que no existe sino algo real. Es decir la enseñanza teórica, abstracta de “palabra” no existe en la Biblia.
Alguien que esté llamado a ser pastor y a cuidar a las ovejas con diligencia también enseñará la Palabra; es decir que ambos términos son complementarios de un solo ministerio.
Nosotros lo llamaremos pastores/maestros.
Desde que la Palabra fuera escrita han pasado casi dos mil años y en una franja muy importante de este tiempo la iglesia no ha nombrado ni ha definido qué es un apóstol y un profeta. Es en estos momentos cuando aparecen repentinamente una cantidad de supuestos “hombres y mujeres de Dios” que se autodenominan apóstoles y profetas.
Desde ya, la Palabra de Dios no autoriza absolutamente a nadie a autodenominarse con ningún título; es el cuerpo de Cristo el que evalúa y son los hombres y mujeres probos, en consenso y por la directiva del Espíritu Santo, quienes los nombran.
Esto cuenta actualmente con el agravante de que los que se autodenominan, lo hacen desde una posición de superioridad y de mando ligado a un poder carnal y no del Espíritu Santo: pesan los factores de poder y de “poder” ejercer dominio sobre los demás.
Tal situación requiere de un público que diga amén, pero muchas veces esos “amén” (así sea) se dicen a afirmaciones que no figuran de modo alguno en la Palabra de Dios, con lo cual quienes afirman están siendo cómplices (a veces sin saberlo o sin quererlo) de los que dicen falsedades desde el frente.

Cada uno de nosotros somos responsables de creer lo que creemos, somos responsables de saber si lo que asentimos es bíblico o no.
¡Y si no lo es, es mejor que no digamos amén ni nada que se le parezca!

Se ha transformado a las iglesias en espectáculos, y es necesario que estemos firmes en cuanto a lo que creemos que es una iglesia, para así actuar en consecuencia, sabiendo que el Dios Altísimo pedirá cuentas a cada uno por esto.
Es imprescindible que seamos claros y radicales al respecto ya que en este asunto nos va algo muy importante para Dios y para nosotros: nuestro testimonio a la comunidad no creyente.
Si los miembros del cuerpo de Cristo actúan pasivamente, estos “iluminados” edificarán sus “ministerios” personalistas. Entonces habremos errado al blanco de un modo categórico y habremos sido cómplices de ellos.
Para este tipo de interpretación, un apóstol sería más que un pastor, y más que un profeta, Y un profeta sería más que un pastor y maestro, y un evangelista sería algo menor que apóstol y que un profeta.
Es decir, se han generado jerarquías que no cuentan con el aval de la Palabra de Dios.
La palabra de Dios no nos habilita a competir entre nosotros sino que nos insta a la ayuda mutua. Y esta ayuda mutua también es para nuestros ministerios, que serán siempre complementarios y jamás pueden ser utilizados para desunión o para competencia.
Llevado al ejemplo de la iglesia como cuerpo, esto es tan ridículo y descabellado como pretender que el brazo izquierdo compita con la pierna derecha, o que los ojos compitieran con el páncreas, … una verdadera incoherencia.
En el cuerpo, cada uno tiene su lugar y por tanto cada uno cumple un rol irremplazable.
Su natural desempeño es ayudar a que el cuerpo esté sano y creciendo, coordinado por la cabeza que, en el caso de la iglesia, es nada más ni nada menos que Jesucristo Hijo de Dios.


Capítulo II

Reunidos en su Nombre
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Reunidos en el Nombre que es la Roca de la Salvación
Una de las condiciones indispensables para que haya iglesia local es, sin duda, el nombre que reúne a dicha congregación.
Podemos afirmar que habrá iglesia cuando los hijos de Dios en determinado lugar se reúnan en el nombre de Cristo: Roca y fundamento sobre la que la iglesia fue fundada.

1Corintios 3:11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.

Reunidos en su Nombre implica reunirse bajo su rúbrica y comprometidos con lo que Él es. Implica estar reunidos como embajadores de y accionando en fe de acuerdo con aquello que Él demanda.
En su Nombre implica en la plena seguridad de su Presencia en nosotros, en tanto hijos, y entre nosotros, en tanto iglesia, congregación y comunidad.

2Corintios 5:20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.

Esta rúbrica, firma o sello es la autoridad que Dios ha querido concedernos a sus hijos en confianza.
El mismo Hijo de Dios nos llama a reunirnos en su Nombre y es esta confianza que el depositara en nosotros la que tiene que hacernos reflexionar en cuanto a nuestra forma de desempeñarnos y acerca de nuestro compromiso de vida con quien diera su vida por nosotros.
Reunirse en su Nombre no es una reunión más, ni debiera ser una costumbre, sino que debiera ser un encuentro con Dios mismo, que habita en medio de aquellos por Él redimidos para expresar el amor que Él mismo tuvo hacia nosotros.
En consecuencia, reunirse en su Nombre implica tomar su sello o su firma como un derecho dado por Jesucristo para invocarlo con poder y autoridad que no puede ser resistida por nada ni nadie.
Jesucristo, Dios con nosotros, Verbo divino, Dios hecho Hombre, Fiel y Verdadero prometió estar en medio de dos o tres de sus hijos toda vez que se reunieran en su nombre.

Mateo 18:20 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

Su presencia prometida es autoritativa y es a la iglesia a quien Dios concede este beneficio pocas veces entendido y practicado. Este no es un Nombre más, es Nombre sobre todo nombre que se nombra. Todo está sujeto bajo su mando.

Filipenses 2:9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
2:10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;
2:11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Es necesario comprender lo antes posible que cada vez que nos reunamos en el Nombre de Jesús lo estaremos haciendo bajo la cobertura de su sello y de su rúbrica.
Jesús mismo nos dice: “reúnanse en mi Nombre y yo responderé con mi sello y con mi propia presencia en medio de ustedes”.
Si lo pensamos detenidamente, es algo conmovedor que nos debería llenar de gozo y a su vez de un temor reverente ya que por cada cosa que hagamos será Jesús mismo quien responderá por ellas.

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Reunidos en el Nombre de Aquel que es la Cabeza de la iglesia

Esa autoridad delegada en nosotros, sus hijos, será también la que rija -o mejor dicho- la que debería regir los pasos y las determinaciones de la iglesia que es su cuerpo. Por tanto, podemos llegar a la conclusión de que congregarse es estar como cuerpo en Su presencia para que se manifieste a Su iglesia, que es Su cuerpo transmitiendo vida y coordinando los movimientos del mismo.

Colosenses 1:15 Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.
1:16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
1:17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;
1:18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;”

Este cuerpo, del cual Jesucristo es la cabeza, es “una comunidad encarnada de aquellos que han recibido la Palabra de Dios en Cristo Jesús, y buscan encarnar esa Palabra en sus propias vidas a través del poder del Espíritu Santo”.
Una comunidad de creyentes, es decir de aquellos que han nacido de nuevo, de aquellos que han recibido a Cristo y saben que son hijos de Dios y que tienen derecho y potestad de Dios para llamarse de ese modo.

Juan 1:12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
1:13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

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Reunidos en el Nombre que da vida
Una comunidad relacionada con la vida que imparte Dios a aquellos que creen en Jesucristo y lo siguen.

Juan 10:27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,
10:28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.

Juan 6:35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

Juan 11:25 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.

Juan 17:3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

Si Cristo es la cabeza de la iglesia y la iglesia es Su cuerpo tendrá que tener como características la impartición de vida y no tendrá que haber prevalencia de la muerte en ninguna de sus formas en ella.
Será una comunidad relacionada con la vida de Cristo quien le da vida a su cuerpo por medio del obrar del Espíritu Santo .
Una comunidad de fe que se congrega no para compartir al modo de un club social, sino en un compromiso encarnado con la vida del otro. En sus alegrías y tristezas, en sus dudas, en sus incertidumbres, en la ayuda mutua, en el soportarse los unos a los otros, en el cumplimiento por medio de la fuerza que da el Espíritu Santo de tener y ejercer el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús.

Filipenses 2:3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;
2:4 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.
2:5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,
2:6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
2:7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
2:8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

Si no fuese posible tener el mismo sentir que Jesucristo, Dios no lo demandaría en su Palabra. Ahora bien, este sentir es solamente posible por el accionar pleno del Espíritu Santo en nosotros.
Una iglesia reunida en su nombre es una comunidad de fe que cree en Jesucristo y que Él está en ellos y en medio de ellos dando vida.

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Reunidos en el Nombre que es la Palabra encarnada

Jesús es la Palabra encarnada, el verbo encarnado como determinante de acción y parte imprescindible para que una oración haga/ tenga sentido.
Identificarnos e invocar a Jesucristo como cuerpo hace de la iglesia una comunidad de fe encarnada en cada una de las vidas que la componen, las que se relacionan mutuamente y buscan el beneficio del otro.

Dios habla hoy:
Juan 1:1 En el principio ya existía la Palabra; y aquél que es la Palabra estaba con Dios y era Dios.

Reina Valera 1960
Juan 1:1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

La iglesia es una comunidad encarnada que no mira por lo suyo propio sino por lo de los otros. Esto no significa un desinterés por la vida propia ya que no es lo que dice el pasaje de la Carta a los Filipenses anteriormente citado. Si miramos bien dice “…también por lo de los otros…” con lo que nos está indicando que tampoco tendremos que descuidar nuestra vida.
Jesucristo nos llamó a amarnos como Él nos amó y esto si no fuera posible no habría sido pedido por Él.
Quizás alguien pueda considerar que esto es idealista y coincidiremos con dicha apreciación ya que el mismo Señor nos llama a ser perfectos, ni más ni menos:

Mateo 5:48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

Hay poder en Dios y es esperable por medio del Espíritu Santo que todo creyente crezca cada día en la gracia y en el conocimiento de Dios y en amor mutuo. Esto lo conocía bien el apóstol Pablo y es por eso, justamente, que aconseja a los tesalonicenses en este sentido.
¿Por qué nos llama a tener el mismo sentir que Jesucristo?... ¿Porque pensaba que no era posible?...¡ Todo lo contrario!: Porque pensaba que era posible y que era de Dios el procurar vivir de este modo.

1 Tesalonicenses 3:12 Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros,
3:13 para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.

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Reunidos en su Nombre: Desechando personalismos

Jesús es la Palabra encarnada en la iglesia, en cada uno de sus miembros, en relación vertical con Dios y en relación horizontal con los hermanos. Relación horizontal que se expresará también, por la sujeción a Dios y en aprendizaje de aquellos que, en humildad pero con autoridad, ejercerán sus ministerios como parte del cuerpo. Jesucristo es presentado por San Pablo como la cabeza del cuerpo que es la iglesia.
Como congregación local esta iglesia estará guiada por el Espíritu Santo, mas esta guía será a través de sus siervos fieles, estando cada uno de éstos en las diferentes partes del cuerpo, conforme sea la voluntad de Dios.
Para ello es necesario que se reconozca en el cuerpo la autoridad espiritual dada por Dios a sus hijos. Por esta razón es imprescindible que se determine bien claramente qué declara la Palabra de Dios acerca de cada ministerio por ella descripta.
Por el momento diremos que hay un notable y claro rechazo en la Palabra de Dios a toda forma de personalismo, a todo aquello que pretenda tomar el espacio que sólo puede ejercer Jesucristo.

1Corintios 1:12 Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo.
1:13 ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?
1:14 Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo,
1:15 para que ninguno diga que fuisteis bautizados en mi nombre.

Lamentamos mucho que hoy se escuche a algunos, que pretenden ser llamados apóstoles de Cristo, haciendo críticas a quienes consideran sus competidores cuando se supone que son hermanos en la fe.
Cuánta falta hace hoy en día la humildad de un verdadero apóstol como San Pablo cuando expresaba: “…para que ninguno diga que fuisteis bautizados en mi nombre”.
No pretendía que su nombre figurara. Cuánta falta hace la humildad y la decisión de un verdadero profeta, como Juan el Bautista, cuando decía que era necesario que su ego disminuyera para que creciera Jesús.

Juan 3:28 Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él.
3:29 El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido.
3:30 Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.

La palabra de Dios nos hace referencia a cuatro ministerios, a saber: Apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros.
Si alguien quiere decir que no es sólo esto lo que compone la iglesia diremos que es cierto, pero nuestro cuestionamiento radical es que no hay en la Biblia autorización para decir que es uno sólo el ministerio (el pastoral, o el que fuera) en el que la iglesia se deba recostar y desarrollarse.
Uno de los peligros más grandes que existen en la iglesia es también el mismo peligro que existe fuera de ella. Creemos que es la exaltación del ego, que se ve claramente en la voluntad de dominio hacia el otro.
Lo que afuera se llama sometimiento del hombre por el hombre a gran escala, también es un enemigo dentro de las congregaciones, en menor escala cuantitativa. Podemos afirmar que es devastadora la consecuencia que ejerce en las congregaciones el hecho de querer prevalecer por medio de algún rango jerárquico.
Dios, en su infinita sabiduría nos ha constituido en un Cuerpo del cual Jesucristo es la Cabeza. Es Él quien en su Sabiduría tendrá que coordinar los movimientos de dicho cuerpo.
Ahora bien, es imprescindible que abramos nuestros ojos y veamos la calidad de creyente que puede ejercer un liderazgo en una congregación.¿No habría, en ese caso, expresado Dios en su Palabra que Él quería que haya un iluminado en su iglesia que explicara su Palabra, a quien le iba a decir adonde conducirnos como cuerpo de Cristo? ¿No es este el caso que, en un extremo, expresa el asfixiante romanismo?
Este es la máxima expresión de alguien que se cree único intérprete y representante de Dios en la tierra y que concentra en su poder institucional el destino de la vida de fe de aquellos que se alienan y dejan que otro interprete y decida su vida de fe.
Al decir de la Palabra de Dios, el que tenía Salmo compartía Salmo.

1Corintios 14:26 ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación.

En el hecho de querer constituir un líder que nos explique todo, en muchos casos hasta nuestra vida misma, hay una doble responsabilidad.
En primer lugar, en que dicho supuesto iluminado accede a algo que no está en la Palabra de Dios. Y en segundo lugar, en que él tiene algo que los demás no tenemos: un poder o un don especial desde los cielos dado.

Si Dios en su Palabra compara a la iglesia con un cuerpo, quiere decir que la iglesia también, en un sano funcionamiento, elaborará los anticuerpos necesarios para que cualquier enfermedad que quiera entrar en ella por medio de un cuerpo extraño sea combatida. La única forma de generar estos anticuerpos es por medio del funcionamiento corporal y de recibir órdenes de la cabeza, en un contexto bíblico.
Obviamente, debe haber autoridad en la iglesia en algunos hombres y mujeres, éstos serán los que solventarán su palabra de fe con hechos de fe concretos y no fingidos. Llamaremos a esto autoridad espiritual.
El basar toda una congregación en manos de un solo hombre, que supuestamente depende de Dios, impide el desarrollo de los dones del resto del cuerpo.
La forma de colaboración que se ve en Timoteo hacia Pablo no es por miedo a la persona de Pablo sino por un amor de hermano, que se percibe aún desde la misma letra de la Biblia cuando Pablo se refiere a su ayudante. El vínculo perfecto, y al que Dios aspira, es el amor y no se conformará con menos que esto.

1Pedro 5:5 Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes.

Sujetos a los ancianos; y todos sumisos unos a otros; mutua colaboración y un respeto por la vivencia del otro que nos preceden en la fe y nos enseñan con su ejemplo.
La fe es un Camino a realizar, y es en la mutua colaboración de los diferentes dones y en su ejercicio, donde se ve y se hace práctico dicho amor.
Obviamente que habrá un guía, sí. Lo afirmamos y lo reafirmamos y lo reafirmaremos las veces que sea necesario: este guía será Jesucristo.
Ahora bien, ¿cómo lo hará? …Respuesta: por medio de su Palabra, la que es “viva y eficaz….”

2Pedro 1:20 entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,
1:21 porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

Todos nosotros, los creyentes, tendremos que dar de una vez un paso al costado para que la Biblia nos hable en cada reunión, y que el Espíritu Santo nos hable a cada uno de nosotros como cuerpo de Cristo, para darle cause a su perfecta Voluntad.
Este será un ejercicio continuo en cada reunión y tendremos que aspirar a que sea vivido como un presente continuo en nuestras vidas.
Su Voluntad nunca estará en contra de Su palabra ya que el Espíritu Santo no se contradice y Él nos quiere guiar a la plena vivencia del Cristo en nuestras vidas.
La aceptación de un líder carismático ha generado un grado superlativo de toxicidad en la iglesia y esto termina alejando a los no creyentes y a muchos creyentes de las mismas.
No sólo esto es un error cuantitativo y muchos no son alcanzados por el Evangelio, sino que el error es cualitativo.
Es un error cualitativo en que Dios no quiere que las iglesias se edifiquen en derredor de ningún pecador sino de su Hijo Jesucrito; y es un error cuantitativo en que si se hiciera un trabajo apostólico dejando encargados de cada obra en los lugares en donde se predica el Evangelio, el crecimiento cuantitativo sería muchísimo mayor que a través de estas denominadas “mega-iglesias”.
En otro capítulo, más adelante, trataremos de exponer según nuestra interpretación qué quiere decir cada ministerio.

2Corintios 11:13 Éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo
11:14 Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.
11:15 Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.

¿Es que Dios no anhela que haya hijos suyos que se dediquen a conducir a su iglesia? La respuesta es Sí. Mas Dios dio dones y en una sana relación, el pastor- maestro respetará al apóstol, el apóstol al evangelista y al profeta.
Cada uno respetará y amará al otro, ya que el amor es el único vínculo que Dios admite.
Lo importante es saber que cada ministerio es de un solo cuerpo y que Jesucristo como Cabeza del mismo hablará para que el crecimiento sea bien armónico.
Esto es para resaltar que nos demos cuenta de que el ministerio del otro es importante y para que no se establezcan competencias entre los mismos.
Un ejemplo bien claro es el respeto que San Pablo demostró en su relación con las mismas iglesias que él había levantado.
Una vez establecidas y habiéndose constituido en iglesias, San Pablo respetaba cada una de sus decisiones como iglesias locales, no interviniendo en nada en las determinaciones de las mismas a no ser por un expreso pedido de éstas.
Un apóstol puede ser pastor y maestro pero si ha sido enviado a fundar iglesias en el Nombre de Cristo una vez cumplido este objetivo tendrá que establecer a aquellos ancianos que queden a cargo de la misma y partir a otro lugar como respuesta al llamado del Señor.
El otro aspecto al que tenemos que prestar nuestra atención es a la profesionalización del “llamado” como una suerte de intelectualización del servicio a Dios.
Nadie entienda mal, Pablo era un erudito en teología como pocos en la historia, pero no fue esto lo que lo llevó a ser quien fue, sino su total entrega a la voluntad de Dios.
Reunirse en Su Nombre es algo sagrado en el sentido más amplio y profundo que pueda tener la palabra.
No es cuestión de lugares, ni de vestimentas ni de ritos: es respuesta de los hijos fieles a Dios que quieren hacer su voluntad como cuerpo, conforme a lo que se desprende del testimonio de Jesucristo, al cual nos guía el Espíritu de Dios por medio de su Palabra.
La iglesia se reúne en su Nombre, y el Nombre de Jesucristo es el sello de la autoridad universal que Dios Padre le ha dado a Su Hijo, ante quien se somete todo lo que existe en los cielos, en la tierra y debajo de la ella.

Filipensaes 2:9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
2:10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;
2:11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.


Capítulo III
La unidad de la iglesia


Juan 17:20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,
17:21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
17:22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
17:23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.

El pasaje precedente es parte de una de las oraciones más conmovedoras de Cristo.
Es el pedido a Dios Padre para el cumplimiento de una de las cuestiones más vitales y básicas: La unidad de la iglesia.
Cuando nos confrontamos a las palabras finales de Cristo en Su Cruz y lo vemos exclamando, “…consumado es…”, no podemos más que agradecer y bendecir Su Nombre ya que más no pudo dar, más no pudo hacer; dio todo, dio Su Vida.
Este “consumado es” implica que todo fue hecho por y en Cristo, y que aquella oración por la unidad de la iglesia ya no dependía de Él. Así como ninguna cosa de nosotros los hombres depende de Él, sino de la decisión que nosotros tomemos acerca de lo que Él ya hizo.
Esta, la unidad, es por gracia por medio de la fe y está en nosotros guardarla por todos los medios posibles.
Con esto queremos dejar bien establecido que la idea inicial de Dios y Su Voluntad era la Unidad de la iglesia toda y que es lo que Él busca también hoy.
Él hizo todo y espera que nuestra voluntad también se una a la suya dejando de lado todo aquello que procure la desunión de su pueblo.
El Espíritu Santo trabaja ahora para que esa unidad sea guardada por sus hijos, que componen su iglesia.

Luego de la muerte y resurrección de Jesucristo, Dios envió a Su Espíritu Santo a la iglesia, a cada uno de los que la componen, para que los deseos del Hijo de Dios se hicieran realidad en sus hijos, en Su iglesia.
Es por este motivo que la única base de división establecida en la Biblia para las iglesias es la localidad, mientras que toda otra forma de identificación es absolutamente anti-bíblica y toda división transgrede la voluntad de Dios.
No hay autorización en la Palabra de Dios para identificarnos con una iglesia que no sea la localidad o la casa de quien abre sus puertas para la congregación en una localidad.

Romanos 10:8 Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos:
10:9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
10:10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.

El ruego de Cristo es la Voluntad del Espíritu así que en esto no es necesaria ya revelación alguna:
Todo aquel que se niegue a sí mismo y busque la unidad de la iglesia estará haciendo la Voluntad de Dios y todo aquel que provoque divisiones o proceda a cometer algún hecho que tienda a la división, como enojo, chisme, rencilla o cosas parecidas, estará en contra del Espíritu Santo.
¡Aquí como en tantas otras cuestiones, no hay vueltas!

En estos tiempos se hace imprescindible tener fuertes fundamentos bíblicos sobre los que afirmarnos.
La palabra de Dios debe estar arraigada en nuestros corazones sabiendo que lo que hacemos está en Su Palabra y que en Ella nos afirmamos.
También diremos que es aún más necesario que en otros tiempos simplificar y esto lo vemos en la vida de Cristo.

Mateo 9:5 Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?

Mateo 11:30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

La pregunta de Cristo es: “¿Qué es más fácil…?”, mas nosotros preguntamos: ¿Qué es más difícil…?

Creemos que éstos son tiempos para volver a la Palabra de Dios y para desechar de plano aquello que no veamos en ella, tenga los años de práctica que tenga y lo avale la tradición que sea.

La iglesia puede definirse, quizás, como hombres y mujeres que habiendo sido salvados por Jesucristo –a quien confiesan como Salvador- se congregan fundamentados en Su Palabra y en su Presencia, para guardar la unidad de la misma y ayudarse mutuamente en todo, predicando de palabra y con obras a Su Salvador.

Es realmente muy notable que Jesús relacione la unidad de la iglesia con fines que podríamos llamar evangelísticos, es decir, el mundo creerá más fácilmente si ven amor y unidad en la iglesia. Esto parece “respirarse” en el pasaje citado al principio de este capítulo.

Provocar una división en una iglesia es violentar la oración de Cristo, nada hay que justifique semejante acto.

Jesucristo suplicaba al Padre por la unidad inspirado por el Espíritu Santo y San Pablo decía que la iglesia es un cuerpo, uno y sólo uno.
El peligro para la iglesia no es Satanás solamente, el peligro para la iglesia es nuestro propio ego que toma el lugar de Dios y se manifiesta con obras de la carne que terminan dividiendo al cuerpo o por lo menos intentándolo. Es nuestro ego el que le da lugar al diablo.

1Corintios 1:11 Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas.
1Co 1:12 Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo.
1:13 ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?
1:14 Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo,
1:15 para que ninguno diga que fuisteis bautizados en mi nombre.

El problema de los corintios no era el nombre de Apolo, de Cefas o de Pablo; el problema de los corintios era su espíritu contencioso. La contienda es un síntoma de inmadurez espiritual y esta inmadurez iba a surgir en otros temas si no era por el presentado en el anterior pasaje. Iban a contender de todas formas porque tenían espíritu contencioso.

1Corintios 3:1 De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.
3:2 Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía,
3:3 porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?

El Señor Jesús conoce el corazón de los hombres y sabe aquello que tenemos en nuestro corazón. Él está deseoso de bendecir a su iglesia, pero es necesario decir también que las leyes que estableció para el trato entre hermanos en la iglesia son mucho más exigente que la ley de Moisés.
A veces hacemos de la Palabra de Dios una lectura selectiva y esquivamos versículos que creemos demasiado duros o que no son para nosotros, sin embargo estos versículos están para nuestro bien.

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La ofensa como factor de división, el sentirse ofendido como factor de división

Mateo 5:20 Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
5:21 Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio.
5:22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.

Anhelamos que los párrafos que hablan de algunas cuestiones que pueden ser consideradas como negativas sean entendidos como una forma de prevención hacia la realización de una visión optimista y de crecimiento para los lectores. Tomamos estos pasajes que tienen apariencia de ser negativos por el sólo y suficiente hecho de que están en la Palabra de Dios.

Nuestro sentido habitual de justicia es una enorme barrera para el obrar de Dios. Los fariseos y los escribas se regían por la justicia que creían cumplir, pero en realidad su cumplimiento era sólo una visión de ellos mismos. ¡Dios demanda más que esto!
¿Quiénes de nosotros cumplimos con este requisito? Quizás la respuesta sea nadie.
¿Quiénes de nosotros tendría que buscar esto? La respuesta es todos.
¿Cómo se puede lograr esto? Solamente consagrándonos a Dios en oración y buscando su rostro y su Voluntad diariamente.
¿Es posible?
Respuesta: Si Jesús lo requiere es porque es posible.

“Nuestro sentido de justicia y de verdad” no alcanzan, eso ya lo teníamos antes de ser creyentes. Esto también lo practicaban los escribas y los fariseos.

¿Es esto muy exigente? Sí, claro.
¿Está esto en Palabras dichas por Jesucristo? Sí, claro.
La respuesta será de cada uno de nosotros, la fuerza para lograr esto vendrá de Dios. Y la forma de llegar a vivirlo es creyendo en el poder de Dios en nosotros y obedeciendo a Su Palabra.

Dios ama a nuestro hermano con esos mismos defectos que a nosotros tanto nos molestan, y Dios nos ama a nosotros con los mismos defectos que tanto les molestan a nuestros hermanos.

La iglesia es una comunidad de imperfectos a los que Dios ama, que los está perfeccionando, y que se reúnen en el Nombre del Señor.
Si no entendemos esto tendremos problemas para desempeñarnos en la misma.

Reina Valera 1960
Proverbios 19:11 La cordura del hombre detiene su furor,
Y su honra es pasar por alto la ofensa.

Dios habla hoy
Proverbios 19:11 La prudencia consiste en refrenar el enojo, y la honra, en pasar por alto la ofensa.

Biblia de las Américas
Proverbios 19:11 La discreción del hombre le hace lento para la ira, y su gloria es pasar por alto una ofensa.

La unidad de la iglesia debe ser mantenida a toda costa y esto se hará por amor a Cristo.
Esto es negarse a uno mismo y exponerse en sacrificio vivo.
¡Dios honrará a quienes queramos hacer su Voluntad y, especialmente, al ser artífices e instrumentos de la respuesta de la oración de su Hijo Cristo, la oración que clama por la unidad!

Romanos 12:1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.

Presentéis vuestros cuerpos puede traducirse como “os presenteis…”, que nos presentemos en un todo como sacrificio, y muchas veces este sacrificio será soportar al hermano como veremos más adelante.

Mateo 16:24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.
16:25 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.

Quizás una buena oración podría ser: “Padre, no me cae bien la actitud de mi hermana Fulana o de mi hermano Fulano, pero yo te ofrezco mi vida en sacrificio para que tu Espíritu Santo me de las fuerzas suficientes y el amor para soportarla/o en amor. Es más importante la vida del cuerpo de Cristo que mi opinión y que mi ego, ¡Haz lo que tengas que hacer!”

Si no oramos de esta forma, una situación como esta derivará en que le habremos cedido lugar al diablo, quien hará pie en nuestra mente llenándonos de pensamientos contra tal hermano/a y lo más probable es que esto derive en una contienda o en una pelea que lastime al cuerpo.

Efesios 4:25 Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.
4:26 Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo,
4:27 ni deis lugar al diablo.

Exponemos este pasaje a riesgo de que alguno que esté dispuesto a la contienda lo mal interprete. En principio diremos que hay una ira santa, una ira sin pecado. También hay una ira humana, que sí es pecado.

Santiago 1:19 Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;
1:20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.

Una de las características es que la ira santa ocurre muy de vez en cuando y la ira humana muy a menudo.
La ira no debe dar lugar al enojo y si esto ocurriera la puesta del sol no debería encontrarnos enojados. ¡No estamos autorizados a estar enojados ni por 24 horas con nuestros hermanos!
Negarse a uno mismo es algo muy práctico, no es represión interna, sino darle paso al Espíritu de Dios para que actúe.
Esto es seguir a Cristo obrando para el cumplimiento de la oración por la unidad de la iglesia en Juan 17.

Si alguien nos ha ofendido y nuestro ego se levanta en ira contra ese hermano, hemos puesto a nuestro propio yo por encima de la Voluntad de Dios.
¿Es esto fácil de hacer para nosotros? No, no es fácil ni difícil; es sencillamente imposible.
Nuestras fuerzas no podrán lograr esto, ya que sería poder carnal, voluntad de hombre que se cree “capaz de…”.
A esto llegaremos solo después de haber sido quebrantados y de haber aprendido que es solo en el poder de Dios que se buscará la absoluta unidad de la iglesia.
Es la llenura del Espíritu Santo buscada diariamente en su Palabra y con mucha oración.
¡Es la única posibilidad! Recordemos que la Palabra nos dice “estad siendo llenados”, en tiempo presente continuo.

Efesios 5:18 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu… (en el griego, su idioma original dice: “…antes bien estad siendo llenados…”)

Dios está llamando a que andemos en el Espíritu y no en la carne, Dios anhela que estemos solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.

Ruego por la unidad de la iglesia
Efesios 4:1 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,
4:2 con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,
4:3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;
4:4 un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;
4:5 un Señor, una fe, un bautismo,
4:6 un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.

Pablo se humilla y en su carta ruega a los efesios por la unidad de la iglesia.
¿Cómo podrá ser que dos personas que tienen una misma esperanza no quieran estar unidas?
Si esta esperanza es la venida de Cristo y nuestra vida eterna junto a Él; y nuestro fundamento está en su sacrificio infinito y expiatorio de nuestra maldad ¿Cómo podemos poner nuestro ego por encima de semejante sacrificio?
Hemos sido llamados a ejercer una vocación y esa vocación es la humildad y la mansedumbre:

Mateo 11:28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
11:29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
11:30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

Venid, llevad y aprended son términos imperativos y activos, son órdenes a cumplir en circunstancias concretas que nos serán muchas veces desagradables.
Nadie que busca división, o que no la combate por todos los medios está descansado, sino que vive en un continuo estado de tensión, ya que no tendrá la paz de Dios.
El yugo de Cristo es fácil y el aprendizaje es dado por el mismo Espíritu Santo que nos ha unido como hermanos.

Saber que uno tiene que soportar al hermano nos libera de la carga pesada de buscar la perfección en el otro, perfección que no tiene y que nunca encontraremos.
Cristo lo practicó, Cristo soportó:

Mateo 17:17 Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá.

Jesucristo nos soporta en nuestras incredulidades y perversiones. Él nos dijo:

Juan 13:15 Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.

Si sabemos que un hermano tiene algo que no nos agrada, veamos el soportarlo como una oportunidad para que cambie, como hacerle un “aguante” hasta que Dios obre en él.
Pablo sufría como dolores de parto hasta ver formada en sus hijos espirituales la vida de Jesucristo.

Gálatas 4:19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros,

El hermano que soporta da síntomas de madurez espiritual.
Ahora bien, el hermano que está siendo soportado será redargüido de pecado por el Espíritu Santo y se espera que al oír la corrección cambie de actitud.
Muy probablemente si desoímos la voz rectificadora del Espíritu Santo una y otra vez, Dios obre con energía hasta que entendamos. Digamos también que esta no es la forma prioritaria que Él quiere tratar a sus hijos, pero es una posible respuesta.

Salmo 32:8 Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;
Sobre ti fijaré mis ojos.
32:9 No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,
Que han de ser sujetados con cabestro y con freno,
Porque si no, no se acercan a ti.

Dios ama al que siembra unidad y a los pacificadores.
Muchas veces esta pacificación no tiene que ver con rencillas entre otros hermanos en las que nosotros intervenimos, sino rencillas de nosotros con otros.
Esto cuesta sufrimiento, y sufrimiento de nuestro ego que no quiere hacer la mínima fuerza para soportar al hermano.
No es difícil ver que el problema no se resuelve haciendo que los otros cambien para que sean hechos a nuestra medida, sino haciendo que la paz de Dios domine nuestros corazones en la aceptación del otro como es.
En definitiva: los que tenemos que cambiar somos nosotros.

La unidad del Espíritu tiene como vínculo la paz y el no soportarse tiene como vínculo inevitable la contienda.

Efesios 4:3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;

Por eso Dios se reserva el derecho de ser Juez y trabaja para la destrucción de nuestro ego, ya que si nuestro ego está menguado no importará lo que ocurra alrededor: el dominio será del Espíritu Santo.
Si esto no es así, el creyente sufrirá mucho ya que siempre a nuestro alrededor pasará algo que nos desagrade y que nos incite a contender.
El pecado ha hecho estragos en la humanidad y siempre nos toparemos con alguien que nos hiera y que sea injusto. Esto por un lado. Y por otro lado nos veremos confrontados a la Palabra de Dios que nos ordena amar a nuestro enemigos.

Mateo 5:43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.
5:44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
5:45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.

Ante semejante orden de amar a nuestros enemigos, ¿¡Qué no nos demandará Dios hacia nuestros hermanos!?
Si intentamos amar a nuestros enemigos con nuestras fuerzas terminaremos diciendo con Pablo:

Romanos 7:24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
7:25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.

Aceptarnos tal como somos nosotros mismos, aceptarnos como pecadores, es aceptar a su vez que Él mismo nos aceptó como tales y esto nos quita el gran peso de intentar que todo se conforme a nuestra voluntad y solo así también diremos con Pablo: ¡Gracias doy a Dios por Jesucristo!
Aceptémonos como pecadores aceptados por Dios, aceptemos al hermano como pecador aceptado por Dios.
Entendamos que estamos en un Camino de perfeccionamiento por la obra del Espíritu Santo, y pidámosle a Dios que nuestro ego mengüe para que Él crezca.


Un antiguo himno lo describe muy bien:

I.
Tal como soy de pecador,
sin otra fianza que tu amor,
a tu llamado vengo a ti,
Cordero de Dios, heme aquí.

II.
Tal como soy, buscando paz,
en mi desgracia y mal tenaz,
combate rudo siento en mí,
Cordero de Dios, heme aquí.

III.
Tal como soy, con mí maldad,
miseria, pena y ceguedad,
pues hay remedio pleno en ti,
Cordero de Dios, heme aquí.

IV.
Tal como soy, me acogerás;
perdón y alivio me darás,
pues tu promesa ya creí,
Cordero de Dios, heme aquí.

V.
Tal como soy, tu compasión
quitado ha toda oposición;
yo pertenezco todo a ti,
Cordero de Dios, heme aquí.

Este himno es muy cierto y es cierto para todos nosotros: ¿Quién de nosotros no tiene combates interiores? ¿Quién de nosotros no tiene miserias, pena y ceguedad como dice el himno?-
Entonces, ¿Por qué no pedirle a Dios que en su misericordia nos haga vivir una vida plena en el Espíritu Santo y ocuparnos de nosotros mismos antes que estar atentos a ver si alguien nos ha ofendido?

Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.
Es notable que aún cuando procuremos la unidad, ésta no será nunca nuestra unidad, y ¡Gracias a Dios por esto!
La unidad de la iglesia es la unidad del Espíritu, es decir que Él ya unió y quien quiera desunir se encontrará lidiando contra el mismo Dios.

La unidad no debe ser procurada sino que debe ser mantenida. El Espíritu Santo ya nos ha unido y quien busque otra cosa está yendo en contra de esa unidad ya establecida.

El Espíritu Santo mora en cada uno de sus hijos y es Él mismo quien nos une. Nuestra tarea es estar solícitos en guardar lo que ya fue hecho por el Espíritu de Dios y el vínculo será la paz, sin fingimiento.

Un cuerpo
Un cuerpo cuyos miembros se vinculan con el vínculo de la paz, muchos miembros y un cuerpo. Esto no admite divisiones ni rangos jerárquicos sino sumisión a que cada parte haga su tarea en servicio mutuo buscando el beneficio de todo el cuerpo.

Romanos 12:4 Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función,
12:5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.

La imagen que presenta Pablo es inmejorable.
Querer hacer lo que le toca al otro es también un factor de división en el cuerpo.
El pasaje anterior no debería dejar lugar a dudas, sin embargo lo compararemos al cuerpo humano y plantearemos la siguiente situación. Si los miembros del cuerpo humano pudiesen hablar, quizás el pié le diría al brazo que podría tomar su lugar o que no le gusta la orden que la cabeza le dio.
Quizás el páncreas le diría al hígado que ellos son más importantes que los pulmones, o quizás el ojo le diría a la nariz que su tarea es más decorosa para el cuerpo. O quizás la mano derecha quisiera ser una oreja y cumplir su función.
Esto que nos suena tan ridículo para nuestro físico es lo mismo que Dios plantea en su Palabra para la iglesia, ni más ni menos.

Alguien lo ilustró magistralmente de la siguiente forma:

Cierto día, un capitán de barco y su rudo jefe de ingenieros conversaban. Empezaron a discutir sobre quién era más importante de los dos para que el barco navegara.
Como la discusión se tornó acalorada, el capitán decidió que por un día cambiarían de trabajo. El jefe de ingenieros estaría en el puente de mando y el capitán en la sala de máquinas.
A sólo unas pocas horas de haber iniciado el experimento, el capitán salió de la sala de máquinas. Venía sudado y sus manos, su cara y su uniforme estaban llenos de grasa y aceite.
«Jefe», le dijo, «creo que tiene que venir a la sala de máquinas. No puedo hacer que los motores anden»
«Por supuesto que no puede», le dijo el jefe de ingenieros. «Acabo de encallar el barco».

Que tontería es cuando comenzamos a creer que somos los únicos y que el mundo depende sólo de nosotros. En la vida estamos rodeados de personas y cada uno tiene un papel vital que desarrollar.
Necesitamos aprender a considerar al otro y saber que cada uno es experto en algo y cuando nos unimos, el barco de la vida puede marchar.
Dios nos ha dado dones y capacidades a cada uno, pero siempre dejemos que Él sea el capitán del barco .

1 Corintios 1:10 Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.

Colosenses 2:2 Para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo.

Pablo, apóstol (enviado) de Jesucristo y preso de la voluntad de Dios ruega.
Ruega por la unidad de la iglesia

Un Señor
Un Señor que no quiere que le digamos Señor si no hacemos lo que Él manda.

Lucas 6:46 ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?

Mateo 7:21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
7:22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
7:23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
7:24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
7:25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
7:26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;
7:27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.

Ser prudente según este pasaje es hacer, reiteramos, hacer la voluntad de Dios.
Y en cuanto a la unidad de la iglesia…¿Cuál es la voluntad de Dios?
Respuesta: La voluntad de Dios es que haya unidad en su iglesia, en palabras de Cristo a Dios el Padre:

Juan 17: 22 “….para que sean uno, así como nosotros somos uno…”


Un bautismo
Un bautismo que es símbolo de unión. Aquí lo importante no es la forma de bautismo, si es por aspersión o inmersión. Creemos que la Palabra de Dios habla de inmersión pero esto no es lo medular en el pasaje.

1Corintios 1:13 ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?

En este pasaje importa verdaderamente el Nombre en el cual nos bautizamos. Fuimos bautizados en el Nombre de Cristo, en su amor, poder y autoridad.
El bautismo es una representación de nuestra fe puesta en Jesús: al creer hemos sido bautizados en Él y luego como respuesta a nuestra fe, obedecemos el mandato bíblico de bautizarnos sumergidos en aguas como testimonio público.
El bautismo es un testimonio público de fe en el Señor Jesús. Es una expresión simbólica, si se quiere, de nuestra muerte a nuestro pecado y nuestra resurrección en Él.
En el mismo momento en que creímos en Cristo, Dios nos da de Su Espíritu Santo que está en nosotros y es en ese momento que somos sumergidos en el cuerpo de Cristo que es la iglesia.
Aquí también se ve con suma claridad que generar la unidad de la iglesia no es cosa nuestra, pero sí el estar solícitos en guardar dicha unidad.

1Corintios 12:13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

Y aunque muchos no lo saben, viven en la presencia de Dios ya que quien ha creído, ha sido sumergido en el cuerpo, y ha sido revestido de Cristo.

Gálatas 3:27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.

Para reafirmarlo aún más,

Efesios 5:29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia,
5:30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.

Más adelante Pablo dirá, que es “…grande este misterio” y es cierto, la única forma de aceptarlo y vivirlo es como todo en la vida del cristiano: Por gracia de Dios por medio de la fe.

Un Dios y Padre de todos
Ya Pablo había dicho, un Espíritu (Santo), un Señor (Jesucristo) y un solo Dios y Padre que es sobre todos, por todos y en todos.
Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo es Un solo Dios: Un misterio que escapa a nuestra razón y que solo puede llegar a comprenderse por la fe, espiritualmente.
Dios Padre que ha enviado al Espíritu Santo para que el mundo crea, que nos ha sumergido en el cuerpo de Cristo, que procura que guardemos la unidad en el vínculo de la paz; un Señor, el Hijo de Dios, que diera Su vida por nosotros, que terminara la obra redentora y que en su ministerio en la tierra oró a Su padre y nuestro Padre para que seamos uno, como Dios mismo es Uno.
El mismo y Único Dios a quien su Hijo Cristo oró en los siguientes términos:

Juan 17:20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,
17:21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
17:22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
17:23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.


Sembremos unidad, amor de los unos por los otros, sembremos el guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, sembremos el negarnos a nosotros mismos para que la plenitud de Cristo resplandezca, sembremos el dominio de nuestras conversaciones, sembremos la falta de crítica hacia el hermano, sembremos las sanas conversaciones exentas de chisme, sembremos la buena voluntad.
¡Dios nos dará su fuerza para que esto suceda, ya que esto es su propósito para nosotros en la vida de congregación como cuerpo de Cristo!
¡Jesucristo mismo oró por esta unidad; seamos parte del cumplimiento de la misma!

Siembra
En cierta ocasión, un reportero le preguntó a un agricultor si podía divulgar el secreto de su maíz, que ganaba el concurso al mejor producto año tras año. El agricultor confesó que se debía a que compartía su semilla con los vecinos.

- ¿Por qué comparte su mejor semilla con sus vecinos, si usted también entra al mismo concurso? preguntó el reportero.
-Verá usted, dijo el agricultor. El viento lleva el polen de un sembrío a otro. Si mis vecinos cultivaran un maíz de calidad inferior, la polinización cruzada echaría a perder la calidad del mío. Si siembro buen maíz, debo ayudar a que mi vecino también lo haga.

Lo mismo ocurre en nuestra vida. Quienes decidan vivir bien, deben ayudar a que los demás vivan bien, porque el valor de una vida se mide por las vidas que toca. Quienes optan por ser felices, deben ayudar a que otros encuentren la felicidad, pues el bienestar de cada uno está unido al bienestar común.

Gálatas 6: 2: "Sobrellevad los unos las cargas de los otros y cumplid así la ley de Cristo."


¡Dios nos bendiga y nos haga temerosos de Él y de su Palabra en lo que a la unidad de la iglesia se refiere como una cuestión prioritaria!


Capítulo IV

Reunidos alrededor de Su palabra.

Salmos 119:8 Tus estatutos guardaré;
No me dejes enteramente.
119:9 ¿Con qué limpiará el joven su camino?
Con guardar tu palabra.
119:10 Con todo mi corazón te he buscado;
No me dejes desviarme de tus mandamientos.
119:11 En mi corazón he guardado tus dichos,
Para no pecar contra ti.
119:12 Bendito tú, oh Jehová;
Enséñame tus estatutos.
119:13 Con mis labios he contado
Todos los juicios de tu boca.
119:14 Me he gozado en el camino de tus testimonios
Más que de toda riqueza.
119:15 En tus mandamientos meditaré;
Consideraré tus caminos.
119:16 Me regocijaré en tus estatutos;
No me olvidaré de tus palabras.
119:17 Haz bien a tu siervo; que viva,
Y guarde tu palabra.
119:18 Abre mis ojos, y miraré
Las maravillas de tu ley.

Dios nos guiará siempre a que como iglesia nos reunamos en el Nombre de Jesús de Nazaret según Su Voluntad; y también sabemos que por medio de su Espíritu nos hará saber todas las cosas que siempre estarán en armonía con su Palabra… reiteramos siempre estarán en armonía con su Palabra.

La palabra de Dios fue inspirada por el Espíritu Santo y hoy, luego de la resurrección, cuando Dios nos diera la venida y la guía de su Espíritu, su guía estará siempre de acuerdo con lo escrito en ella. Dios no se contradice y no hay mudanza ni sombra de variación en Él.


Malaquías 3:6 Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.

Juan 16:13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.
16:14 El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.

Hebreos 13:8 Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.

Santiago 1:17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.
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La Biblia: Palabra de vida

Juan 6:68 Le respondió Simón Pedro:
Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.

Es a través de la Biblia como hemos llegado al conocimiento de Cristo como nuestro Salvador, es a través de Su Palabra como hemos obtenido nueva vida por gracia por medio de la fe. Hoy contamos con la inmensa bendición de poder acceder al conocimiento de Dios por medio de la misma. De esto podemos dar fe todos aquellos que hemos nacido de nuevo por la gracia de Dios al haber depositado nuestra fe en Cristo Jesús.
Esto forma parte de uno de los tantos misterios de Dios ya que no sabemos porqué Él, en su infinita sabiduría, quiso que fuera por este medio que nosotros accediéramos al conocimiento de su Plan y de su Voluntad.
En todos los casos la Palabra de Dios intentará procurarnos vida. Decimos que intentará darnos nueva vida ya que Dios es respetuoso de nuestras decisiones y cierto es aquello que dice que la puerta de nuestras vidas tiene un solo picaporte y está del lado de adentro. Dios se impuso a Sí mismo el llamarnos sin forzar ni violentarnos y aquél que sinceramente crea, lo hará como un acto de su propia voluntad.

Apocalipsis 3:20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.

Dios dará vida nueva si y solo si nosotros lo invitamos a que sea nuestro Salvador. Este principio de dar vida es así aún para aquellos que rechazan el mensaje, ya que por medio de la Palabra de Dios el Espíritu Santo estará procurando por todas las formas posibles nuestro arrepentimiento y fe en Cristo, condiciones imprescindibles para tener nueva vida. El Espíritu de Dios, por medio de la Biblia, siempre querrá traer vida; solo que algunos la rechazan y por esto, solo por esto, se condenarán a sí mismos.

2Pedro 3:9 El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

La Palabra de Dios actuará como instrumento para el nuevo nacimiento de aquellos que sinceramente busquen a Dios en arrepentimiento de sus pecados y en fe en Jesucristo.

Romanos 10:17 Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

Juan 3:5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
3: 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
3:7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.

Ahora bien, una vez ocurrido este nuevo nacimiento es necesario estar nutridos continuamente por la Palabra de Dios, ya que un recién nacido es un bebé, en este caso un bebé espiritual.

1Corintios 3:1 De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.
3:2 Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía,
3:3 porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?

Por lo general, el recién convertido o, en las palabras del Señor Jesús, el recién nacido espiritualmente, tiene una gran necesidad de alimentarse de la Palabra de Dios. Muchas veces ocurre que este ejercicio se va perdiendo por acostumbramiento, por negligencia, por indiferencia, etc. La lectura y estudio de la Palabra de Dios nos sostendrá y alimentará nuestra fe, siendo uno de sus frutos el nuevo nacimiento y la permanencia en cada uno de sus hijos fieles.

1Pedro 1:22 Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;
1:23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.

Salmos 119:25 Abatida hasta el polvo está mi alma; Vivifícame según tu palabra.

Lo cierto es que la Palabra de Dios debe correr en nosotros; debemos estar llenos de la Palabra, porque estar llenos de la Palabra es estar llenos de Dios mismo.

Colosenses 3:16 La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.

Esto no refiere a un conocimiento meramente intelectual sino a un conocimiento espiritual. Es nuestro espíritu el que necesita recibir vida del Espíritu Santo y esto se hará por medio de la lectura profunda de la Biblia. Aquello que Jesús denominara escudriñar.

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La Biblia, Palabra espiritual: De Espíritu a espíritu.

Salmo 42:7 Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas;
Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.

Un abismo llama a otro abismo al sonar de tus cascadas…
La Biblia es un libro y/o un conjunto de libros que fueron inspirados por Dios y escrito por el Espíritu Santo, obrando por medio de algunos de sus hijos fieles a través de la historia. Estas letras impresas hoy no son solo eso, son mucho más, infinitamente más.

La Biblia es un libro espiritual: por lo tanto, quien se acerque a él para un mero conocimiento intelectual obtendrá solo eso, conocimiento intelectual.

Sabrá fechas, personajes, historias, lugares, circunstancias políticas referidas a dichas historias, no más. Su espíritu habrá permanecido de la misma forma antes y después de obtener dichos conocimientos.
Es importante saber que todo hombre y mujer que habita en esta tierra tendrá que nacer de nuevo si quiere ver el reino de Dios. Y este nuevo nacimiento no se produce en el conocimiento intelectual, sino en nueva vida para el espíritu muerto de todo hombre que no ha procedido al arrepentimiento y fe en Cristo.
San Pablo lo llama el hombre natural, el que no ha nacido de nuevo, el que se pierde en su pecado por no haber procedido al arrepentimiento y fe en Jesús.

1 Corintios 2:14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.

Este hombre natural no logrará entender la Palabra de Dios espiritualmente, no porque no pueda sino porque no quiere. Es por esto que podremos conocer a muchos intelectuales que hayan leído la Biblia y que la conozcan de tapa a tapa, pero no han recibido vida en su espíritu. Aunque duela decirlo: están muertos en espíritu, están separados de Dios y de su gloria.

Lucas 9:59 Y dijo a otro: Sígueme. El le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre.
9:60 Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios.

En este pasaje podemos apreciar que un muerto puede enterrar a otro muerto. ¿Y cómo es esto posible? Esto es posible porque hay muerte espiritual (separación de Dios por el pecado) y muerte corporal. Muerte sería equivalente a separación en este sentido.

Hebreos 9:27 Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,
9:28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.

Una muerte espiritual (separación de Dios) que se produjo en el Edén cuando pecamos en Adán y esta muerte tiene como consecuencia la muerte física de la que nos habla la Carta a los Hebreos. Así podremos entender el pasaje de Lucas 9: 59; un muerto espiritual entierra a alguien que murió físicamente.
El hombre natural, el que está muerto (separado) en espíritu de Dios, y que no quiere proceder al arrepentimiento y a la fe, no podrá entender la Biblia porque parte de su prejuicio de no arrepentirse, es decir, de su prejuicio de considerarse justo delante de los ojos de Dios.

Si hay búsqueda sincera: ¡Dios obrará sin dudas!
Pero esta búsqueda sincera es un requisito imprescindible, reiteramos es un requisito imprescindible, y todos sabemos en nuestro interior cuando estamos siendo sinceros y cuando no.

Un abismo llama a otro abismo, el espíritu de Dios es un abismo infinito ¿Quién podrá abarcarlo? Mas el espíritu del hombre también es un abismo. Es por esto que el salmista clama diciendo: “Un abismo llama a otro abismo”. Un espíritu llama a otro espíritu, y el primer llamado que hace Dios a todos los hombres y mujeres es al arrepentimiento y a la fe en Jesús el Hijo de Dios, al nuevo nacimiento.
La Palabra de Dios, la Biblia, es en este sentido un instrumento en las manos de Dios; y lo primero que busca cuando aún no lo conocemos es justamente eso: que lo conozcamos y que creamos en Su Hijo Cristo.

Juan 17:8 porque las palabras que me diste les he dado; y ellos las recibieron y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.

Y sigue más adelante:
Juan 17:20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,
17:21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.

Dice: “…los que han de creer en mí por la palabra de ellos…”
Es evidente que el Espíritu Santo nos da vida por medio de la Palabra de Dios. Este es siempre el primer contacto con Dios como hijos suyos recién nacidos. Cabe aclarar que este nuevo nacimiento puede ser por aceptar a Jesucristo por el testimonio verbal de alguna persona que nos presenta el mensaje, pero también es cierto que es a través de la Biblia y a su tradición escrita que nosotros llegamos a conocer el mensaje de Dios para los hombres. En el nuevo nacimiento, Dios habrá tocado nuestro espíritu y le habrá dado nueva vida.
El resto de las veces que nos aproximemos a su Palabra roguemos que sea nuestro espíritu el que entre en contacto con Su Espíritu Santo para enseñarnos, nutrirnos y fortalecernos en Su propósito para nuestras vidas. Durante toda nuestra vida hemos de procurar que al leer o escudriñar la Biblia, nuestro espíritu entre en contacto con el Espíritu de Dios. No debería ser una rutina sino un gozo diario, ya que entrar en contacto con Su Palabra es entrar en contacto con Su propósito, con Su voluntad y con Sus principios.
La palabra de Dios, en definitiva, cumplirá con aquel versículo que nos dejara el apóstol Pablo: Se expresará a nuestro ser interior, a nuestro espíritu por medio de Su Espíritu Santo.

1Corintios 2:11 Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.
2:12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido,
2:13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.
2:14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.

Para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, dice el apóstol; sí, para que sepamos, y nuestro saber que tenemos en Cristo acerca de aquello nos vendrá mediante el estudio de su Palabra. Acomodando lo espiritual a lo espiritual. El Espíritu Santo hablando a nuestro espíritu. Para esto es necesario que tengamos una actitud humilde y desprejuiciada al entrar en contacto con Su palabra y para hacer una sana interpretación de ella.
La misma actitud que tuvo el rey David cuando escribió:

Salmos 119:18 Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.

Biblia de las Américas
Salmos 119:18 Abre mis ojos, para que vea las maravillas de tu ley.

Abre mis ojos para que vea las maravillas de tu ley… Si alguien pide que se les abran los ojos para que vea algo, está diciendo que sin esa ayuda no está viendo.
Algo que parece tan simple y tan sencillo de entender es muchas veces nuestro primer error. Creemos que por haber leído reiteradamente un pasaje ya sabemos todo acerca del mismo y así invalidamos con nuestra actitud aquellas cosas que quizás Dios quiere enseñarnos.
La palabra de Dios es Palabra infinita y no son meras letras que unidas de cierta y determinada forma hacen sonido y sentido en nosotros. Es Otra la dimensión de la Biblia. Es dimensión espiritual y cumple con las reglas que Dios mismo ha establecido en ella.
Reiteramos:
2:14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.

Nadie que se acerque a la Biblia creyendo que ya la conoce lo suficiente aprenderá nada de parte de Dios, sino todo lo contrario.

1Pedro 5:5 Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes.

Es una ley que Dios se impuso a sí mismo: Dios resiste a los soberbios; y si nosotros nos aproximamos nada más y nada menos que a su Palabra creyendo que ya conocemos demasiado, entonces Dios no nos la revelará con mayor profundidad. Igualmente si partimos de algún prejuicio, seguramente éste prevalecerá hasta que sea destronado como se destrona a un ídolo.

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La Biblia: Alimento para la humanidad

Deuteronomio 8:3 Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.

Mateo 4:4 Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

La primera conclusión a la que podemos llegar en cuanto a esto es muy sencilla: La Palabra de Dios es alimento. Ahora bien, ¿Qué alimenta la Palabra de Dios? Así como nuestro cuerpo recibe alimentos de los que se nutre, nuestro espíritu se nutre de la Palabra de Dios.
Esto quizás se percibe de una manera muy contundente cuando Dios llega por primera vez a nuestra vida en el nuevo nacimiento, y así como un bebé se alimenta de aquellos nutrientes que le aporta su madre, el recién nacido del Espíritu Santo busca alimentarse de la Biblia. Es necesario remarcar que esto puede ir perdiéndose con el tiempo y es mejor estar prevenido acerca de esto.
Lo cierto es que la mayoría de nosotros no pasa más de doce horas sin sentir en su cuerpo la necesidad de ingerir alimentos, y una segunda conclusión lógica sería que así como ocurre con nuestro cuerpo físico, debiera ocurrir con nuestro espíritu.

Para esto es una buena cosa, ya desde el inicio de nuestra vida de fe, que separemos por lo menos 30 minutos al inicio del día para leer y estudiar la Palabra de Dios.

Si esto es así desde un inicio, se generará un buen hábito en nuestras vidas que nos será útil tanto para el desarrollo de nuestra vida cristiana personal, como para nuestra vida de fe comunitaria. Dios no nos va a revelar sus misterios y enseñanzas más profundas acomodadas a nuestra vida si no nos alimentamos diariamente de su Palabra.
San Pablo nos dice en la carta a los corintios que se espera que en nosotros haya un crecimiento espiritual.

Reiteramos porque nos parece de mucha importancia lo siguiente:
1Corintios 3:1 De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.
3:2 Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía,
3:3 porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?

A los corintios todavía los dominaban algunas cuestiones que Pablo las llama carnales, tales como celos, contiendas, iras y demás. Por estas cosas se ve impedido de hablarles como cristianos crecidos y maduros y tuvo que darles de comer, todavía, alimento para niños (leche) y no para adultos (vianda).

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Cristo nuestro ejemplo: La Biblia, Escritura conocida por Jesús

Lucas 2:46 Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles.
2:47 Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas.

Ya desde niño Jesús dejaba asombrado a los “adultos” con su conocimiento de la Palabra de Dios. Se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas.

Ahora bien, es una verdad surgida de la lógica más elemental, que sus respuestas requerían un conocimiento previo.
Es decir, para poder dar respuestas acerca de la Palabra de Dios, debía conocerla y para conocerla debía antes haberla leído y luego estudiado y escudriñado con fervor y gran dedicación.

Si Él es nuestro Maestro en todo, también lo debe ser en esto. Si Él no dejaba pasar un solo día sin dejar de escudriñar su Palabra y de orar al Padre, también nosotros debemos hacer lo mismo…
¿Por obligación? No, por conveniencia. Es necesario decir que leer su Palabra y orar al Padre nos conviene. Es mejor estar bien alimentados que débiles por no tener los nutrientes necesarios.
Conocer la Palabra nos alejará de las falsedades que tanto andan dando vueltas hoy en día. Conocer la Palabra de Dios nos evitará errar en nuestra vida y como comunidad.

Oseas 4:6 Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.

Mateo 22:29 Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios.

Si bien desde su juventud el Señor Jesús manifestó su conocimiento delante de los principales y los sacerdotes del templo, también sobre el final de los relatos del evangelio de Lucas se ve cómo en los días siguientes a su resurrección, dio muestras de su conocimiento sin igual y de cómo ver en la Palabra de Dios el cumplimiento de las profecías que hablaban acerca de Él.

La Palabra de Dios guarda una unidad monolítica y se remite a sí misma.
Es decir que un pasaje alumbra a otro y la mejor forma de interpretarla es a la luz de lo que la misma Biblia dice a través de todos los tiempos.

Así, esto alimentará también nuestra fe al ver cómo a través de toda la historia, hombres de diferentes condiciones sociales han escrito, inspirados por el Espíritu Santo, los diferentes libros que componen la Biblia y que remiten a quien es el centro de la misma: Jesucristo.

Lucas 24:25 Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!
24:26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?
24:27 Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.

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La Biblia: Nuestra guía

2 Timoteo 3:16 "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,
3:17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra."

Enseñar, redargüir, corregir, instruir, todo esto para que el Hijo de Dios sea enteramente preparado para toda buena obra.
Si recordamos aquello que dijera Jesús de sí mismo en cuanto a Pastor de las ovejas, podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la oveja es uno de los animales que pierde con más facilidad el rumbo. La oveja extraviada es una figura común para nosotros y es como para tomar en cuenta este tipo de comparación ya que nosotros, como creyentes, también cumplimos con éstas características.
Otro de los motivos para agradecer a Dios por su Palabra es que ésta nos ha sido dada como una guía para nuestras vidas. David como pastor sabía de estas situaciones en su oficio, aún desde muy niño. Es por esto que él decía: “El Señor es mi pastor…” en el conocido Salmo 23. Y es el mismo David que tomaba a la Palabra de Dios como guía, estatuto, ley.

Salmos 17:4 En cuanto a las obras humanas, por la palabra de tus labios
Yo me he guardado de las sendas de los violentos.
17:5 Sustenta mis pasos en tus caminos,
Para que mis pies no resbalen.

Esta Palabra de Dios será siempre para nuestro bien y su consejo nos evitará problemas, al tiempo que nos dará también principios para actuar en nuestra vida en situaciones concretas.

Todo lo que dijimos y diremos en este capítulo acerca de la Palabra de Dios no habrá significado nada si no nos tomamos por lo menos 30 minutos por día para leerla, escudriñarla y aprenderla.

¡Dios nos dio su Palabra para que nuestros pies no resbalen! Buenas resoluciones de hoy nos evitarán problemas mañana.

Lucas 11:28 Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.

En tiempos de tantas tinieblas y oscuridad que han invadido la tierra es bueno afirmar junto con el rey David:

Salmos 119:105 Lámpara es a mis pies Tu palabra, y lumbrera a mi camino.

Este querer ser guiados por la Palabra de Dios y el pedir fuerzas para cumplir con lo que Dios nos demanda es una muestra de amor. Tanto es así que Jesús nos dice que la muestra real de nuestro amor hacia Él es guardar su Palabra.

La palabra es el parámetro de nuestro amor hacia Dios; el que ama a Cristo su palabra guardará.
No es cuestión de sentimientos, ni se basa en sensaciones, ni en emociones sino que el verdadero parámetro de nuestro amor a Cristo es nuestra obediencia a su Palabra.

Santiago 1:22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

Podemos llorar, reír, patalear de felicidad y gozo, mas si esto no redunda en obediencia a la Palabra de Dios en actitudes concretas, habrá sido heno, madera y hojarasca que el fuego la consumirá no dejando nada, habrá sido una ilusión.
Aclaremos una obviedad: el gozo del Señor puede ser una de sus manifestaciones al igual que su paz y cada aspecto del fruto del Espíritu Santo; no estamos negando esto.
Sí negamos que cualquier manifestación interna sea parámetro para medir nuestro amor por Jesús, ya que dicho parámetro ha sido establecido por Él mismo y está expresado en el siguiente versículo:

Juan 14:23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.
14:24 El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.
14:25 Os he dicho estas cosas estando con vosotros.
14:26 Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.

Es evidente que para guardar su Palabra hay que conocerla.
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Jesucristo el Señor como centro del mensaje de Dios en su Palabra

Es imprescindible que desde nuestro nacimiento espiritual tengamos un concepto claro de lo que significa la unidad de la Palabra de Dios.

Desechamos de plano la división hecha de la misma en Antiguo y Nuevo Testamento.
Podremos hacer referencia a esto como una forma de ubicarnos para encontrar algún pasaje, mas no como una división de ella.
Muchísimo menos en cuanto a su contenido esencial y a su mensaje salvífico.

En primer lugar, diremos que en los primeros años de la iglesia, el denominado Antiguo Testamento era la única Palabra inspirada a la que se tenía acceso. Y también, es necesario decir que cuando alguien quería saber si en Cristo estaba el cumplimiento de lo profetizado recurrían a lo dicho por los profetas, los Salmos y demás libros.

Cristo no vino para anular el denominado Antiguo Testamento, ni su ley ni sus profetas, sino a cumplir con lo escrito.

Mateo 5:17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.
5:18 Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.
5:19 De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.
5:20 Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
5:21 Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio.
5:22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.

Jesucristo no vino para abrogar sino para cumplir, es decir que todo lo dicho por los profetas, la Ley mosaica y los Salmos en Él tuvo cumplimiento. El denominado Antiguo Testamento no fue despreciado por Él ni por los Apóstoles. Estar en la gracia es estar en una ley mucho más exigente que es la Ley de Cristo, la del Espíritu, la Ley por Él dada. Esto se ve claramente cuando dice “…oísteis que fue dicho…mas Yo os digo…” Siempre el “Yo os digo” es más exigente, pero para esta exigencia mayor ha dado de su Espíritu Santo, el que obrará en nosotros para llevar adelante tal exigencia.
No entraremos en este tema en particular, solo diremos con San Pablo:

Romanos 7:7 ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás.

Cristo es superador de la Ley de Moisés: por medio de ella conocemos nuestro pecado y somos quebrantados, mas la ley es santa y siempre el Espíritu nos llevará a la santidad resumida en los dos mandamientos más importantes, que al decir de Cristo son:

Mateo 22:36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?
22:37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
22:38 Este es el primero y grande mandamiento.
22:39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
22:40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

La Biblia entera habla de Cristo y esto, de tapa a tapa, sin división alguna.

Lucas 24:25 Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!
24:26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?
24:27 Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.

Volvemos otra vez sobre este pasaje con el solo propósito de dejar establecido que en las propias Palabras de Jesús esto fue afirmado de modo contundente.
Lamentablemente nosotros hemos hecho una división de la Biblia en Antiguo y Nuevo Testamento que, además de ser un agregado humano, nos ha llevado a una división innecesaria.

La Palabra de Dios guarda unidad desde el Génesis hasta el Apocalipsis y sin división alguna.

Esto se ve claramente dicho por el mismo Hijo de Dios al afirmar que Él les declaraba cómo aún desde Moisés y siguiendo por lo profetas la Escrituras hablaban de Él. Indudablemente, Jesucristo es el centro del mensaje bíblico y sin temor a equivocarnos podemos afirmar que el versículo central que demuestra lo anteriormente expuesto es el siguiente:

Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Este mensaje de salvación en Cristo que nos ofrece la Palabra de Dios era el que predicaba Pablo y se espera que todo creyente esté dispuesto a compartirlo con aquellos que no lo conocen. Por esto es necesario también conocer la Palabra de Dios, ya que Él actuará en nosotros dándonos argumentos para comunicar su mensaje.

1Co 15:3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;
1Co 15:4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;
1Co 15:5 y que apareció a Cefas, y después a los doce.

Cristo, como centro del mensaje de la Biblia, nos llama a ser sus testigos y a anunciar su mensaje. Para esto es necesario conocer la Palabra de Dios profundamente.

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La Biblia como espada inquebrantable de Dios

Mateo 4:1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.
4:2 Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.
4:3 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.
4:4 Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Extendiéndonos un poco en el pasaje de la tentación a Cristo podemos ver, en principio, que Satanás conoce la Biblia y, a su vez, que este conocimiento lo distorsiona intentando provocar el tropiezo, aún del mismo Dios hecho Hombre. Obviamente no lo logró en ninguno de sus intentos, pero esto no quita que lo sigue haciendo ahora con nosotros los creyentes.
En su cinismo osado, el Diablo presentó ante Cristo la mismísima Palabra de Dios atacando su identidad, le dijo: “…si eres Hijo de Dios…”.
Lo notable de todo esto es que Jesús no entró en diálogo con él sino que lo rechazó de plano con la Palabra bien empleada y hablando en forma imperativa.

Mateo 4:10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.

Esta forma imperativa: “Vete de mi Satanás…”, va seguida de la afirmación “…porque escrito está…”.

La Biblia es una espada de dos filos, eso es lo que el escritor de la carta a los hebreos afirma que es la Palabra de Dios. Para poder manejar una espada por lo menos hay que conocerla y luego aprenderemos a utilizarla. Aquí, una vez más, Jesús es el maestro que enseña.

Hebreos 4:12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

Es nuestra arma de defensa y ataque ante los insistentes embates de Satanás. El apóstol Juan relaciona de modo llamativo en el siguiente versículo el “permanecer en la Palabra” con el haber vencido al maligno.

1Juan 2:14 Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.

Efesios 6:17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;

Esta espada es inquebrantable, es eterna y en sus promesas estamos afirmados los creyentes:

Salmos 33:4 Porque recta es la palabra de Jehová,
Y toda su obra es hecha con fidelidad.

Juan 10:35
Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),

La Escritura no puede ser quebrantada…
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La Biblia: Palabra de esperanza y consuelo

Romanos 15:4 Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.

Esto no termina aquí y sabemos que somos más que vencedores por medio de Aquél que nos amó.

Romanos 8:37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

Dios tiene mucho que obrar en nosotros y lo hará en buena medida a través de su Palabra: La Biblia.
Sabemos lo difíciles que están las cosas en nuestras vidas y en la tierra en general, y sabemos también que en Su palabra Cristo nos avisó que en el mundo tendríamos aflicción. Más también nos dio como esperanza y consuelo que confiáramos en Él.

Juan 16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.

Esta confianza en Él tendrá mucho que ver con la importancia que le demos a Su Palabra, ya que es Su propia Palabra la que nos da consuelo y esperanza.

Por todo esto y mucho más que no hemos escrito en el presente capítulo, es que nos congregamos en el Nombre de Jesús y alrededor de Su mensaje expresado en la Biblia.


Capítulo V

La oración personal

La potencia de nuestra acción depende totalmente de nuestra entrega en la oración.

Comenzaremos con una oración y lo invitamos a unirse a nosotros en ella.

Padre Bueno: Bendito seas, bendita Tu Presencia y tu Santa Compañía. Como dice el salmista: nuestras almas te buscan como el ciervo busca y brama por las aguas . Bendecimos y anhelamos cada día más vivir en la Presencia de Tu Espíritu Santo y Su compañía buena siendo fieles a ti .
Tú mismo eres nuestro anhelo en la vida venidera y aquí en la tierra .
Ponemos en tus benditas manos nuestras vidas y te decimos en fe que el motivo principal de nuestro tiempo de oración es encontrarnos contigo ya que deseamos tu compañía y tu consuelo, tu amor y tu protección.
Procura con insistencia siempre producir en nosotros esta necesidad de encontrarnos a solas contigo para deleitarnos en tu Presencia Buena, Eterna, Infinita, Todopoderosa.
En el Nombre de Jesucristo
Amén

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La oración: un encuentro con nuestro Padre Bueno

Comenzamos con esta sencilla oración y, además de haberse formulado y dicho en forma sincera ya que este es verdaderamente nuestro sentir, queremos remarcar el elemento fundamental de la oración del Hijo de Dios (Jesucristo) y de los hijos de Dios (sus salvados hermanos menores): esto es, la búsqueda de Su Presencia, el entrar en diálogo con el Padre, el buscar su compañía porque nos agrada y nos da un inmenso gusto estar en intimidad con Él.

Éste es el sentido esencial de la oración personal y también de la oración de la iglesia que veremos más adelante: La búsqueda de Su Presencia Bendita para siempre y en todo momento.

Sin esto ¿Para qué o por qué orar?

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La vida de Cristo: Vida de oración

Cuando estudiamos su vida vemos una especial dedicación a la oración, esto entendido de la forma que antes expresamos: Jesucristo buscaba con desesperación la Presencia de Su Padre y le dedicaba varias horas del día a estar a solas con Él.
Cada una de sus obras de amor fueron precedidas y seguidas de oraciones a su Padre Eterno. Expondremos aquí algunos pasajes, solo a modo informativo o rememorativo, y estaría muy bien para cada uno de nosotros que profundizaremos en ello

En su bautismo

Lucas 3:21 Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió,
3:22 y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.

Antes de la elección de sus discípulos

Lucas 6:12 En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.
6:13 Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles:

Oraba en la misma transfiguración

Lucas 9:28 Aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar.
9:29 Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente.
9:30 Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías;
9:31 quienes aparecieron rodeados de gloria, y hablaban de su partida, que iba Jesús a cumplir en Jerusalén.

En la resurrección de Lázaro

Juan 11:41 Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído.
11:42 Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.

En su encuentro con los griegos

Juan 12:27 Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora.
12:28 Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez.

En los tiempos previos a su crucifixión

Lucas 22:41 Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró,
22:42 diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
22:43 Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle.
22:44 Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.

En las madrugadas

Marcos 1:35 Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.

Dejamos a su disposición algunos pasajes en la vida del Señor Jesús y de sus apóstoles referidos a la oración:

Pasajes en los que el Señor Jesús se refiere a la oración:

Evangelio según San Mateo: 5: 44; 6: 5; 6: 9; 14: 23; 17: 21; 21:13; 21: 22; 24: 20; 26: 41; 26: 53.
Evangelio según San marcos: 6: 46; 9: 29; 11: 17; 13: 18; 13: 33; 14: 38.
Evangelio según San Lucas: 1: 13; 6: 12; 6: 28; 9: 28; 11: 1; 18: 10; 19: 46; 22: 40; 22: 45; 22: 46.
Libro de los Hechos: 1: 14; 3: 1; 6: 4; 10: 31; 12: 5; 16: 13; 16: 16;
Romanos: 10: 1; 12: 12.
1º Corintios: 7: 5; 14: 13; 14: 15;
2º Corintios: 1: 11; 9: 14.
Efesios: 6: 18.
Filipenses: 1: 9; 1: 19; 4: 6.
Colosenses: 1: 9; 4: 2.
1º Tesalonicenses: 5:17; 5: 25.
1º Timoteo: 4: 5.
Santiago: 5: 13, 15, 16.
Hebreos: 13: 18.
1º Pedro: 4: 7.

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La oración: un anhelo profundo de Dios

Orar para que Dios nos responda es pasar por alto lo más preciado para Él, ya que así como nosotros como hijos queremos estar en su Presencia, Él como Padre quiere estar con sus hijos.
La sustancia de la oración es Su Presencia y la nuestra compartida en una relación de Padre a hijo y de hijo a Padre, sustancia del diálogo de una relación mutua entre Padre e hijo.
Alguien dijo alguna vez: “Yo no puedo vivir sin Él, pero Él no puede vivir sin mi”, y esto es cierto porque la oveja no puede vivir sin el Pastor, pero tampoco el pastor puede vivir sin las ovejas, y este pastor no pierde ni una de las que le entregó su Padre.

Mateo 18:12 ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado?
18:13 Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron.
18:14 Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.

No es un trámite de oficina ni el movimiento de papeles legales que a través de palabras se moverán para obtener la bendición.

La Presencia de Dios es LA BENDICIÓN y sin ella, ¿Para qué queremos lo demás?
Por eso dice el salmista: ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Salmos 73: 25

Es imprescindible aprender esto en el comienzo mismo, desde nuestro nuevo nacimiento en Cristo, ya en nuestros primeros días de vida espiritual en Cristo. Esta es la clave fundamental para nuestras oraciones.

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La oración: un misterio
Hay que decir que a pesar de que la practiquemos o la hayamos practicado durante años la oración será un misterio. Es un misterio en el que dos abismos se encuentran y estos abismos son el Espíritu de Dios y nuestro espíritu.

Salmo 42:7 Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas;
Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.

La oración es y será un misterio ya que nunca abarcaremos en nuestra oración las demandas ni el conocimiento del Dios infinito. Esto no quita que el Dios infinito nos dará cada día más del conocimiento de sus cosas ocultas, que en nuestra finitud hoy no sabemos, pero iremos conociendo cada día más si somos fieles y nos mantenemos en Su Palabra.

Jeremías 33:3 Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.

Muchas son las preguntas que surgen acerca de la oración. Quizás la más comunes sean: ¿Si Dios sabe todas las cosas para qué tenemos que orar?
¿Dios puede hacer su Voluntad Él solo? La respuesta es evidente: Sí, claro que puede. ¿Y entonces por qué no la lleva a cabo?

Dios se fijó un límite a sí mismo y un propósito y es el siguiente: Hacer Su Voluntad a través de sus hijos y en comunión con ellos. ¿Podría el Espíritu Santo dar el mensaje de salvación al mundo entero en un solo segundo? La respuesta es: Sí, claro. ¿Y por qué no lo hace? No lo hace de esta forma porque fue un límite y una decisión que Dios se auto impuso en su Soberanía. Él decidió que el mensaje de salvación fuera dado por el testimonio de sus hijos que conforman su iglesia.
Por esto es importante tener claro que lo primordial de nuestras oraciones será siempre su Bendita Presencia ya que para conocer lo que Él quiere tendrá que decírnoslo en comunión con Él. Cabe aquí resaltar que Su Voluntad dicha en oración a Sus hijos jamás entrará en conflicto con su Palabra inspirada por su Espíritu.
La oración significa conocer la Voluntad de nuestro Padre dicha a sus hijos quienes en obediencia ejecutan su Voluntad. Nunca, reiteramos, nunca la oración será torcer la Voluntad de Dios ya que esto es imposible. Esta es una trampa del diablo, quien querrá que pensemos que Dios no anhela contestarlas y que es indiferente a sus hijos. Jamás es cierto esto, es una más de sus miserables mentiras, que deben ser desterradas de nuestro corazón y pensamiento.
La oración es un diálogo entre Padre e hijo que se acercan para estar juntos y en el que el Padre comunica su amor y sus planes. Planes que nacen en Él y que llegarán a la tierra mediante la oración de sus hijos una vez comunicado y sabido desde lo Alto.
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La oración: una búsqueda para satisfacer las necesidades de Dios
Lamentablemente hoy entendemos que orar es pedir, cosa que no habla bien de nuestro entendimiento ni de nuestras intenciones.
Si bien una parte de la oración consiste en pedir, la cuestión es saber que es lo que Dios quiere que le pidamos.
Partimos de nuestros planes que hemos hecho sin consultarlo a Él y por medio de nuestras oraciones pretendemos forzarlo a que los ejecute.

“…con frecuencia pensamos en la oración como en una oportunidad para expresar lo que nosotros necesitamos, que es nuestro grito a Dios pidiendo ayuda. No vemos que la oración es el pedir a Dios que llene sus necesidades.”
T. S. Nee “Oremos”, Pág. 15

Una buena forma de saber si estamos orando conforme a su voluntad es comprobar si en nuestras oraciones o en nuestra forma de hablar figuran demasiadas veces el yo, me, mi, que hacen referencia a nosotros mismos como centro, cuando es sabido que es necesario que yo mengue y que Él crezca.

Juan 3:30 Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.

Se espera que en nuestra oración Dios sea el centro así como en toda nuestra vida. La oración es un misterio a ser develado paulatinamente por Dios a sus hijos y ésta tiene principios en los que se afirma. Uno de ellos es lo dicho anteriormente: el centro de nuestra oración es Dios mismo y su Voluntad, y cuando lo conocemos sabemos que Él llenará nuestras necesidades siempre. Dios sólo que quiere que no olvidemos que esto no es el centro sino la añadidura, tal como el Señor lo dejara expresado.

Mateo 6:33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. O también: Salmo 37:4 Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón.

Es natural que en nuestro primer amor hagamos oraciones consagratorias y es necesario saber que Dios las tomará en serio. Y también es necesario advertir que estas oraciones consagratorias en las que pedimos a Dios que haga su Voluntad serán contestadas por Dios mediante el quebranto, algo que es inevitable para dar fruto y de lo que no se predica por temor a que alguien se ofenda o se retire de la congregación.
Nadie que fuera quebrantado pedirá de nuevo siquiera algo parecido pero para llegar a un conocimiento profundo de Dios este es el Único camino que se ve en la Biblia.

Juan 12:24 De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.

Es necesario decir algo aún más importante que lo anterior: saber que Dios será fiel y que no nos dejará en medio de dicho quebranto sino que nos guiará y nos llevará a pastos tiernos y a fuentes de agua. Él será fiel y dará vida, no seremos jamás abandonados porque su misericordia es para siempre. Seamos perseverantes y sepamos que la destrucción de nuestro ego será algo doloroso pero necesario para dar frutos para su gloria.
¿Qué tiene esto que ver con la oración? Absolutamente todo ya que por medio de ella se espera que pidamos a Dios que él sea el centro de nuestras vidas y será negando nuestra voluntad como conoceremos Su Voluntad, y todo esto será mediante la comunión diaria con nuestro Padre en oración. Todo aquello que sea pedido según su Voluntad será hecho, ¿lo creemos?

1Juan 5:14 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.

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La oración: una forma de trabajar en sociedad con nuestro Padre
A pesar de que estos encuentros con nuestro Padre serán buscados para estar en su Presencia plena, tendremos que tener en cuenta algunos elementos más para que no estemos desprevenidos de los ataques del Satanás. Tendremos que considerar a la oración como un trabajo para Dios, algo que Él nos ha dado como mandamiento en muchísimos versículos y pasajes de su Palabra.
Queremos ser honestos y decir que esto no es lo común en estos tiempos. Sin embargo, es algo a lo que tenemos que apuntar y orar a Dios en este sentido; no es nada fácil orar a Dios sin ningún interés propio pero ¡qué bueno sería que nosotros lo hiciéramos de este modo!
Siempre tendremos que negarnos a nosotros mismos para orar ya que nuestra voluntad inicial será la animal, la carnal y ésta siempre se negará a la Voluntad de Dios.

1Corintios 15:46 Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.

Orar en Espíritu es un trabajo en el que nos negamos a nosotros mismos buscando Su Voluntad. Ya desde el primer momento tendremos que separar un tiempo de oración, que se espera sean las primicias del día, como la hacía nuestro Bendito Salvador.

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La oración: una búsqueda diaria

Marcos 1:35 Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.

también lo hacía el rey David,

Salmos 119:147 Me anticipé al alba, y clamé; esperé en tu palabra.
119:148 Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche,
Para meditar en tus mandatos.

El Señor Jesús lo hacía y lo ordenó muchísimas veces al igual que su siervo el apóstol Pablo.
En verdad cuando el Señor Jesús se levantaba muy temprano para ir al encuentro de Su Padre, era Su padre el que lo estaba esperando para compartir dicho momento de comunión íntima; así nosotros. Cuando nos levantamos temprano para orar a nuestro Padre, en realidad Él ya se había anticipado a nosotros, y nos estaba esperando deseoso de compartir ese primer momento del día.
Tristemente, debemos decir que cuando no tenemos dicho momento o lo hacemos a las corridas, habremos dejado de encontrarnos con nestro Padre Perfectamente Bueno, cosa que entristece al Espíritu Santo en nosotros.
Dios quiso en su Soberanía que fuera por medio de las oraciones de sus hijos que su Voluntad se active desde los cielos y se ejecute en la tierra. La oración del profeta Daniel es un claro ejemplo de esto. Más adelante la veremos.
Dios reina en el cielo y la tierra desgraciadamente debido al pecado, ha sido invadida por las fuerzas de Satanás.

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La oración: una vía para que venga el Reino de Dios

Será por medio de la oración de sus hijos, -oraciones personales- y de la oración en acuerdo de la iglesia, que se tenderá una vía para que el poder de Dios se manifieste en la tierra… “la oración es para la voluntad de Dios lo que la vía es para el tren”, T. S. Nee, “Oremos” Pág. 18.
En definitiva la oración nos permitirá activar el reino de Dios y atraerlo aquí a la tierra- . Es por esto que el enemigo está tan interesado en que la iglesia no ore, porque sabe que la oración de acuerdo le causará una grave pérdida. Cuando el reino de Dios tiene una victoria, el reino de las tinieblas tiene una pérdida y viceversa.

Nuestra oración sube con el incienso al estrado de Dios y Él está deseoso de ver como nosotros, sus hijos, nos reunimos a solas con Él y nos reunimos también como iglesia para buscar que su reino se extienda en el mundo a través de nosotros.
¡No tenemos real conciencia de cuánto anhela Dios que oremos a Él cada día! ¡Un día sin haber orado y estado en su Presencia es habernos negado Su Compañía y haberle negado nuestra compañía a Él!

Oraciones que se hacen en la Presencia del Espíritu en nuestro propio cuarto y que, a su vez, suben al trono del Dios Infinito en los cielos, en donde reina Su Perfecta Voluntad.

Apocalipsis 8:3 Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono.
8:4 Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos.
La oración nuestra abrirá camino a la Voluntad de Dios en la tierra. Dios está buscando y espera de sus hijos que le abramos el camino en oración, que cada día busquemos Su Voluntad y no la propia, tal como lo expresara su Hijo:

Mateo 26:39 Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.

La raíz de la oración será otra de las claves: si esa raíz es la Voluntad de Dios será una oración aceptada por Dios, Él responderá por medio de Su Palabra y a través de nuestra paz interior y de las circunstancias. Mas será un grave problema que la oración haya nacido en nosotros y que por medio de ella intentemos convencer a Dios de lo fabuloso de nuestros planes. ¡Son dos oraciones muy diferentes, diríamos opuestas!
Muchas veces nos encontramos en lucha en nuestras oraciones en lugar de entrar en Su calma y pedirle que abra nuestro entendimiento para que sepamos cual es Su Propósito.

Como principio podremos decir que Dios quiere que nosotros estemos permanentemente en oración y que por este medio se ejecuten sus planes en la tierra.

T. S. Nee lo expresa en la figura de cuatro escalones de una escalera que sería la oración:

1- Dios concibe un pensamiento el cual es su Voluntad
2- Dios revela su Voluntad a sus hijos por su Espíritu Santo
3- Los hijos de Dios devuelven la Voluntad de Dios ofreciéndole oraciones, pues la oración es como respondemos a la Voluntad de Dios
4- Dios llevará a cabo esa misma cosa
T. S. Nee, “Oremos”, Pág. 34

Ezequiel 36:37 Así ha dicho Jehová el Señor: Aún seré solicitado por la casa de Israel, para hacerles esto; multiplicaré los hombres como se multiplican los rebaños.

¡Qué misterio y qué bendición el poder participar en los planes de Dios mediante la oración!
Dios espera que la casa de Israel lo solicite y así Dios espera que su iglesia lo solicite. ¡Qué privilegio hacer lo que su mismísimo Hijo hizo, estar en los primeros momentos del día, los de la primicia, en Su Presencia para que sea hecha aquí en la tierra Su Voluntad!

Y esta oración será sin cesar

1Tesalonicenses 5:17 Orad sin cesar.

¿Cómo puede ser esto? Esto es posible si estamos en el Espíritu de oración. Esto sólo es posible si se vive en su Espíritu Santo, en su Presencia diaria y en su Palabra, que son prácticamente lo mismo.

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La oración: detalle de los motivos que Dios nos encomienda

Oremos con lujo de detalle, esto demandará tiempo, pero… ¿Qué mejor que estar en Su Presencia?
Si oramos por un viaje: Diremos en oración todo detalle, oraremos por el transporte, por quien conduzca, por quienes se crucen en el camino, por los acompañantes, por las situación climática, por el equipaje, por los horarios, por nuestra salud, y por los imprevistos. También añadiremos que en cada cosa que nos hemos olvidado, y por la que Satanás pueda entrar, sea respondida con la Sangre de Cristo. Como en este ejemplo haremos en todas nuestras oraciones.
No debemos dejar ningún recoveco por el que pueda entrar el enemigo. Este último aspecto se ha dejado de tener en cuenta y es importante recordarlo ya que Satanás no querrá y se opondrá a que oremos con todas sus fuerzas.
¡Que la Bendita Sangre de Cristo responda a todo ataque del enemigo!

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La oración: un arma contra nuestro enemigo

Indudablemente muchas de las circunstancias difíciles que nos tocan vivir a los cristianos son por desatender el llamado que el mismo Jesucristo hace en la oración modelo que nos dejara en la Palabra: El Padrenuestro

Versión Reina Valera 1960
Mateo 6:13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

Versión Dios habla hoy 1996
Mateo 6:13 No nos expongas a la tentación, sino líbranos del maligno.

Versión Biblia en lenguaje sencillo
Mateo 6:13 Y cuando vengan las pruebas, no permitas que ellas nos aparten de ti,
y líbranos del poder del diablo".

Líbranos del mal, algunos lo traducen, para nosotros con más coherencia, como “líbranos del malo o del maligno”. Y decimos con más coherencia porque el mal no es una abstracción ya que Satanás, a pesar de moverse desde lo oculto y disfrazado, es concreto en su accionar.
Cristo nos advierte en su misericordia de esto y nos da la oración como un modo de prevenir y combatir esta posibilidad.
¡Muchos menos serían los males recibidos por los creyentes si oráramos cada día en este sentido y con lujo de detalles!
Dios es Dios de la historia y ésta es dominada finalmente por Él, pero es necesario tener claro que en la tierra hubo una modificación radical cuando la caída en el Edén. La caída en el Edén abrió puertas a Satanás para que tomara posesión de la tierra como ladrón y salteador que es, viniendo para robar, matar y destruir. Su nombre es adversario, su nombre quiere decir adversario y adversario que lleva la destrucción como estandarte.

Juan 10:10 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

No podremos tener una idea cabal de cuánto nos odia Satanás y cuánto desea nuestra destrucción con sus maquinaciones.

2Corintios 2:10 Y al que vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo,
2:11 para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.

Toda su limitada potencia no será comparable en lo más mínimo al Amor de Dios en Cristo, mas esto tendremos que aprenderlo desde nuestros primeros pasos. Es necesaria la oración nuestra en lo personal y la oración de la iglesia como algo imprescindible para que se lleve a cabo la Voluntad de Dios; y esta Voluntad de Dios es que Él nos libre del malo, del maligno, de Satanás en todas las formas en que se pueda presentar.
¡Oh Dios Santo libra a tu pueblo, líbranos del malo, de nuestro enemigo por amor de tu Nombre!

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Resumiendo: ¿Qué es orar?

1- La oración: un encuentro con nuestro Padre Bueno
2- La oración: un anhelo profundo de Dios
3- La oración: un misterio
4- La oración: una búsqueda para satisfacer las necesidades de Dios
5- La oración: una forma de trabajar en sociedad con nuestro Padre
6- La oración: una búsqueda diaria de Dios y Su Voluntad
7- La oración: una vía para que venga el Reino de Dios
8- La oración: el detalle de los motivos que Dios nos dio
9- La oración: un arma contra nuestro enemigo

Por supuesto esto sólo es una parte del significado de la oración. El resto lo aprenderemos en nuestro Camino, de la mano de nuestro Padre, a quien anhelamos y buscamos por este medio.

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La oración de la iglesia

Todo lo expuesto anteriormente también se aplica a la oración de la iglesia, desde ya. Sin embargo, aclaramos que en la oración de la iglesia hay una potencia que tiene que ver con el acuerdo entre los hermanos que la componen.
La armonía y el estar de acuerdo es algo agradable a Dios y ha dado promesas a aquellos que unidos en oración pidieran conforme con su Voluntad.

Mateo 18:14 Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.
18:15 Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano.
18:16 Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra.
18:17 Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano.
18:18 De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.
18:19 Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.
18:20 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

El contexto de este acuerdo propuesto por Jesucristo está dado por algo que es primordial en la familia de Dios. No hay posibilidades de orar esperanzados en ser oídos por Dios si no hay un acuerdo de amor en las relaciones entre los hermanos en la fe. ¡A esto apunta verdaderamente Jesucristo en este pasaje! Al amor y a la relación armoniosa de unos y otros.

Juan 15:12 Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.

Antes de ponernos de acuerdo en alguna cosa que exponer ante Dios en oración, deberemos ver si el acuerdo está en amarnos, o incluso como en las palabras de Pablo, en soportarnos los unos a los otros en amor. Soportándoos en amor para guardar la unidad que se transmitirá en oración y que será contestada, sin dudas, por Dios para la extensión de su reino.

Efesios 4:1 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,
4:2 con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,
4:3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;
4:4 un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;
4:5 un Señor, una fe, un bautismo,
4:6 un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.

Luego, recién entonces detallaremos en el Espíritu Santo los motivos que Dios en su agrado pondrá en oración. Esto mismo ocurrirá con nuestras ofrendas, Dios las aceptará si hay armonía y amor entre los hermanos que son sus hijos.

Mateo 5:23 Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti,
5:24 deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.

¿Qué buen padre de familia sería indiferente a las peleas de sus hijos? Y si un buen padre terrenal no admitiría esto y se dolería en su corazón… ¡¿Cuánto más se dolerá Dios?!

Así que este es un principio más que tendremos que saber: la oración es importante, mas antes es el amor que nos lleve a la unión en oración.

En definitiva, la oración de acuerdo es antes que nada consecuencia de una vida de armonía como cuerpo, a ella envía Dios bendición y vida eterna.

Salmo 133:1 ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!
133:2 Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba,
La barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras;
133:3 Como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sión;
Porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna.

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El círculo virtuoso de la oración

Así como la oración personal es primordialmente un encuentro a solas con nuestro Padre Bueno para deleitarnos en su Presencia, lo mismo ocurre en el cuerpo de Cristo, la iglesia. Más allá de las diferencias naturales que pueda haber y que habrá, tendrá que primar el querer juntarnos. Este hecho de reunirnos es obra del Espíritu Santo, a la que Él mismo nos conducirá para tener como motivo de oración.

Dios pondrá en nuestros corazones el orar, nosotros responderemos -se espera que esto sea un acto voluntario de nuestra parte- y acudiremos a Su encuentro. Él nos llevará a orar para que estemos en armonía y al estar en armonía nos revelará Sus planes, y así será sucesivamente.
Reafirmando lo dicho, esto no se lleva a cabo ni con ejército ni con espada, sino con su Espíritu Santo.

Zacarías 4:6 Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.

Por eso, es necesario estar en mucha oración personal y en oración de acuerdo en armonía de la iglesia para que Dios active su Voluntad y su casa sea edificada.

Salmo 127:1 Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia.

No será nunca cuestión de actividades sino, en principio, de un encuentro con el Padre Bueno, quien habitando en medio de sus hijos en armonía, añadirá su bendición.

Esto a los ojos de alguno parecerá ideal, y una cosa diremos: Parece ideal lisa y llanamente porque es ideal. Es el ideal al que Dios apunta y que registró por medio de Su Espíritu Santo en Su Palabra y al que nos llama su Hijo Jesucristo.

Creemos no equivocarnos al decir que hay un poder mayor en la oración de la iglesia cuando se hace en los términos antes expuestos. De ahí la importancia de aquello en lo que la Palabra de Dios pone tanto énfasis: Guardar la unidad del Espíritu.

Efesios 4:3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;

¡Dios quiere que le demos órdenes!

Isaías 45:11 Así dice Jehová, el Santo de Israel, y su Formador: Preguntadme de las cosas por venir; mandadme acerca de mis hijos, y acerca de la obra de mis manos.

A primera vista esta afirmación nos choca ya que a nuestro pensamiento vienen frases como la siguiente: “¿Cómo va a querer Dios que nosotros les demos órdenes si Él es perfecto y nosotros pecadores? Pero es necesario decir que éste no es el pensamiento de Dios. En la caída, el hombre había sido engañado por la serpiente con gravísimas consecuencias; aún así Dios se propuso que la victoria también fuera del hombre: De Jesucristo, el Hijo del Hombre y el Hijo de Dios.

1Corintios 15:21 Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.
15:22 Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.

Sin ánimo de entrar en un tema doctrinal que demandaría un texto muy extenso para desarrollar, diremos que Dios –como antes vimos- quiere hacer Su obra con la colaboración de sus redimidos, es decir Su iglesia.
Cuando dice “Mandadme acerca de mis hijos, y acerca de las obras de mis manos” se refiere a que Él sabe que la obra del Espíritu Santo hará en los hijos fieles que la Voluntad de Dios y la voluntad de los hombres sea una sola. Este es un elemento. El otro elemento importante en este pasaje verifica lo dicho: Dios quiere que por la oración su obra se active. Podríamos decir que Dios se ha impuesto esta limitación y este principio: trabajar con Sus hijos y activar Su Obra acá en la tierra cuando éstos oren y reclamen Su reino en oración.
Por otra parte vemos en el pasaje de Isaías antes citado que Dios nos manda que lo mandemos es decir que la primera orden es de Dios. Dios nos dice: Yo te mando que me mandes.
Este principio se aprecia claramente en uno de los pasajes más llamativos de las afirmaciones de Cristo.
Volvamos sobre el pasaje citado:

Mateo 18:18 De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.
18:19 Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.
18:20 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

¿No hallamos similitud entre este pasaje y el del profeta Isaías?
La promesa o afirmación expresada por el Señor Jesucristo es contundente y está perfectamente alineada a la afirmación que Dios mismo hace en Isaías.
T. S. Nee lo explica muy claramente cuando dice:
“Todo lo que contradice a Dios necesita ser atado, y todo lo que está en desacuerdo con Dios necesita ser desatado. Cualquiera que sea el asunto que haya de ser atado o desatado, la acción de atar o desatar comienza en la tierra. La acción de la tierra precede a la acción del cielo, porque la tierra gobierna al cielo.”La oración: Cuando la tierra gobierna al cielo”, T. S. Nee, Pagina 11.
¡Sorprendente! La acción de atar y desatar comienza aquí en la tierra, con nuestra decisión de orar clamando a Dios como respuesta a su llamado.
Otro pasaje para reafirmar lo dicho:

Ezequiel 36:37 Así ha dicho Jehová el Señor: Aún seré solicitado por la casa de Israel, para hacerles esto; multiplicaré los hombres como se multiplican los rebaños.

¿Nos damos cuenta de la importancia de la oración? Dios es Dios de la historia y su intervención en la misma estará también supeditada a las oraciones de sus hijos. ¡Su oración vale! ¡La oración de su iglesia vale mucho!
¡Dios obra a través de su iglesia y de sus oraciones de acuerdo! El versículo 18 de Mateo es una continuación temática del 17 y en éste habla de la iglesia.
Por último diremos que el Señor Jesús está esperando hombres y mujeres de fe sencilla y humilde, que vivamos su palabra y permanezcamos unidos a Él.


Juan 15:5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
15:6 El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.
15:7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.

Y más adelante dice:

Juan 15:16 No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.
15:17 Esto os mando: Que os améis unos a otros.

La Palabra de Dios vuelve a cerrar filas sobre sí misma en su infinita armonía. Isaías, Ezequiel, Mateo y Juan nos dicen que digamos a Dios aquello que Él mismo tiene que hacer.
El mismo Señor Jesús nos dice que atemos y desatemos en la tierra para que se ate y desate en el cielo, esto como consecuencia de nuestra relación personal, en principio, y en nuestra relación interpersonal con los hermanos de la iglesia.
Como consecuencia de esta unión a Él nos concederá los anhelos que ya no serán solo de Él ni solo de nosotros, sino que serán un solo anhelo: El anhelo de Dios y el nuestro, uno solo y el mismo.

¡Dios conceda que Su iglesia se levante en oración en una búsqueda íntima de su Padre para que el reino de los cielos venga a la tierra!


Capítulo VI

Nuestra relación con el dinero

1Crónicas 21:24 Entonces el rey David dijo a Ornán: No, sino que efectivamente la compraré por su justo precio; porque no tomaré para Jehová lo que es tuyo, ni sacrificaré holocausto que nada me cueste.

Con mucho temor de Dios nos animaremos a enfrentar este tema y a exponer nuestra forma de verlo en la Biblia y en la Gracia del Altísimo, ministrarlo y administrarlo de acuerdo a su Voluntad. ¡El Señor conceda esto a su iglesia!

El administrar ofrendas fue una práctica de Cristo y de la iglesia neotestamentaria y será una práctica de las iglesias de las casas.

Lo expuesto en el recuadro anterior se desarrollará en el presente escrito.
Se presentarán una serie de argumentos que quizás en otra época fueron innecesarios, pero en el presente las cosas tendrán que hablarse con toda claridad y con fuertes fundamentos en la Palabra de Dios.
Mucho también es el debate que se oye en relación con el tema; algunos hablan de no administrar dinero, otros hablan sólo de ofrendas, algunos hablan sólo de diezmos, otros no tocan el tema.
Saber que Cristo tuvo en su grupo apostólico una “bolsa” grupal para las necesidades materiales y saber que la iglesia de los primeros tiempos administró dinero, deja sin efecto la posición de no tocar el tema y de esquivarlo.

Queremos aclarar, ya desde el principio del tratamiento de este tema, que en las casas en las que intervengamos nadie recibirá salario al modo
que hoy es entendido.
No se cobrará por ningún servicio a Dios, ni se “profesionalizará” ningún servicio.
Se podrán hacer ofrendas de amor entre los hermanos en la fe de Cristo al modo descripto por la Palabra de Dios, más no se pagarán sueldos al modo que se entiende en el presente.

Dios anhela que administremos bien los bienes materiales que Él puso en nuestras manos.
Esta administración estará sujeta a los principios que creemos se desprenden de la Palabra de Dios, que nos anticipamos a escribir y detallar, ya que sabemos que este es un tema urticante en el que conviene abundar en detalles y en medidas de control que hagan que no se mal entienda lo expuesto.
Trataremos de no caer en mal entendidos (así como en juicios apresurados de parte del lector), a fin de evitar las usuales malas interpretaciones que abundan sobre esta cuestión.
Este tema generalmente es criticado con toda razón, en base al mal desempeño de aquellos que, diciéndose siervos de Jesucristo, son nada más que servidores de sí mismos.
Son falsos profetas que hacen que por ellos el Evangelio sea criticado y blasfemado; y hacen de la gente mercadería, sobre ellos, el apóstol Pedro hizo la siguiente descripción:

2Pedro 2:1 Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.
2:2 Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado,
2:3 y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.

Punto uno
Fue una práctica de Cristo y esto se ve claramente en los Evangelios y fue una práctica neotestamentaria. Basten tres versículos para argumentar lo anteriormente dicho.

El grupo apostólico liderado nada menos que por el Señor administraba dinero.

Este sólo argumento es más que suficiente: Si Él, Señor de señores y Rey de reyes lo hizo es que hay que hacerlo.
Sea esto más que suficiente argumento, mas haremos otros por si no alcanzaran al lector; no dejando de decir que esto es y será un acto voluntario, acto voluntario que practicaremos en nuestras iglesias que se levantan desde nuestros hogares.

Reina Valera 1960

Juan 12:1
Seis días antes de la pascua, vino Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, el que había estado muerto, y a quien había resucitado de los muertos.
12:2 Y le hicieron allí una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con él.
12:3 Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume.
12:4 Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar:
12:5 ¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres?
12:6 Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella.

Biblia al día
Juan 12:6 Dijo esto, no porque se interesara por los pobres sino porque era un ladrón y, como tenía a su cargo la bolsa del dinero, acostumbraba a robar lo que echaban en ella.

Biblia en lenguaje sencillo
Juan 12:6 Entonces Jesús le dijo a Judas:
--¡Déjala tranquila! Ella estaba guardando ese perfume para el día de mi entierro. En cuanto a los pobres, siempre los tendrán cerca de ustedes, pero a mí no siempre me tendrán.
En realidad, a Judas no le importaban los pobres; dijo eso porque era un ladrón. Como él era el encargado de cuidar el dinero de Jesús y de los discípulos, a veces se lo robaba.

Quizás hayamos pasado por alto este tema en la Palabra de Dios pero lo cierto es que el grupo apostólico de Jesucristo llevaba una “bolsa” de dinero común que como es lógico estaba aprobada por Jesucristo.
El administrador de esto era Judas el Iscariote, el que también le traicionó.
A primera vista nos resulta un tanto desconcertante que el Señor le diera a un ladrón (Jesús sabía quién era Judas) para administrar dinero.
Nosotros encontramos como razón más valedera y reveladora que el Señor Jesús confrontó a Judas con su propia debilidad para que éste tuviera la posibilidad de administrar bien el dinero y no robar, o en todo caso si había robado pudiera arrepentirse de su pecado y ser perdonado.

Punto dos
En la vida de la iglesia de Jerusalén lo practicaron y… ¡Vaya de qué forma!

Hechos 2:42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
2:43 Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles.
2:44 Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas;
2:45 y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.
2:46 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón,
2:47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.

¿Estamos diciendo que tenemos que vender nuestras propiedades? Respuesta: NO, de ninguna manera; solo estamos estableciendo el principio a modo de apología que dice que la iglesia administró el precio de las ventas de las propiedades, cosa que era muchísimo más que diezmos y ofrendas, como se entienden en la actualidad.
Y queremos establecer que dicho precio de las propiedades era ni más ni menos que dinero consagrado para la obra de Dios, santificado por la oración y la consagración y puesto al servicio de Dios por medio de sus siervos, que llenos del Espíritu lo administraban.

Ahora bien, si no estamos diciendo que tengamos que vender nuestras propiedades, como lo hicieron ellos también, es necesario decir con mucha tristeza… ¡Qué lejos estamos de ser creyentes como ellos fueron!
¡Qué pena!

Punto tres

Hechos 6:1 En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria.
6:2 Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas.
6:3 Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo.
6:4 Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra.

La importancia de la atención a las necesidades básicas de los más necesitados, en este caso las viudas, como una expresión de aquellos ante quienes Dios se presenta como defensor.
Nótese que hace referencia a la distribución diaria. ¿Distribución diaria de qué? Respuesta: de los bienes materiales que santificados por la oración eran redistribuidos para que a nadie le faltase nada.
La iglesia apostólica de los primeros tiempos en Jerusalén sabía perfectamente de esto y para la administración de las necesidades materiales de los más débiles establece a varones llenos de fe y del Espíritu santo.
Aclaramos que lo mismo, estar llenos de fe y del Espíritu Santo, tendrá que ser para todo servicio a Dios y para todo en nuestra vida en general. Dios no se conformará con menos que esto en nuestro camino de aprendizaje. Ser llenos del Espíritu Santo no es una opción, es una orden.
Acá vemos a la iglesia, en forma muy práctica, utilizando seguramente el precio de las propiedades que habían sido vendidas y puestas al servicio de la iglesia para que nadie tenga necesidad de nada.

Punto cuatro
El cuarto punto tiene que ver con su relación con los siervos enviados de Dios.
Un siervo de Dios que se somete a su Voluntad nunca querrá ser una carga para la iglesia ni para nadie. Pablo lo demostró plenamente en su relación con la iglesia de Corinto.

2Corintios 11:7 ¿Pequé yo humillándome a mí mismo, para que vosotros fueseis enaltecidos, por cuanto os he predicado el evangelio de Dios de balde?
11:8 He despojado a otras iglesias, recibiendo salario para serviros a vosotros.
11:9 Y cuando estaba entre vosotros y tuve necesidad, a ninguno fui carga, pues lo que me faltaba, lo suplieron los hermanos que vinieron de Macedonia, y en todo me guardé y me guardaré de seros gravoso.
11:10 Por la verdad de Cristo que está en mí, que no se me impedirá esta mi gloria en las regiones de Acaya.

La situación de San Pablo con los corintios atravesaba circunstancias de tensión y como él los estaba exhortando en diferentes cuestiones, con toda dignidad decide no tomar donativos u ofrendas de parte de ellos. Aunque como bien dice el pasaje había sí aceptado ofrendas de los hermanos de Acaya, especialmente de los hermanos filipenses. Además, para Pablo el ser ayudado era una bendición de Dios y una gloria según sus propias palabras.
Como se ve en el siguiente pasaje:

Filipenses 4:15 Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos;
4:16 pues aun a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades.
4:17 No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta.
4:18 Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios.

Pablo no buscaba dádivas y sabía que mejor es dar que recibir y que Dios no será deudor de nadie. En este sentido, considera al dinero juntado como ofrenda y entregado a él como algo que producía olor fragante y que era sacrificio acepto y agradable a Dios.

1Corintios 9:9 Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes,
9:10 o lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros se escribió; porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto.
9:11 Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material?
9:12 Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros? Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo.

Aclara este pasaje que no está mal tomar lo material, es decir dinero, si se toma honestamente. Mas San Pablo ve que con los corintios las cosas no estaban claras, entonces decide no aceptarlo para no ser un obstáculo para el Evangelio.

Otro pasaje esclarecedor:

2Tesalonicenses 3:7 Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos; pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros,
3:8 ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros;
3:9 no porque no tuviésemos derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo para que nos imitaseis.

Punto cinco
La ayuda a otras congregaciones locales que puedan estar pasando necesidades

1Corintios 16:1 En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia.
16:2 Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.
16:3 Y cuando haya llegado, a quienes hubiereis designado por carta, a éstos enviaré para que lleven vuestro donativo a Jerusalén.
16:4 Y si fuere propio que yo también vaya, irán conmigo.

La ofrenda era para los santos de Jerusalén que estaban pasando momentos de dificultad. Pablo se dirige a los corintios, que eran sello de su apostolado, para que por medio de dos o tres personas sea llevada desde allí la ofrenda a Jerusalén.
Claro como el agua, ayuda mutua entre las iglesias, por medio de más de un hermano para control y con el apóstol como nexo.

Punto seis
La administración en la iglesia local

1Timoeo 5:17 Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar.
5:18 Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario.

El concepto de salario que se manejaba en aquel entonces no es el mismo que en la actualidad. No había una especie de bolsa de trabajo como lamentablemente hay ahora.
Es muy triste ver que algunos que parecen querer servir a Dios van a los lugares donde son mejor pagos y no a los lugares adonde Dios los llama.
Si hay falta de fe es mejor quedarse donde uno está y dedicarse a un trabajo como todo el mundo, ser testimonio vivo de Jesucristo en todo ámbito y en el tiempo que no ocupa en trabajar, servir al Señor en la predicación de la Palabra o en el ejercicio del ministerio al que fue llamado.

Nosotros hemos tomado como opción tener nuestros trabajos y no cobrar absolutamente nada en el servicio a Dios en el sentido que hoy se entiende.

La iglesia y los siervos de Dios se moverán en oración con Dios, el siervo dará a conocer a su Padre sus necesidades y Dios moverá a sus hijos para que suplan en amor las necesidades de sus siervos que son dignos de su salario; pero este salario será regalo de sus hermanos, un donativo agradable a Dios y absolutamente voluntario.
Una cosa es un salario abonado por un trabajo al modo que se entiende hoy y otra muy distinta es aceptar un donativo o una ofrenda que Dios haya puesto en el corazón de alguno de sus hijos o en una congregación para ser de bendición a alguno de sus obreros.
San Pablo aceptaba ofrendas de los hermanos y de las congregaciones, y las entendía como una bendición no solamente hacia él sin también hacia quien daba dichas ofrendas pero no tenía esto como una renta por tiempo regularmente determinado como hoy lo entendemos.
Cabe aclarar que el apóstol Pablo aceptaba dichas ofrendas si estas no comprometían de ninguna forma el mensaje del Evangelio.

Siete principios sobre los que nos fundamentamos

En cuanto a la relación que como congregación tendremos con el dinero expondremos siete principios básicos dentro de los cuales nos manejaremos:

1- La libertad en el Espíritu.

Cada uno será solamente responsable de su propia actitud delante del Señor y no hay derecho en absoluto a que nadie se sienta intimidado por otro a manejar el dinero que Dios ha puesto en sus manos.
Habrá libertad, que es aquello a lo que Dios nos guía.

Ninguno de nosotros está autorizado a meterse con el bolsillo ajeno a no ser para darle una ofrenda guiado por Dios, mas no para decir ni sugerir aquello que el hermano tiene que hacer con su dinero.

Dios no nos guiará jamás a decirle al otro lo que tiene que hacer con el dinero que administra ya que eso sería ponernos en el papel de jueces del hermano.
Dar para la obra y dar a un hermano una ayuda económica cuando la necesita es algo que Dios ve con agrado, mas no ve con agrado que nos metamos en las decisiones ajenas.

2Corintios 3:17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.

2- Será una decisión personal. La decisión de dar no parte del bolsillo, ni de la billetera sino de nuestro espíritu regenerado que en unión con el Espíritu Santo nos guiará a hacer la voluntad de Dios.
Nadie está autorizado a decir al hermano que es lo que tiene que hacer con el dinero que Dios en su misericordia ha puesto en sus manos.
Sólo hay dos personas que tienen derecho en cuanto a lo expresado anteriormente y estas dos personas son el creyente a quien Dios llamó en su amor y Dios mismo quien hablará, enseñará e indicará qué hacer con dichos bienes materiales.

Salmo 24:1 De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan.

No podemos siquiera pensar que damos algo nuestro ya que como vimos… ¿Qué cosa tenemos sin haberla recibido de la creación de Dios, aún nuestra propia vida?

Nadie debería por otra parte pensar que da más que el otro o que algún hermano tendría que dar más o menos, y en esto, es útil el consejo del Señor que aunque referido a otro tema bien puede aplicarse en este caso cuando decía:

Marcos 13:9 Pero mirad por vosotros mismos; porque os entregarán a los concilios, y en las sinagogas os azotarán; y delante de gobernadores y de reyes os llevarán por causa de mí, para testimonio a ellos.

O el consejo paulino:

Romanos 14:22 ¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba.

¿Tienes tú fe? Esta muy bien tener fe pero esta fe será siempre para con nosotros mismos delante de Dios.
Por otra parte serán solamente las obras de nuestra propia vida aquella por las que daremos cuenta.
Esto es para que nadie caiga en la tentación de juzgar al hermano, ya que a nuestros ojos, muchas veces, las cosas son de una manera cuando a los ojos de Dios son de otra muy diferente.
Por ejemplo, según un criterio equivocado, la viuda había puesto como ofrenda muy poco a los ojos de los hombres y los fariseos habían puesto más según este criterio. Pero a los ojos del Señor, la viuda había puesto mucho más que el resto ya que en su ofrenda iba su vida, todo su sustento.

Marcos 12:41 Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho.
12:42 Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante.
12:43 Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca;
12:44 porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento.

Dios ve con una profundidad que nosotros no vemos, y tiene tiempos que nosotros no manejamos; por esto: ¡No juzguemos!.

3- Comprender que nuestra administración del dinero es parte de nuestra vida como creyentes

Quitar al dinero de nuestra esfera espiritual es algo que no figura en la Biblia. Abundan las parábolas en las que Jesucristo habla en términos económicos y estos términos económicos estaban representados por la moneda circulante en aquellos tiempos, por ejemplo el talento o las blancas que la viuda pone como ofrenda.
Demonizar al dinero tampoco es un camino, el camino es recibirlo de parte de Dios, ya que de Él procede todo bien; agradecerlo, orar y santificarlo, para luego administrarlo.

Juan 13:27 y tan pronto como Judas recibió el pan, Satanás entró en su corazón. Jesús le dijo:
–Lo que vas a hacer, hazlo pronto.
13:28 Pero ninguno de los que estaban cenando a la mesa entendió por qué le decía eso.
13:29 Porque algunos pensaban, puesto que Judas tenía la bolsa, que Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la fiesta; o que diese algo a los pobres.

El Señor Jesús no fue un asceta que se recluyó en un monte o monasterio. Enfrentó con valentía cada situación desde su vida santificada por el Espíritu Santo, el mismo Espíritu Santo que nos guiará y nos fortalecerá para hacer lo que Él mismo hizo.
El texto nos dice que lo primero que pensaron los apóstoles es que Jesús le estaba diciendo a Judas que compre algo con el dinero de la bolsa, y el apóstol Juan, al escribir el Evangelio, lo dice como algo absolutamente natural. Es decir que Jesús entró en contacto y administración de dinero, y esto en la intimidad de su grupo apostólico.

4- Se buscará lo mejor

Simplemente decir algo anunciado por Cristo y luego invocado por San Pablo, cosa que pretendemos sea una práctica concreta en nuestras vidas.

Hechos 20:35 En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.

La Palabra de Dios lo dice en imperativo: Se debe ayudar a los necesitados.
Es más que evidente que estas ayudas se refieren a lo material.
Como contrapartida a la bienaventuranza anterior hacia el que da, está la advertencia que tendremos que tener en cuenta muy seriamente.
La avaricia es un pecado grave y el apóstol San Pablo lo ubica al lado de la fornicación y de las pasiones desordenadas.
Pablo conocía aquello que había dicho el Señor al compararlo con un dios, ya que dice que la avaricia es idolatría cosa que no dice del resto de los otros pecados.

Colosenses 3:5 Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;
3:6 cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia,

No pondremos anestesia a ningún versículo de la Biblia, así está escrito y así se dirá. Queda en nosotros resolver este tema hacia un lado de la balanza –el de Dios- o hacia el opuesto.

Un solo agregado al respecto: Sabemos que estos versículos son expuestos por algunos aprovechadores para quedarse con el dinero ajeno.
De todas formas, los exponemos porque están en la Biblia y porque nuestro proceder es no recibir sueldo alguno por servir al Señor pero sí ejercer mecanismos de control del dinero ofrendado por varios hermanos idóneos y honestos, para que nuestro accionar sea más que transparente, ofreciendo a todo aquel que participe de forma escrita y auditada internamente los movimientos de dinero que haya en cada congregación.

5- No incomodar al que no da o al que viene por primera vez

Esto como una cuestión muy práctica y basada en la experiencia. En nuestras reuniones se orará por las ofrendas que se darán a las dos o más personas asignadas para el recuento.
Estamos llamados a ser prudentes como la serpiente y mansos como la paloma, así que se sugiere que cada miembro tenga uno o varios números que serán sabidos por los tesoreros y por él mismo.
Esto es así para que los demás miembros no puedan identificar cuanto ofrenda cada uno ya que Satanás querrá generar disturbios, divisiones y habladurías que prevendremos de todas las formas posibles.
No se levantará ofrenda durante las reuniones para no incomodar a alguien que participe por primera vez, o a alguien que diezma y ofrenda una vez al mes, por ejemplo.
Sería algo muy agradable presentarnos delante de Dios con alguna ofrenda en nuestras manos en señal de agradecimiento.

Deuteronomio 16:16 Tres veces cada año aparecerá todo varón tuyo delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere: en la fiesta solemne de los panes sin levadura, y en la fiesta solemne de las semanas, y en la fiesta solemne de los tabernáculos. Y ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías;
16:17 cada uno con la ofrenda de su mano, conforme a la bendición que Jehová tu Dios te hubiere dado.

Aún así tomaremos como costumbre que esto sea de modo que nadie se incomode no aceptando ofrenda de ningún inconverso, acentuando que primero es necesario que entregue su corazón a Cristo, que es lo que verdaderamente importa.
No aceptar ofrenda de los gentiles para no hacer que Dios quede en deuda con ellos por nuestro accionar.

3Juan 1:5 Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos,
1:6 los cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor; y harás bien en encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje.
1:7 Porque ellos salieron por amor del nombre de El, sin aceptar nada de los gentiles.

6- Se aplicará a la ayuda mutua, empezando por los más necesitados

Romanos 12:10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.
12:11 En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor;
12:12 gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración;
12:13 compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad.

Jamás Dios nos dirá que lo administremos solo en nuestro propio provecho porque estaría en contradicción con su Esencia de Dios dador.

Esto será prioridad, lo primero que se ofrendará será para beneficio de los más necesitados.
Esto en principio se hablará con los encargados de recibir estas inquietudes, quienes lo presentarán a la iglesia y la iglesia a los tesoreros, así se establecerá de qué forma y a quienes se ayudará.
No se admitirán ningún tipo de abusos de la generosidad de la iglesia.
Esto quiere decir que si alguien hace abuso de la ayuda se llevará el tema al encargado de la obra hasta que la iglesia quede consolidada, y a los ancianos cuando ya esté consolidada.
Esto le ocurrió al Señor Jesús y muy posiblemente nos ocurra a nosotros.
La idea central de nuestro accionar será siempre tratar de ganar al otro para Cristo, pero advertirles que tienen que trabajar por la comida que a vida eterna permanece. Esto será desarrollado más adelante.

Juan 6:26 Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis.

Se hablará en amor pero con claridad como lo hizo el Señor cuando lo seguían solamente para alimentarse de los panes y los peces que Él multiplicó.

7- Se aplicará a actividades grupales de la iglesia

Habrá prioridades que se irán estableciendo conforme al dictado del Espíritu Santo y de acuerdo con las circunstancias que vayan apareciendo, que están bajo su dominio.
Dios irá proveyendo de aquellas cosas que Él mismo tiene planificadas. Ahora bien, hay algunas cosas en las que sabemos perfectamente que Dios no hablará porque ya lo ha hecho en su palabra. Esto tiene que ver con principios establecidos en la misma que ya hemos ido exponiendo.
La prioridad uno será cubrir las necesidades básicas de los hermanos de la congregación, como vimos en el pasaje anterior.

Romanos 12:10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.
12:11 En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor;
12:12 gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración;
12:13 compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad

Mateo 25:40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.

Necesidades alimenticias, de salud, etc.; así como también lo referente a materiales de enseñanza de la Palabra de Dios como Biblias, libros, impresiones, lecciones, etc.
Una vez cubiertas dichas necesidades, la siguiente prioridad será el testimonio a la comunidad en Kerigma y Marturía, es decir en la proclamación del Evangelio de forma verbal (Kerigma), por obsequio de pasajes bíblicos u otro modo; y por obras (marturía, de donde deriva la palabra mártir), testimonio con ayuda a la comunidad poniendo la mira en los más necesitados, en los menesterosos, los huérfanos y las viudas, según Dios nos guíe.

1- La Biblia nos enseña con estos ejemplos qué no debemos hacer

Algunos ejemplos tristes en la Biblia son: Balaam el falso profeta (Números 22), Giezi el criado de Elilseo que le pone precio al servicio del profeta y lo cobra a escondidas (2Reyes 5); Ananías y Safira, quienes le mienten al Espíritu Santo y perecen a los pies del apóstol Pedro (Hechos 5); baste con estos ejemplos para el presente trabajo.

Hay un riesgo muy grande en cuanto a tomar este tema como algo menor y es necesario poner todo el énfasis posible en no subestimar el poder que yace detrás del dinero, es decir, en la tentación satánica de procurarlo indecentemente o de abusar de la generosidad de otros en cuanto a relación eclesial se refiere.
Nuestra relación con el dinero es una de las cuestiones más espirituales de nuestra vida. Dios no se maneja en abstracto y así como Él es Dador por excelencia, espera que nosotros también lo seamos.

Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Se espera que el Espíritu Santo produzca en nosotros acciones concretas que nos lleven a dar conforme a lo que es la esencia de Dios en nosotros.
Dios no aprueba al avaro en ningún caso.
Como veremos en el versículo siguiente la avaricia es inclinarse ante el dinero, es decir que podemos inferir de esto que el dinero puede transformarse en un dios que estorbaría nuestra relación con el Dios verdadero.

Colosenses 3:5 Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;

La última parte de este versículo se cumplió tristemente en estos malos ejemplos que describimos en este punto.

2- El que abusa de la generosidad de Dios.
Ampliamos un punto tratado en párrafos anteriores.
Dios tampoco aprueba el abuso de nadie que quiera hacer valer su condición de necesitado como un medio para forzar y/o abusar de la ayuda ajena.
El Señor Jesús fue el más generoso de todos los que han pisado y pisarán esta tierra, sin embargo no aprobó el que lo siguieran para valerse de su generosidad y de sus milagros.

Juan 6:24 Cuando vio, pues, la gente que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos, entraron en las barcas y fueron a Capernaum, buscando a Jesús.
6:25 Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá?
6:26 Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis.
6:27 Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre.
6:28 Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?
6:29 Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.

Jesucristo fue claro y concreto, dijo: “…me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis.”

Buscar a Dios por interés en ser saciados no es cosa agradable a Sus ojos y abusar de la ayuda que pueda brindar una congregación, tampoco.

Parece también que hablarlo con el fin de ser claros y de no ser tomados por tontos es algo que el Señor se encargó de dejar establecido. El relato, más adelante, registra que algunos le recriminan a Jesucristo haber dicho palabras duras.

Juan 6:60 Al oír esto, muchos de sus discípulos dijeron:
--Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?

Y si seguimos atentos el relato veremos la contestación del Cristo:

Juan 6:67 Dijo entonces Jesús a los doce:
¿Queréis acaso iros también vosotros?
6:68 Le respondió Simón Pedro:
Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.

Decir que seguimos a Jesucristo y solo buscar su bendición material o una ayuda que la congregación pueda darnos, es una contradicción.
A Dios se lo sigue por amor y por agradecimiento y se espera que en esto todos seamos absolutamente veraces.


3- Dar abre también la posibilidad para recibir la bendición de Dios

Nuestra relación con el dinero reviste mucha gravedad, mas también es una gran posibilidad para ver manifestarse la gloria y el poder de Dios en su iglesia.
Veremos a continuación un caso acontecido en relación con la ayuda a la iglesia de Jerusalén y la colaboración entre hermanos de diferentes lugares.
Expondremos este pasaje ya que será uno de los pilares sobre el que se asentará nuestra forma de manejarnos con el dinero en la congregación.
Sobre todo, el versículo siete, al que asociamos otro versículo escrito por San Pablo:

2Corintios 3:17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.

La libertad tendrá que ser una de las características fundamentales también en este aspecto.
Cada uno dará en libertad lo que se haya propuesto y más allá del presente capítulo, esto será un concepto que debiera regir toda nuestra vida.

Ninguno de nosotros es responsable de la vida ajena.
¡Cada uno de nosotros tiene absoluta responsabilidad sobre sus actos delante de Dios!
Pero cada uno es responsable del cuidado del hermano, y este cuidado se tendrá que ver en la administración de nuestras vidas y decisiones y en el no juzgar la vida ni las decisiones ajenas. Abrir juicios sobre la vida del hermano puede generar abismos, que de persistir, pueden llegar a ser infranqueables, cosa que es del absoluto desagrado de Dios para sus hijos.

Veamos algunos principios rectores extraídos del siguiente pasaje:
2Corintios 9:1 En cuanto a la ayuda para los santos, es por demás que yo os escriba,
9:2 pues conozco vuestra buena voluntad, de la cual yo me glorío entre los de Macedonia, pues les he dicho que Acaya está preparada desde el año pasado; y vuestra diligencia ha estimulado a la mayoría.
9:3 Pero he enviado a los hermanos para que nuestro motivo de orgullo respecto de vosotros no sea vano en esta parte; para que, como lo he dicho, estéis preparados;
9:4 no sea que si van conmigo algunos macedonios y os hallan desprevenidos, nos avergoncemos nosotros, por no decir vosotros, de esta nuestra confianza.
9:5 Por tanto, consideré necesario exhortar a los hermanos que fueran primero a vosotros y prepararan primero vuestra generosidad antes prometida, para que esté lista como muestra de generosidad y no como de exigencia nuestra.
9:6 Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.
9:7 Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre.
9:8 Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo necesario, abundéis para toda buena obra;
9:9 como está escrito:
"Repartió, dio a los pobres, su justicia permanece para siempre".
9:10 Y el que da semilla al que siembra y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera y aumentará los frutos de vuestra justicia,
9:11 para que seáis ricos en todo para toda generosidad, la cual produce, por medio de nosotros, acción de gracias a Dios,
9:12 porque la entrega de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios.
9:13 Ellos, por la experiencia de este servicio glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la generosidad de vuestra contribución para ellos y para todos.
9:14 De igual modo, en su oración a favor de vosotros, os aman a causa de la superabundante gracia de Dios en vosotros.
9:15 ¡Gracias a Dios por su don inefable!


Veremos algunos versículos del pasaje
9:5 Por tanto, consideré necesario exhortar a los hermanos que fueran primero a vosotros y prepararan primero vuestra generosidad antes prometida, para que esté lista como muestra de generosidad y no como de exigencia nuestra.

Queremos extraer solamente tres enseñanzas o principios del pasaje antes transcripto
1. El pasaje habla de ofrendas materiales, es decir dinero fruto del esfuerzo de los hermanos. No habla de otro tipo de ayuda, habla de ofrenda a los santos y esta ofrenda era el dinero como bien necesario para tener el sustento diario.

2. La segunda enseñanza es una ley: “El que siembra escasamente, escasamente segará…”; y como contrapartida: “El que siembra generosamente, generosamente segará…”

3. La tercera enseñanza será analizada por partes.

9:7 Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre.


a. Cada uno: Esto habla de una decisión personal.
b. Cada uno dé: La decisión que San Pablo espera es que cada uno dé, ya que se espera que el creyente dé.
c. Cada uno dé como propuso en su corazón: Como decidió en su voluntad, como decidió en acuerdo consigo mismo, sin reprocharse nada.
Examinar y aprobar nuestra propia decisión.

Romanos 14:22 ¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba.

Estamos llamados a fijarnos en nuestras vidas y no en la de los demás.

d. No con tristeza ni por obligación: Dar con tristeza es querer retener para nosotros lo mismo que estamos dando, la tristeza no es un buen síntoma sino un indicador de que algo está mal.
e. Tampoco está aprobado el dar por obligación, no es por ley sino voluntariamente.
f. Porque Dios ama al dador alegre.

Este es el dar que Dios aprueba y es producto de la plena expresión del Espíritu Santo en nosotros.

Hagamos una pregunta: ¿Por qué tendemos a espiritualizar el resto de nuestras vidas pero no espiritualizamos la distribución del dinero que cae en nuestras manos?

No aprobemos ni reprobemos lo que hacen los demás, ellos necesitan de un Juez Justo que seguramente no seremos nosotros; si esto hacemos, usurparemos el lugar de Dios, solo Dios es Juez Justo. Y a su vez pongamos en oración este aspecto y pidamos a Dios la luz y sabiduría suficiente para su manejo y administración.

La teología de la prosperidad.

No entendemos a la prosperidad económica necesariamente como una bendición, así como tampoco entendemos a la pobreza o a una circunstancia de necesidad como una consecuencia del pecado.

Ejemplos sobran, basten dos para el presente caso:

Lázaro el pobre:
Lucas 16:20 Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas,
16:21 y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.
16:22 Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado.

En palabras de Pablo:
Exponemos aquí las palabras previas de uno de los versículos más conocidos de San Pablo, a saber:

Filipenses 4:12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.

Buscar dinero o seguridad o “un nombre” bajo la apariencia de servir a Dios no es aquello que nos legaran sus verdaderos siervos en la primera iglesia, por más defectos que esta tuviera.
Sostenemos que la riqueza no es mala en sí misma: Abraham era riquísimo según lo expresa la Palabra, pero sometió todo lo material y aún a su propio hijo Isaac en busca de la Voluntad de Dios. Entre Abraham y los supuestos siervos de Dios de hoy hay un abismo de distancia.
En palabras de T.S. Nee podríamos juntamente decir que…“Este buscar la guía del Señor cuando estamos en realidad guiados por el deseo de las ganancias, es una cosa despreciable” .

El control del dinero en la comunidad de fe

La necesidad imperiosa del control y el destino de las ofrendas.
Decíamos al principio que es necesario no subestimar en lo más mínimo nuestro trato con el dinero. La relación que tengamos con éste será aún más estricta cuando de la administración de ofrenda se trate.

La administración de nuestros ingresos en cuanto a dar es una decisión pura y exclusivamente propia; mas el recuento y la administración del dinero de la iglesia siempre será hecha, por lo menos, por dos o tres personas, siempre.

No vale aquí decir que alguien se encargue del dinero exclusivamente ya que podría caer en tentación y lazo que dañaría a dicho hermano y a la congregación.
Por lo demás, alguien honesto pedirá él mismo ser auditado y se negará a ser administrador exclusivo de los bienes materiales que maneje la congregación para la extensión del reino de Dios.

Veamos:
2Co 8:16 Pero gracias a Dios que puso en el corazón de Tito la misma solicitud por vosotros.
8:17 Pues a la verdad recibió la exhortación; pero estando también muy solícito, por su propia voluntad partió para ir a vosotros.
8:18 Y enviamos juntamente con él al hermano cuya alabanza en el evangelio se oye por todas las iglesias;
8:19 y no sólo esto, sino que también fue designado por las iglesias como compañero de nuestra peregrinación para llevar este donativo, que es administrado por nosotros para gloria del Señor mismo, y para demostrar vuestra buena voluntad;
8:20 evitando que nadie nos censure en cuanto a esta ofrenda abundante que administramos,
8:21 procurando hacer las cosas honradamente, no sólo delante del Señor sino también delante de los hombres.
8:22 Enviamos también con ellos a nuestro hermano, cuya diligencia hemos comprobado repetidas veces en muchas cosas, y ahora mucho más diligente por la mucha confianza que tiene en vosotros.

a. Designado por las iglesias: Consenso en el Espíritu Santo.
b. Como compañero: Con un acuerdo en que la ofrenda es Santa, de Dios y que nosotros tenemos que cuidarnos mutuamente de no caer en lazo del enemigo.
c. Para llevar el donativo: Habla específicamente de tal comisión.
d. Administrado por nosotros: Pasa por nuestras manos y somos meros administradores.
e. Para la gloria de Dios: Es para extender la obra de Dios en la tierra, cosa Santa, dinero consagrado porque ellos estaban consagrados previamente.
f. Evitando que nadie nos censure: Procurando que nadie pueda señalarnos (salvo con calumnias y mentiras) pero dejando bien claro nuestro proceder.
g. Procurando hacer las cosas honradamente: Haciendo todo lo posible y tomando todos los recaudos para esto. Conociendo las posibilidades que presenta una ofrenda en manos de una sola persona, hacer que cada uno se someta al control del otro como norma.
h. No sólo delante del Señor sino también delante de los hombres: No solo hace falta, según el pasaje, hacer las cosas honradamente delante de Dios sino también delante de los hombres; quizás de esta forma podamos con el testimonio predicar el Evangelio, y por este medio, alguien pueda conocer a Cristo.

Reiteramos: No solo hace falta, según el pasaje, hacer las cosas honradamente delante de Dios sino también delante de los hombres.

Creemos sinceramente que este pasaje es más que suficiente y más que claro para que entendamos la manera que Dios quiere que nos manejemos en cuanto al control de las finanzas en la iglesia.
¡Damos gracias a Dios por su siervo Pablo, por su humildad, por su honradez, por su entrega y por su conocimiento de Dios!

¿Cómo quiere Dios que demos y para qué? ¿Qué dar?
En primer lugar hay que decir que Dios nos ha llamado a ser generosos en hechos concretos.
Si un hermano tiene hambre no bastará, de ninguna manera una oración y una palmada, ya que ninguno de nosotros se quita el hambre con oraciones ajenas y palmadas.

Santiago 2:15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,
2:16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?
2:17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.

Dar el diezmo sí, dar el diezmo no.

2Corintios 9:7 Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.

Comenzamos con este versículo ya que creemos que donde está el Espíritu de Dios hay libertad, como vimos anteriormente, y cada uno sabrá qué hace con el dinero que Dios depositó en sus manos.

2Corintios 3:17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.

Dar por obligación no es agradable a Dios, como vimos anteriormente “…Dios ama al dador alegre.” 2 Corintios 9: 7.

Malaquías 3:6 Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.
3:7 Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos?
3:8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas.
3:9 Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.
3:10 Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.
3:11 Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos.
3:12 Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.
3:13 Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jehová. Y dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra ti?
3:14 Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos?
3:15 Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no sólo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon.
3:16 Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre.
3:17 Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve.
3:18 Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.

El pasaje no habla solamente de diezmo, habla de diezmo y ofrendas (Vs. 8).

En palabras del Señor Jesús, encontramos que hace referencia al diezmo en

Mateo 23:23 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.

Lucas 11:42 Mas ¡ay de vosotros, fariseos! Que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello.

Lucas 18:12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.

En las cartas del denominado Nuevo Testamento encontramos que hace referencia en siete oportunidades al mismo en la carta a los hebreos. Algunas de ellas son las siguientes:

Hebreos 7:5 Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham.

Hebreos 7:1 Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo,
7:2 a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz;
7:3 sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.

Los argumentos que dicen que Jesús no lo estableció como una norma o como una ley y que no fue una práctica de la iglesia son ciertísimos: En ninguna parte de los Evangelios se puede ver un solo versículo que diga que Jesucristo instó u ordenó dar el diezmo; en ninguna parte del Nuevo Testamento se ve que ninguna iglesia diezmara, ni hay ninguna orden apostólica al respecto.
Ahora bien, si de afirmaciones se trata tampoco podemos obviar que Jesucristo dijo: “…sin dejar der hacer aquello…”, según Mateo 23: 23.
El Señor Jesucristo no lo dio como orden pero dijo que no había que dejar de hacerlo.
Reiteramos: Les dijo “…sin dejar de hacer aquello…”

Lamentablemente en nuestras Biblias hay una hoja escrita no inspirada por el Espíritu Santo que dice “Nuevo Testamento” y así partimos el Libro sagrado en dos partes. Esto nos lleva fácilmente a pensar que Jesús vino para abrogar la ley y lo cierto es que no vino para abrogar sino para cumplirla.

Mucho más aún, estableció leyes más exigentes para quienes lo siguieran en fe.
El diezmo no está expresado como una obligación, pero tampoco está abrogado.
En cuanto al que vive en la Gracia se puede tomar como un piso ya que se supone que un creyente que vive en la Gracia que es de Jesucristo tendría que estar llevado a dar más que esto en agradecimiento a su Señor.

Mateo 5:21 Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio.
5:22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.

Las nuevas leyes que estableció Cristo fueron más exigentes que las de Moisés. En la gracia hay más exigencia, en la fe de Jesucristo hay más exigencia, en el Nuevo Pacto está la Presencia y el poder del Espíritu Santo para encaminarnos al cumplimiento de dicha ley.

Sólo a modo de pregunta: ¿Será esto diferente respecto de nuestra relación con el dinero y en nuestra generosidad al darlo?

La siguiente es una parte de la definición que podemos encontrar en el Nuevo Diccionario Bíblico.
“El pago de diezmos continuaba en tiempo de Cristo,

Lucas 11:42 Mas ¡ay de vosotros, fariseos! Que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello.

Lucas 18:12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.

Hebreos 7:5 Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham.

Pero no fue prescrito a los cristianos ni por Cristo ni por los apóstoles.
Bajo la economía de la gracia, se espera de todo creyente que aporte con corazón bien dispuesto “…como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre” 2 Corintios 9: 7
El creyente es exhortado a dar no por una norma impuesta, sino presentándole el ejemplo de gracia del mismo Señor Jesucristo, “…que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico” 2 Corintios 8: 9.
No es el diezmo del cristiano lo que corresponde al Señor, sino todo su ser, puesto que ha sido comprado “por precio”.

1Corintios 6:20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.

1Corintios 7:23 Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres.

Y debe así venir a ser eficaz administrador de todo lo que el Señor ha puesto en sus manos para la gloria de Dios”.

En realidad para ser más estrictos en cuanto al eje de este tema no tendríamos que centrarnos en el diezmo sino en el dar.

Quizás alguien que lee estas líneas se pregunte: ¿Por qué tanta argumentación en el dar? ¿Cuál es el interés encubierto detrás de dicha insistencia? Queremos decir que entendemos plenamente a quienes cuestionan todo escrito que se quiera arrogar estar en la voluntad de Dios. Esto es el cumplimiento de un mandamiento paulino.

1Tesalonicenses 5:21 Examinadlo todo; retened lo bueno.

Cuando leemos este pasaje:

Hechos 2:44 Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas;
2:45 y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.
2:46 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón,
2:47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.

Cuando leemos este pasaje, nos preguntamos: ¿Los hermanos que tenían esta práctica estarían preocupados por saber si el diezmo debía ser una práctica o no?
Si Dios Padre dio a Su Hijo y el Hijo dio su vida ¿Cuál debería ser nuestra predisposición al dar ofrendas de nuestros ingresos?
¿No debería en nuestro corazón estar la tendencia a dar algo más?
Y si dicha tendencia no está, ¿No deberíamos pedirle a Dios que nos cambie para que hagamos lo mejor? Recordemos que mejor es dar que recibir:

Hechos 20:35 En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.

El dar es una práctica sanadora.

Se espera también que un creyente crea, aunque parezca una obviedad no lo es.
Si un cristiano debe buscar las cosas mejores y la bendición de Dios ¿No deberíamos poner esto en oración para que la generosidad sea una de nuestras características?

El dar es una actitud y el no dar también es una actitud.
Tengamos la actitud que tuvo la viuda, que dio lo que podía, que a los ojos humanos parecía poco, una actitud dadivosa a la que Jesús, en su amor, alabe, bendiga y apruebe.

Queremos dejar nuevamente expresado que ninguno de los que sirvamos a Dios en las iglesias que se levanten en las casas cobrará salario según lo ya expresado; queremos también expresar que cada hermano de la congregación tendrá tres números asignados a sus ofrendas que solamente serán conocidos por los tesoreros de la congregación que serán por lo menos dos personas.
Cada uno podrá ejercer el control de su propia ofrenda mediante el número de su sobre de ofrendas y del importe que figurará en la planilla de cada día de reuniones.
Por ejemplo: Si el sobre Nº 08 contienen $ 10, en la planilla figurará, sobre Nº 08 = $ 10; y así quien lo haya ofrendado sabrá que ese dinero ofrendado llegó a buen destino.
Como los gastos se harán solo con facturas y comprobantes que figurarán en un balance semanal, el recuento de los ingresos menos los egresos debería dar la existencia neta de lo ofrendado.
Diremos también que las ofrendas se contarán por medio de los dos tesoreros y de un tercero que irá rotando en el recuento de cada reunión, diremos que cada ingreso será registrado por medio de una forma contable expresada semanalmente con los egresos avalados por las facturas o recibos correspondientes, y diremos finalmente que dichos informes semanales estarán a disposición de cada uno de los hermanos pertenecientes a la congregación cuando lo soliciten.
Solo pretendemos ser dadores y generosos siguiendo las pisadas de Dios y de su Hijo Jesucristo, dejando de lado toda posibilidad de mala administración y de toda posible mala interpretación. Dios también reclama de nosotros claridad y transparencia.

Dios guíe nuestras vidas hacia lo que Él mismo hizo.
¡Él fue Dador Infinito!

Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.


Capítulo VII

Las reuniones

Reiteraremos algo ya dicho con el solo fin de insistir en la importancia que el teme requiere. Una reunión es un encuentro o un reencuentro, es decir que cuando nos congregamos nos re-unimos en el nombre de Cristo.
Somos llamados a la asamblea según lo que hiciera Dios con el pueblo de Israel.
Este encuentro es un encuentro entre seres vivientes, el Ser Viviente por excelencia, Dios Eterno y su pueblo salvado por Jesucristo su Hijo.
¡Es decir que todo encuentro de la iglesia reunida, en principio, es un encuentro viviente, en el que se transmitirá vida!
Cualquier elemento o hecho que no transmita vida no contará con la aprobación de Dios, ya que en su iglesia Dios no admitirá ningún indicio de muerte en ninguna de las formas en que ésta puede aparecer.

Las reuniones de las iglesias tienen, como antes vimos, algunas características que también estaremos recordando en este capítulo.

Reunidos en su Nombre

La primera de ellas es que dos o más hijos de Dios se reúnan en su Nombre, en el Nombre de Jesús.
Es decir que la congregación es el cuerpo en la casa o localidad en la que se reúne y siempre la Cabeza será Jesucristo.
Con esto queremos decir que ninguno, reiteramos, ninguno puede tomar el lugar del Señor.
Reunirse en su Nombre es reunirse en su autoridad como vimos en otro de los capítulos.
Esta es una característica singular que toda congregación debe tener como primordial.
En donde alguien quiera establecerse como único vocero de la Palabra de Dios habrá, cuando menos, una distorsión de la voluntad de Dios expresada en su Palabra y, en los casos más extremos, estaremos en presencia de algo totalmente ajeno a ella.

En medio de ellos: La presencia prometida de Dios

Sabiendo cada uno, por fe, que Él estará en medio de aquellos que se reúnan en su Nombre. Ahora bien, es el mismo Señor Jesús que habita en medio de ellos como la Cabeza de la iglesia que se congrega en su Nombre. Dios, en estos tiempos, ha decidido expresarse por medio de su Espíritu Santo y entendemos que la obra de Él es perfecta.
La obra de Dios Padre es perfecta, la obra de su Hijo fue y es perfecta y así es la obra del Espíritu Santo.
Muchas veces, por nuestra poca fe y por ponernos en lugares equivocados, y en el peor de los casos por haber ocupado el lugar de Cristo como cabeza de la iglesia local, es que Dios no ha obrado a favor de la extensión de su reino aquí en la tierra.
Todos, absolutamente todos los miembros de la iglesia tienen algo para aportar. Esto será de acuerdo con los dones que Dios ha provisto y de acuerdo con la experiencia vivida como testimonio.
Es voluntad de Dios que cada uno de los miembros del cuerpo colabore en orden a lo que la cabeza diga y en armonía con los movimientos de los otros miembros del cuerpo.
Para redondear la idea, uno de los principios fundamentales es la dependencia del Espíritu Santo para saber la marcha de la iglesia y otro principio fundamental es el de mutualidad.
San Pablo lo dice en el siguiente pasaje:

Colosenses 1:15 Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.
1:16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
1:17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;
1:18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;

Mutualidad en el cuerpo y en las reuniones

La tercera característica para que exista iglesia es el sentido de dependencia mutua y se espera que esto esté expresado también en las reuniones.
Además de esa dependencia de las órdenes de la Cabeza, se tendrá que tener en cuenta el sentido de dependencia mutua.
Cada miembro dependerá de Cristo y estará en interdependencia con el otro para articular los movimientos del cuerpo.

Romanos 12:4 Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función,
12:5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.

La Cabeza es Jesucristo y la iglesia es su cuerpo, y todos miembros los unos de los otros.
¿Puede una parte del cuerpo humano, que no sea la cabeza, pensar y ordenar los movimientos del resto del cuerpo? La respuesta evidente es NO.
Lo mismo en la iglesia.
¿Puede una miembro del cuerpo -por dar un ejemplo diremos el pie- actuar separado del cuerpo? La respuesta evidente es NO.
Lo mismo en la iglesia.
¿Puede la mano del cuerpo de algún hombre o mujer ir a buscar un vaso de agua a una heladera a 5 metros de distancia si no va el resto del cuerpo? La respuesta evidente es NO.
Lo mismo en la iglesia.
Estos cuestionamientos pueden parecer básicos o ingenuos; pero cuando vemos el funcionamiento de algunas congregaciones nos damos cuenta de que no es así y por eso es válido el ejemplo.
Una de las prácticas más eficaces a las que Dios nos alienta por medio del Espíritu Santo y a través de la palabra por Él inspirada es el soportarse los unos a los otros.

Para que haya iglesia tiene que haber espíritu de cuerpo y en ese espíritu de cuerpo tendrá que haber sentido de mutualidad. Es decir, que cada miembro no tiene razón de ser en la iglesia sin el otro, así como cada miembro del cuerpo humano, aislado o separado del cuerpo ya no es el cuerpo.
Como es de suponer, no todos quizás tomen participación directa, ni sean voz activa o ejecutores directos de algo que se lleve adelante en las reuniones, pero esto será de acuerdo con lo que Dios diga a cada uno.

Lo importante aquí será saber y estar enseñados en que una reunión de iglesia tiene como una característica principal y primordial la posibilidad de que cada miembro se exprese en libertad y para edificación del cuerpo de Cristo, sea quien sea, así haya “nacido de nuevo” en esa misma reunión . Entendiendo nacer de nuevo el aceptar a Jesucristo como Salvador y Señor de nuestras vidas.

Este sentido de mutualidad, que invita a la participación, hará que las reuniones a veces sean aburridas, comparadas con los shows que últimamente se ven en algunas congregaciones en las que hay uno o varios “iluminados” y aproximadamente un 90% de los congregados lucen como simples espectadores pasivos.

Estas tres características: 1. Dos o más reunidos; 2. Reunidos en su Nombre; y 3. El sentido de mutualidad y de cuerpo, serán las que básicamente se cumplirán en cada una de las reuniones que se lleven adelante en la iglesia y que conforman la esencia de la misma. Representan las cuestiones de fondo y los fundamentos, más allá de los formalismos y de las cosas que se hagan en las mismas.

En cuanto a reunirse en el Nombre de Jesús

Esto se invocará en oración de fe y se agradecerá porque las promesas de Dios son en Él el sí y en el amén.

2Corintios 1:19 Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, que entre vosotros ha sido predicado por nosotros, por mí, Silvano y Timoteo, no ha sido Sí y No; mas ha sido Sí en él;
1:20 porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.
2Co 1:21 Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios,
2Co 1:22 el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones.

Creemos que sus promesas son cumplidas por medio de la fe, pero esta fe no tiene que ver con el futuro sino con el pasado. Concretamente con el cumplimiento del plan de redención en Cristo mediante su muerte y resurrección.
En Cristo está el cumplimiento de las promesas y una de ellas es que Él estará en medio de dos o tres que se reúnan en Su Nombre.
No solamente creemos que Él está en medio nuestro sino que sabemos que Él está en medio nuestro.
¿Por qué?, es muy sencillo porque Él lo dijo y nosotros le creemos.

Mateo 18:19 Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.
18:20 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

Si observamos detenidamente, veremos que el versículo 19 habla de una oración de acuerdo en la que, para nuestra sorpresa, Jesús dice que cualquiera cosa que pidiéremos nos sería hecha. Esta es una de las claves de la oración de la iglesia que cuenta con promesas muy fuertes y con algunas condiciones para ser respondidas.
Es notable la importancia del acuerdo y de la armonía, el buen espíritu que se espera domine a la iglesia y en la iglesia de Jesucristo.
Así que, si bien este punto en particular lo veremos en otro capítulo, podemos decir que en toda reunión de la iglesia la oración es imprescindible. Porque no solamente Dios quiere estar en medio de nosotros, sino que quiere que le hablemos a Él sin más intermediarios que su Hijo Jesús de Nazaret.
Es importante remarcar que la presencia de Dios es prometida en las reuniones y es imprescindible aplicar a esto nuestra fe para ver el obrar de Dios en nuestras vidas, porque sin fe es imposible agradar a Dios.

Hebreos 11:6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

Reunidos alrededor de la Palabra

En una relación de mutualidad ya no existirá el púlpito como forma de exposición de la Palabra de Dios. Así que cada congregación podrá buscar la forma de exponer un mensaje bíblico con testimonios, enseñanza, vivencia y esto dejará de lado toda rigidez que apague al Espíritu Santo.
Alguno podrá hacer de moderador de algún análisis de ciertos pasajes, pasajes de los que se espera que cada miembro opine en cuanto a su elección.
La visión de la iglesia surgirá de la opinión de los miembros, ya que se espera que cada miembro del cuerpo, en comunión con la cabeza que es Cristo, haga movimientos en conjunto y armónicamente.
La Palabra, su lectura y su estudio será primordial: estar lleno de Dios es estar lleno de la Palabra. Es por ello que se sugiere leer la Biblia entera una vez por año y escudriñarla con temas específicos en los que la congregación entera se involucre.
Estos temas específicos tendrán que ver con los movimientos y las acciones que la iglesia tome en cuanto a su expresión de amor de los unos a los otros como cuerpo y a la comunidad.

Dios no subestima a ninguno de sus hijos, así que se espera que en el cuerpo que es la iglesia y en sus reuniones, cada uno pueda decir con absoluta libertad su opinión teniéndose en cuenta que toda Palabra específica (palabra Rhema) dada a alguien en particular traerá unidad y armonía; y en este caso será el liderazgo de la iglesia en autoridad espiritual de quien se requiera humildad y discernimiento para escuchar y ejecutar la voluntad de Dios.

Este liderazgo nunca será personalizado sino que estará a cargo de tres ancianos (entendiendo que anciano es alguien que tiene un crecimiento mayor en la fe respecto de otro) . Decidimos que sean tres encargados solventados en el siguiente versículo:

Eclesiastés 4:12
Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto.

Las necesidades básicas cubiertas

Es necesario que ninguno de nosotros se entienda a sí mismo ni entienda al hermano como una función en el cuerpo, sino como miembros del mismo.

No podemos caer en el grave error de desarrollar actividades y vernos a nosotros tanto como a los demás como una función, un engranaje.
Esta forma de vernos o de ver a nuestro hermano en la fe en el cuerpo proviene pura y exclusivamente de Satanás.
Sin temor a equivocarnos expresamos que cuando el hombre pasa a ser una función empieza su despersonalización y se entra en un sistema bestial.
Deja de ser persona y empieza a ser número.

Si se entendiese equivocadamente, la actividad y “el resultado” empiezan a ser lo importante y poco importa quién la haga, sino que interesa que sea llevada adelante y con “éxito”. No importa la reunión en sí como actividad, sino las personas que componen el cuerpo de Cristo más allá de la actividad a llevar adelante.
Pero para el creyente y para el cuerpo de Cristo será imprescindible el buscar y el anhelar como prioridad a Cristo, a su persona y a su Perfecta compañía a través del Espíritu Santo en nosotros.
No buscamos, ni pretendemos, ni anhelamos la bendición de Dios como prioridad, sino su Perfecta compañía y su Presencia que es, en definitiva, hacer aquello que Jesús nos ordenó al decir:

Mateo 6:33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

En aquellos casos en que esto no fue comprendido, se transformó a los miembros en números y el creyente pasó a ser una función numérica y parte de un sistema que tiene como meta el hacer prosélitos como señal de la bendición de Dios.
El “sistema” se alegra cuando un banco o una silla son ocupados sin importar lo que le ocurre a la persona que lo ocupa. Este sistema bestial se olvida del ser humano y hace mercadería del creyente.
Al falso profeta le agradan este tipo de relaciones y está conforme con esta visión.

2Pedro 2:1 Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.
2:2 Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado,
2:3 y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.

Cuando los hombres en cualquier ámbito son considerados funciones o números han entrado en un sistema satánico.
Recordemos que Dios es el Gran Yo Soy, definido por el Ser Eterno y la bestia apocalíptica es definida por un mero número, el 666.

La iglesia no puede darse el lujo de perder de vista que somos un cuerpo y que cada uno de nosotros somos seres humanos con virtudes y defectos, con sentimientos y necesidades, con miedos e inseguridades, con circunstancias que a veces son insostenibles sin el apoyo del hermano.
La iglesia no puede darse el lujo de planificar actividades y sostener una estructura deshumanizada en la que la vida del otro no tiene cabida ni es tenida en cuenta como prioridad.

Es muy común que al considerarnos una función o un número nos empecemos a olvidar de que somos seres humanos y que atravesamos diferentes circunstancias. Al importarnos solamente la asistencia numérica y las actividades a desarrollar, no atendamos especialmente a los hermanos más débiles y necesitados o a aquellos que atraviesan circunstancias difíciles, con lo que se generan situaciones en las que equivocamos nuestras prioridades.
Pero nunca olvidemos que lo primordial será la persona de nuestros hermanos. Esto diremos que es una forma práctica de lo anteriormente definido como mutualidad, esto es ejercicio práctico de cristianismo.
La mutualidad en las reuniones no se refiere solamente a la participación de cada uno que así quiera hacerlo, sino el saber primeramente que todas las necesidades del cuerpo están siendo atendidas por “unos y otros”.

Todo bajo el dominio del Espíritu.

Leer la Palabra y orar es algo imperativo en la vida del creyente. Ahora bien, este orar y leer la Palabra tendrá como resultado un “mover” del Espíritu que nos orientará siempre a suplir las necesidades concretas y materiales del hermano como preferencia.

Santiago 2:14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?
2:15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,
2:16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?
2:17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.

Lamentablemente, en muchos casos entendimos mal lo que significa ser espiritual. Separamos cuerpo, alma y espíritu; nos fragmentamos quizás como consecuencia del concepto griego que llegara hasta nuestros días. Esto no es lo que acabamos de ver en el anterior pasaje.
Si decimos: “Id en paz que el Señor proveerá, yo tengo fe que así será”, o la tan mentada frase “estaré orando por vos…” pero no activamos absolutamente nuestro ser para suplir sus necesidades materiales, más que espirituales somos hipócritas o, por lo menos, insensibles.
Si tenemos un dolor de estómago todo el cuerpo se duele; si nos duele la espalda, todo el cuerpo se duele; si nos duele un brazo, todo el cuerpo está dolido e incómodo. ¿Cómo se llega a esto? ¿Cómo se hace para llegara a tal práctica en la realidad? ¿Puede ser esto posible?
La respuesta es:

Lucas 1:37…nada hay imposible para Dios.

Sólo una iglesia que se compromete con la Palabra y a estar en oración en la vida personal y devocional de cada uno de sus miembros, y en oración corporativa puede llegar a estar gobernada por la Cabeza del cuerpo, es decir: Jesucristo.

Esto no se logrará haciendo cosas, no dependerá del que quiera y del que corra, sino de Dios. Será resultado de muchísima oración de los unos por los otros a favor del crecimiento del cuerpo y del reino de Dios en la tierra.
Poniéndonos a un lado y dejando que el Espíritu Santo sea el centro de las reuniones, como consecuencia lógica de que es el centro de nuestras vidas, es que la iglesia crecerá armónicamente.
Sólo con oración intensa y ferviente, con compromiso con la Biblia y en ayunos será que la iglesia crecerá en gracia y en conocimiento de Dios.


El orden en las reuniones
Dios es un Dios de orden, así que esto implica que donde haya orden habrá la creatividad del Espíritu Santo.

Colosenses 2:5 Porque aunque estoy ausente en cuerpo, no obstante en espíritu estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo.

1Corintios 14:39 Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas;
14:40 pero hágase todo decentemente y con orden.

La libertad y el mover del Espíritu Santo nada tienen que ver con el histrionismo ni con el desorden. Cabe aclarar que el histrionismo es un desorden psicológico en este caso, que en muchas oportunidades sale a relucir en congregaciones que dan lugar a este tipo de manifestaciones.

Es evidente que el histrionismo busca ocupar un lugar que no le pertenece, así como el desorden últimamente se entendió como un mover del Espíritu Santo.
A nuestro juicio, ha sido en muchísimos casos el mover del espíritu de los demonios que han alejado a la gente de las iglesias. Hoy en día se ven las cosas más desopilantes en algunas congregaciones y todas pretendiendo ser inspirados por el Espíritu de Dios.
La opinión del Espíritu Santo que inspiró a San Pablo a decir lo siguiente no dice lo mismo:

1Corintios 14:23 Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos?

¿Seremos obedientes a toda la Palabra o solo a lo que nos conviene y queremos llevar adelante para parecer espirituales?
Hablar en lenguas… ¿No nos hace sentir un poquito superiores a los que no hablan? ¿No tiene esto que ver con el ego y la soberbia?

1Corintios 14:18 Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros;
14:19 pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida.

Tomamos el hablar en lenguas solo como ejemplo. No tenemos ni tendremos ningún problema con el don de lenguas, pero en la iglesia será hecho como dice en la Palabra. San Pablo dice, como veíamos más arriba, que si nos manejamos desordenadamente los incrédulos están autorizados a que nos llamen locos.
Libertad del Espíritu en orden parece ser la propuesta del mismo Dios en su Palabra. Creatividad de Dios mediante la expresión del Espíritu Santo a través de cada uno de sus miembros, parece decir la Biblia.

Las reuniones, se puede decir que estarán regidas por los dos mandamientos más importantes que fueran anunciados por Cristo:

Mateo 22:36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?
22:37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
22:38 Este es el primero y grande mandamiento.
22:39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
22:40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.


Los principios básicos o fundamentos básicos de la iglesia son una práctica de estos mandamientos, o por lo menos deberían serlo: Reunirnos en el Nombre de Cristo, reconociendo su Amor y la imprescindible necesidad de Él, de su amor y su poder. Cristo en medio de nosotros y el amor al semejante, priorizando nuestra relación con nuestros hermanos como lo que son: personas, seres humanos.
Necesitamos ejercer el llamado de Dios a la oración para no perder de vista estos principios que nos sensibilizan en la búsqueda del propósito de Dios.
Más allá de toda actividad, estará no perder de vista en ningún caso y por ningún motivo, que la reunión de la iglesia será reunión de Vida en Cristo y la Vida de Cristo será aquello que nos gozaremos en transmitir.
En este sentido, Dios nos hará ver como hijos suyos a cada uno de los miembros de su cuerpo, y como personas nos humanizará por medio de la llenura de su Espíritu Santo y nos hará ver que nuestro hermano requiere, en principio, de nuestra misericordia, tal como está escrito:

Salmo 51:16 Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;
No quieres holocausto.
51:17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.

Oséas 6:6 Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.

En resumen

El Señor de señores y Rey de reyes, Él y sólo Él es el único imprescindible para que haya iglesia y es en su Nombre que nos reunimos.

Mateo 18:20 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

Él es dador de la vida y rogaremos a Dios que las reuniones de la iglesia transmitan su Vida.

Juan 6:63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.

Esto será por medio de la comunión y el mutuo sentido de servicio entre sus hijos, vistos solo como personas y no como individuos que cumplen una función o que ocupan un lugar para que seamos más.

Juan 13:34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.
13:35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.


La Palabra de Dios será nuestra Roca y confiamos que el Espíritu Santo nos guiará a toda verdad, según su promesa.

Juan 16:13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.

A pesar de nuestras imperfecciones procuraremos y rogaremos servirnos en amor mutuo y en hechos concretos por la potencia de su Espíritu.

Hechos 1:7 Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad;
1:8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

Las reuniones no tendrán metodología alguna.

¡El Señor bendiga a su iglesia y conceda en ella su Perfecta humanización como comunidad, para que el reunirnos sea un interés genuino y en el Nombre de su Hijo, esto es Jesucristo; y en las personas, esto es, sus hijos a quienes Él rescató de sus pecados tal como son!


Capítulo VIII
Nuestras reacciones y nuestra lengua.

Oración: ¡Señor, enséñanos a hablar!

Estos dos aspectos de nuestra vida son de una muy significativa relevancia.
Ambos están íntimamente relacionados ya que nuestras reacciones derivan en una manifestación verbal que nos daña, que dañará sin lugar a dudas a la iglesia y daña a nuestro prójimo.
Si resolvemos esto…tendremos ganado más del 90% de nuestras batallas en la vida cristiana.

Nuestras reacciones
Nuestras reacciones son mucho más numerosas que las acciones de nuestra vida. Reaccionamos a cada cosa que nos ocurre en la vida, ya desde el inicio del día: suena el despertador, nosotros reaccionamos; nos hablan, nosotros reaccionamos; recibimos una noticia, nosotros reaccionamos; nos hacen algo bueno, nosotros reaccionamos; nos hacen algo malo, nosotros reaccionamos y así en la mayoría de las circunstancias de nuestras vidas.
Ahora bien, ¿qué es lo que demanda Jesús de nosotros en cuanto a la forma de responder a las actitudes, dichos y hechos que nos acontecen?

Mateo 5:43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.
5:44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
5:45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
5:46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?
5:47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?
5:48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

Se espera de nosotros los cristianos, de los hijos de Dios, que hagamos las obras de nuestro Padre como las hizo nuestro Salvador. Él no podía ni quería hacer otra cosa que la Voluntad de su Padre y lo mismo demandará Dios de nosotros.

Juan 5:19 Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente.

Dios el Padre es perfecto y hace salir el sol sobre justos e injustos. A pesar de ver la maldad de la humanidad y la rebelión del pecado, Él fue paciente con nosotros y nos salvó en Cristo por medio de la fe, y también es paciente con el mundo entero porque quiere que todos procedan al arrepentimiento.

2Pedro 3:9 El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

Y no solo por esto, sino por todas las cosas en las que ha venido trabajando hasta ir conformando en nosotros la imagen y la vida plena de Cristo, por medio de la llenura de su Espíritu Santo. A Dios Padre solo lo satisface plenamente la vida de su Hijo Cristo en nosotros y aspira a que nosotros podamos ir repitiendo cada vez con más fuerza y espontaneidad aquello que dijera San Pablo:

Gálatas 2:20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Solamente una vida consagrada plenamente a Él podrá repetir este pasaje de la Carta a los Gálatas y Dios aspira a que cada uno de nosotros sea agradable a Él en esto.
Es lamentable que en las oportunidades en que algún creyente actúa como Dios manda, no emitiendo juicio ni reacción, sea tenido por sus hermanos como un corto de carácter o como un tonto.
Cuando alguien pasa por alto una ofensa está siendo agradable a nuestro Padre y será honrado por Dios a causa de su noble actitud. Dios pondrá también las cosas en su lugar.

Proverbios 19:11 La cordura del hombre detiene su furor, Y su honra es pasar por alto la ofensa.

En realidad lo que está demostrando el hermano que tiene dominio propio es, en primer lugar, un componente del fruto único del Espíritu Santo que consta de nueve aspectos. Para ejemplificarlos, éstos son:

Gálatas 5:22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad,
5:23 mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley.

Marcamos en letra “negrita” dominio propio porque de esto estamos hablando cuando nos referimos al dominio de nuestras reacciones.
El “mundo” contradice a Dios en su razonamiento y muchas veces los creyentes tenemos el mismo razonamiento en nuestras actitudes y en nuestra forma de comportarnos. Pensamos que tener “carácter” es pegar cuatro gritos o hablar con tono de voz elevado y pasar al otro por encima en actitudes avasalladoras, atropelladoras e invasivas.
No se sienta mal si esta frase anterior le recuerda algún hecho en su vida.
¡A todos nos ha pasado! Lo importante es que nos arrepintamos de nuestras anteriores malas decisiones y cambiemos el rumbo de nuestra vida, adoptando desde el presente y hacia el futuro medidas acertadas conforme con la Voluntad de Dios.

Proverbios 30:32 Si neciamente has procurado enaltecerte, O si has pensado hacer mal, Pon el dedo sobre tu boca.

Siempre es tiempo para cambiar y hay oportunidad para aquellos que de corazón sincero busquen ser fieles a Dios.
Analice usted mismo lo anteriormente dicho a la luz del siguiente pasaje de la Palabra de Dios:

Reina Valera 1960
Proverbios 16:32 Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte;
Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.

La Biblia de las Américas
Proverbios 16:32 Mejor es el lento para la ira que el poderoso, y el que domina su espíritu que el que toma una ciudad.

Biblia de Jerusalén
Proverbios 16:32 Más vale el hombre paciente que el héroe, el dueño de sí que el conquistador de ciudades.

Expusimos el pasaje en tres versiones, porque nos parece un pasaje de suma importancia para conocer aquello que Dios considera importante para sus hijos que quieren y buscan ser obedientes a Jesucristo en su vida.
Muchas veces ponderamos nuestro carácter iracundo como un carácter fuerte cuando, en realidad, es todo lo contrario.
En primer lugar, la ira o el enojo es un pecado; en segundo lugar es una manifestación del hombre carnal (cosa muy parecida a lo referido en el primer punto); en tercer término, es una manifestación de debilidad espiritual y de niñez en Cristo.
Veamos:

1- La ira es pecado:
Eclesiastés 7:9 No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los necios.

2- Es una manifestación de la carne:

Gálatas 5:19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,
5:20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,
5:21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

Notemos que ira está en la misma categoría que homicidios y hechicerías; y por lo general, nosotros tenemos como tendencia el tomar como algo muy pesado y muy grave a estas dos manifestaciones de la carne antes nombradas y a relativizar la gravedad de nuestra ira y de nuestro enojo. Para Dios tienen exactamente la misma gravedad.

Efesios 4:29 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.
4:30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.
4:31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.
4:32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Colosenses 3:8 Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.


3- Es una manifestación de debilidad espiritual y de niñez en Cristo.

1Corintios 3:1 De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.
3:2 Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía,
3:3 porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?

Lo primero no es lo espiritual sino lo animal

1Corintios 15:46 Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.

Una buena actitud básica para este tipo de situaciones en las que tendemos a reaccionar intempestivamente, es dejar pasar la ofensa, hacer de cuenta que nada fue dicho o que nada ha ocurrido.
Si cada vez que alguien hiciera algo que nos desagradara buscáramos nuestra “justicia”, estaríamos reaccionando a cada instante y queriendo “ubicar” a todo el mundo en los parámetros de la medida de nuestro juicio.
El condicionamiento del mundo dice: Si pasa tal cosa hacemos tal otra, como reacción lógica. Si nos golpean, golpeamos; si nos aman, amamos; si nos insultan, insultamos; si nos quieren, queremos; si nos lastiman, lastimamos.

¡Dios quiere de nosotros algo más que esto! ¡Dios quiere que hagamos lo que Él hace! ¡Dios quiere que seamos como Él es, y esto solamente se logra entendiendo que nuestro ego fue crucificado con Cristo!
¡La Buena Nueva del Evangelio de la Salvación es que ya fuimos crucificados con Cristo hace dos mil años!
¡Y esto también se acepta por fe!

La obra de la Cruz de Jesucristo y la enseñanza del Espíritu Santo en nosotros irá guiándonos a toda verdad progresivamente, y las reacciones de la carne estarán bajo la poderosa influencia de la Cruz del Hijo de Dios, toda vez que nuestra vida esté consagrada a Dios verdaderamente y que nuestra voluntad esté sujeta a la suya.
El Espíritu Santo nos guiará a estar en oración continua, a estar en dependencia de Dios Padre; y nos guiará a dejar pasar toda reacción y todo apresuramiento para luego actuar conforme a la Palabra de Dios.
Pero la obra del Espíritu Santo nunca es lo primero que viene a nuestras mentes y es por esto que nunca nuestras reacciones son de Dios.
Lo primero nunca es de Cristo sino de Adán, entendiéndose a Adán como el aspecto carnal de nuestra vida, que deberá estar siempre sometido bajo el poder de la Cruz.

1Corintios 15:46 Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.

Reiteramos un versículo anteriormente citado por creer que es de suma importancia para nuestra vida espiritual:

Eclesiastés 7:9 No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los necios.

No nos apresurarnos en nuestro espíritu es un ejercicio que se va aprendiendo con el tiempo y la práctica.
Podemos comparar a nuestro espíritu con un músculo de nuestro cuerpo. Si los músculos de nuestros brazos, por ejemplo, están quietos por un año, se atrofiarán y no tendrán fuerzas para actuar, estarán débiles y no podrán ser de utilidad para el cuerpo. Lo mismo ocurre en nuestra vida espiritual.
Un ejercicio espiritual muy provechoso es el dominio de nuestras reacciones.
Un ejercicio muy concreto es dejar pasar lo primero que nos llega como respuesta y ser tardos para dar una respuesta sea verbal, gestual o de otra índole.
Seguramente las primeras veces fracasaremos y esto debe tomarse como algo común y normal.
¡¿Qué niño aprende a caminar sin tropezarse?! Pero si una y otra vez vamos a Dios, insistentemente en oración, para que por medio de la obra de su Espíritu Santo en nosotros y sometidos voluntariamente a su Voluntad tengamos el señorío de nuestro espíritu, Dios responderá y así será.
¿Por qué? Respuesta: Porque esto es Voluntad de Dios.

Colosenses 3:8 Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.

Dios nos dio la soberanía de nuestras vidas al darnos libre albedrío, libre elección de nuestros actos. Pero si nosotros anhelamos dejar las reacciones, no ser apresurados en nuestro espíritu para enojarnos…. ¿Cómo no creer que Dios dará de su ayuda y de su fortaleza para lograrlo?

Romanos 8:32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?

Es necesario remarcar una vez más que todo esto debe ser derramado en oración, en entrega y reclamando la llenura del Espíritu Santo, sometiendo nuestra voluntad a la suya.
La decisión es nuestra. Dios nos guiará a su Voluntad pero estará en nosotros el ser obedientes; obedecer a Dios y a su Palabra es siempre un acto volitivo.
Es algo que cada uno decide día a día.

La vida de Jesucristo nos muestra que Él nunca hizo nada apresurado, que nunca reaccionó ante las circunstancias que lo rodeaban.
Se ve en el relato siguiente:

Lucas 8:41 Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa;
8:42 porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo. Y mientras iba, la multitud le oprimía.
8:43 Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada,
8:44 se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre.
8:45 Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado?
8:46 Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí.
8:47 Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada.
8:48 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz.
8:49 Estaba hablando aún, cuando vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro.
8:50 Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva.
8:51 Entrando en la casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a Juan, y al padre y a la madre de la niña.
8:52 Y lloraban todos y hacían lamentación por ella. Pero él dijo: No lloréis; no está muerta, sino que duerme.
8:53 Y se burlaban de él, sabiendo que estaba muerta.
8:54 Mas él, tomándola de la mano, clamó diciendo: Muchacha, levántate.
8:55 Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y él mandó que se le diese de comer.
8:56 Y sus padres estaban atónitos; pero Jesús les mandó que a nadie dijesen lo que había sucedido.

Veamos las presiones que tuvo Jesús desde su exterior en este pasaje:

a. Recibe presión de parte de un padre (Jairo) que tiene a su hija única enferma
b. Jairo además era principal de una sinagoga, cosa que hacía que los que observaban la situación se fijaran en que iba a hacer Jesucristo
c. La presión ejercida por Jairo era con ruegos, es decir con oraciones insistentes y públicas, postrándose en un acto de humildad y de humillación delante del señor Jesús y delante de todos
d. Cuando resolvió ir recibió presión de la multitud, tanto que le oprimían
e. Mientras iba una mujer lo toca con fe, no como el resto de la gente que lo oprimía. La mujer presiona sobre Él con su propia necesidad.
f. El Señor nos da una muestra de su confianza y fe en el Padre; en medio de semejante situación y ante la urgencia por la salud de la hija de Jairo se detiene a dialogar con la mujer que lo había tocado en fe
g. Nos muestra la importancia que le daba a la evangelización ya que resuelve dejarle claro que lo que la había salvado y sanado era su fe
h. Mientras hablaba le dan una mala noticia, la hija de Jairo había muerto según el heraldo de la mala noticia, otra presión más
i. Recibe la presión que el que trae la noticia echa sobre Jairo al decir, “no molestes más al maestro”, haciéndose interprete y metiéndose en lo que Jesús iba a hacer. ¿Quién le dijo a ese hombre que Jairo molestaba a Jesús con su insistencia?
j. Seguramente todas las miradas se dirigieron a Cristo para ver qué decía y qué hacía
k. Recibe la presión de una fe negativa expresada por las lloronas de los velorios que no tenían ni idea de lo que Dios iba a hacer por medio de su Hijo
l. Recibe la presión de los burladores que se rieron de Él
m. Jesucristo hizo uso de su autoridad espiritual y sacó afuera a todo el mundo, a todos los que sobraban. No dudó en hacerlo por dos motivos básicos:
1. Porque contaba con el ruego del padre de familia y su esposa. Jesucristo respetó el hogar y el techo de la familia que necesitaba de su ayuda y que en fe se habían dirigido a Él
2. En segundo lugar, entró con los discípulos más allegados a Él, que Él había elegido para que después lo transmitieran al resto y que dejaran, en el caso de Juan, impreso en uno de los Evangelios esto que lo había tenido por testigo.

n. Jesucristo “no les pasó factura” a los incrédulos sino que siguió su Camino

Jesucristo no reaccionó, Jesucristo accionó.
Una buena actitud para nosotros, como hijos suyos, es pasar por alto lo primero que viene a nuestras mentes y estar confiados en Él, siempre llenos de su Palabra y en plena oración. Como un golpeteo continuo, como la gota que cae sobre la roca.

Santiago 1:19 Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;
1:20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.

Dios nos dice con toda claridad, a través de la Carta de Santiago, que hay una secuencia bien definida en la manifestación de la ira que está relacionada con aquello que escuchamos y con lo que posteriormente hacemos.
La secuencia es la siguiente:

a. Pronto para oír: Estar solícitos en oír aquello que los demás expresan pero no hablar con ligereza. No hablar ligeramente, rápidamente sino…
b. Tardo para hablar: Ser tardo en hablar es tardar en hablar, no hablar como si nuestra vida o nuestro diálogo fuese un partido de ping pong o un programa de radio que no admite ningún silencio.


Proverbios 21:23 El que guarda su boca y su lengua, Su alma guarda de angustias.

Guardar nuestra forma de hablar, primeramente, nos evita angustias a nosotros mismos.

Proverbios 10:19 En las muchas palabras no falta pecado;
Mas el que refrena sus labios es prudente.

Refrenar los labios es una actitud voluntaria, volitiva. No esperemos que descienda un ángel del Señor para ponernos una mordaza en nuestras bocas, simplemente no hablemos.
El silencio también forma parte del diálogo; y muchas veces es mucho más contundente que mil palabras.
Esto se vio claramente en el encuentro que tuvieron Poncio Pilatos y Jesús de Nazaret.
La secuencia que leeremos en el siguiente pasaje nos muestra al Hijo de Dios sin emitir prácticamente palabra alguna, dominando la situación desde el silencio y siendo tardo para hablar, hablando luego Palabra de Dios con autoridad.
Pilato siendo procurador romano, representante del Imperio Romano en Jerusalén tenía enfrente al Hijo del Hombre. Aparentemente el poder era de Pilato. Sin embargo, Pilato tenía miedo.
De Cristo era el estar seguro y la autoridad, de Pilato el miedo y por esto quería soltarlo.
Jesucristo fue pronto para oír y tardo para hablar en toda su Vida.

Juan 19:6 Cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, dieron voces, diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él.
19:7 Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios.
19:8 Cuando Pilato oyó decir esto, tuvo más miedo.
19:9 Y entró otra vez en el pretorio, y dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú? Mas Jesús no le dio respuesta.
19:10 Entonces le dijo Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y que tengo autoridad para soltarte?
19:11 Respondió Jesús: Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene.
19:12 Desde entonces procuraba Pilato soltarle; pero los judíos daban voces, diciendo: Si a éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone.

c. Tardo para airarse: La Palabra de Dios pondera como una de las mejores virtudes el dominio propio, la templanza. Ser dominador de nuestro propio espíritu y saber que nuestra ira no obra la justicia de Dios. Vemos como Santiago vincula en forma directa el ser pronto para oír, el ser tardo para hablar y el ser tardo para airarse. Se puede inferir de esto que al tener mejor predisposición para oír, al ser tardo para hablar tendré también menos posibilidades de airarme.


Proverbios 12:16 El necio al punto da a conocer su ira;
Mas el que no hace caso de la injuria es prudente.

Proverbios 15:1 La blanda respuesta quita la ira;
Mas la palabra áspera hace subir el furor.

Proverbios 16:23 El corazón del sabio hace prudente su boca,
Y añade gracia a sus labios.

El sabio “hace”: ser prudente al hablar es una acción, es algo que pertenece a la esfera de lo activo.

Exponemos el siguiente versículo en diferentes versiones porque nos parece de suma importancia para el tema tratado.

Reina Valera 1960
Proverbios 15:28 El corazón del justo piensa para responder;
Mas la boca de los impíos derrama malas cosas

Biblia al día
Proverbios 15:28 El corazón del justo medita sus respuestas, pero la boca del malvado rebosa de maldad.

Dios habla hoy
Proverbios 15:28 El hombre justo piensa lo que ha de responder,
pero el malvado lanza maldad por la boca.

Biblia de Jerusalén
Proverbios 15:28 El corazón del justo recapacita para responder, la boca de los malos esparce maldades.

La Biblia de las Américas
Proverbios 15:28 El corazón del justo medita cómo responder, mas la boca de los impíos habla lo malo.

Dos posturas contrapuestas en el pasaje:

a. La actitud del justo al hablar es: pensar, meditar y recapacitar antes de responder. No hay aquí siquiera un atisbo de reacción sino todo lo contrario. El justo acciona luego de pensar, de meditar y de recapacitar lo que ha oído.
b. La actitud del impío al hablar es: derramar, rebosar, lanzar, esparcir. Da una idea de desparramar palabras con la boca. Y a esto añadimos el siguiente versículo.

Proverbios 18:21 La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.

No es difícil sacar una conclusión acerca de la actitud del impío y aquello que desparrama con su boca a la luz de este último versículo.
La muerte no es solamente dejar de tener los signos vitales en nuestro cuerpo, sino que se refiere a aquello que no transmite la Vida del Espíritu. Un necio o un impío transmiten muerte con su lengua.

Proverbios 15:23 El hombre se alegra con la respuesta de su boca;
Y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!

Por último, analizaremos un pasaje de la Carta de Santiago que nos da algunas claves para nuestra vida.

Santiago 3:1 Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.
3:2 Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.
3:3 He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo.
3:4 Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere.
3:5 Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!
3:6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.
3:7 Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana;
3:8 pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.
3:9 Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.
3:10 De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.
3:11 ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?
3:12 Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.
3:13 ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.
3:14 Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad;
3:15 porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica.
3:16 Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa.
3:17 Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.
3:18 Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.

Simplemente veamos en el pasaje cuál es la relación que hace Santiago entre la forma de hablar que debe tener todo cristiano y la propia vida de dicho cristiano.

1. Admite que este es un mal en todos los seres humanos, pero no se queda allí “llorando sobre la leche derramada” como veremos más adelante.
2. Relaciona el no ofender en palabra con el ser perfectos, es decir, con la plenitud del Espíritu Santo o con aquello que diría San Pablo:

Gálatas 2:20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

3. Habla de poner freno, como a los caballos, conforme a lo ya visto en los Proverbios
4. Nos dice que el timón de nuestras vidas es nuestra lengua. Nuestro andar diario y nuestro futuro está signado por nuestra forma de hablar. El puerto al que lleguemos dependerá de nuestra forma de hablar y de la dirección que le hayamos dado al timón de la nave que según Santiago es la lengua.
La vida y la muerte están en poder de la lengua. Es una elección de vida y es una elección diaria en oración y súplica. Nuestra lengua está relacionada con la bendición y la vida por un lado, y con la maldición y la muerte por otro; la elección es nuestra. Por esto en el pasaje siguiente Dios mismo nos da una obvia recomendación: “Escoge pues la vida…”, porque la decisión es nuestra.

Deuteronomio 30:14 Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas.
30:15 Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal;
30:16 porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.
30:17 Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres,
30:18 yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella.
30:19 A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;
30:20 amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.

5. La lengua es la que contamina nuestro cuerpo según el pasaje. Esto concuerda perfectamente con lo dicho por el señor Jesucristo:

Mateo 15:10 Y llamando a sí a la multitud, les dijo: Oíd, y entended:
15:11 No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.
15:12 Entonces acercándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos se ofendieron cuando oyeron esta palabra?
15:13 Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada.
15:14 Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo.
15:15 Respondiendo Pedro, le dijo: Explícanos esta parábola.
15:16 Jesús dijo: ¿También vosotros sois aún sin entendimiento?
15:17 ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la letrina?
15:18 Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre.
15:19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.
15:20 Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre.

6. Aunque sea evidente lo diremos: el mismo infierno inflama la lengua y su actividad. Sin dudas Satanás estará detrás de toda insinuación para que reaccionemos y hablemos aquello que no es debido.
Nuestra boca suele ser el instrumento por el cual emitimos juicio sin darnos cuenta de que, si nos aplican la misma vara con la que ejercemos estricto juicio sobre los demás, no pasaríamos la más mínima prueba de aquello mismo que juzgamos. ¡El que juzga se condena!

Romanos 2:1 Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo.

¿Por qué nos animamos a hacer aquello mismo que Jesucristo no hizo?

Juan 12:47 Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.

Mateo 7:1 No juzguéis, para que no seáis juzgados.

Parece que los corintios tenían este pecado por costumbre y parece también que emitían su juicio contra el mismo apóstol que les había predicado el Evangelio.
El apóstol les escribe su opinión que puede sintetizarse en tres puntos

a. Tenía en poco el juicio de los corintios
b. Tenía en poco el juicio de cualquier tribunal
c. Ni siquiera se juzgaba a sí mismo
d. Sabía y quería ser juzgado por el Juez Perfecto: Jesucristo de Nazaret

Cualquiera que juzgue a otro está usurpando el lugar que sólo le corresponde al Señor, El Juez de Verdad. A nadie que esté en armonía con la Palabra de Dios le agradará juzgar a otro, así como tampoco le agradará ser juzgado por nadie que pretenda cumplir un rol que Dios quiere sólo para sí mismo.

1Corintios 4:3 Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo.
1Co 4:4 Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor.
1Co 4:5 Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.

7. Según el pasaje de la Carta de Santiago, la boca también se asemeja a una fuente que, por un lado bendice a Dios, y por otro maldice al hombre hecho a imagen y semejanza de Dios; y hace una fuerte aseveración: “esto no debe ser así…” La lengua responde a aquello que hay en nuestro corazón.

Lucas 6:45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.
6:46 ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?

Una vez más se establece la relación entre la boca y nuestra forma de hablar con nuestras acciones y nuestro hacer.


8. Lo anteriormente dicho aquí se ve corroborado: la vinculación directa entre nuestra forma de hablar y la sabiduría, nuestra forma de hablar y la mansedumbre; la actividad de nuestra lengua que nos guiará, si la utilizamos como corresponde, a obras en sabia mansedumbre.
Celos, contiendas y mentira, producto de nuestras erradas decisiones, sirven a nuestro enemigo y le dan lugar a Satanás: lastimando al cuerpo de Cristo que es la iglesia, a nuestro prójimo y a nosotros mismos si la utilizamos mal. Celos y contiendas producen muerte y Dios es Dios de Vida.

9. Nuestra forma de hablar debe ser producto de mucha oración pidiendo llenura del Espíritu Santo, obedientes a la orden del Apóstol San Pablo:

Efesios 5:18 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,
5:19 hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;
5:20 dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Es notable, “…sed llenos del Espíritu Santo” no es una opción, es una orden.
Pero hay algo aún más notable, la asociación inmediata que hace Pablo entre el ser llenos del Espíritu Santo y el hablar cuando dice: “…hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones”.

10. Por último, el sabio que sabe hablar como Cristo ordena y quiere, tendrá pureza, paz, amabilidad, benignidad, misericordia, buenos frutos, tendrá certidumbre, seguridad y transparencia.
Sembrará en paz y será de bendición para aquellos que hacen la paz.

¡Bendiga Dios a su iglesia con sabiduría para que sepamos hablar conforme a su Voluntad para la extensión de su Reino!

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